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Por: Maye Rodríguez
Un gran revuelo ha causado el Jesucristo tallado en un árbol de almendro en el Parque de Las Madres, en Valledupar. Su creador se llama Pedro Antonio Ortega Durán, un artista empírico que hoy se ahoga en la desidia y la drogadicción, pero con la firme convicción de honrar a Dios sobre todas las cosas.
La obra fue esculpida en el único árbol de almendro que queda en el parque. La inició hace dos años, pero apenas hace quince días le empezó a dar forma, en un árbol que la misma naturaleza le regaló a esta tierra en forma de cruz, y que hoy se ha convertido en un verdadero monumento.
Desde ayer domingo, Valledupar amaneció revuelto, los planes a ríos y lugares de esparcimiento, se cambiaron por la visita al hermoso Jesucristo que hoy se muestra con los brazos abiertos en el centro del parque. Hombres, mujeres, niños, jóvenes, artistas y visitantes, se acercan al lugar a venerar la imagen religiosa que se muestra tan perfecta, como las cosas de Dios, que hoy ha utilizado a una persona sumida en el vicio para reflejar la hermosa imagen que mide unos dos metros aproximadamente.
Curiosamente Pedro Antonio Ortega estuvo ayer de cumpleaños, y vaya celebración tan especial al recibir el cariño de las personas creyentes de Dios, quienes le demostraron que no es un ser invisible, tiene mucho valor por lo que hace y no por lo que tiene.
“Al terminar la obra me glorifico en Dios, es un legado que le dejo al Parque de Las Madres. Si el hombre se inclina en la fe, sería perfecto, y es lo que yo estoy buscando en Dios”, fueron las palabras de Pedro Antonio al llegar a la plaza, donde lo esperaba un grupo de personas para agradecerle por tan hermoso regalo y a la vez ofrecerle una serenata por el día de su cumpleaños.
Ayer lució cambiado, su imagen fue renovada y hasta en un restaurant fue llevado a celebrar su día, por parte de un vecino, quien hizo la obra en esta persona, que además de la bendición del Señor, necesita del respaldo de todos.
INTENTOS POR REHABILITARSE
Pedro Antonio Ortega Durán tiene una familia que siempre ha procurado ayudarlo, pero no ha sido posible ganarle la batalla al mundo de las drogas, así lo manifestó Eduin Durán, tío del artista, quien al escuchar lo que había hecho su sobrino, acudió al Parque de Las Madres llenó de orgullo y satisfacción.
Sobre la vida de Paedro, manifestó que ha sido una persona muy golpeada por la vida. A la edad de 8 años, quedó huérfano al morirse su padre Eduardo Ortega. Es vecino del barrio Obrero en Valledupar, donde aún reside con su madre Ivonne Durán, quien por años también ha intentado rescatar a su hijo.
“Pedro desde niño ha sido talentoso, culminó sus estudios de bachiller, pero su arte lo ganó en la vida, nunca estudió lo que hace, pero es un hombre muy creyente de Dios y por eso busca plasmarlo donde tiene la oportunidad”, afirmó sentado frente a la obra que miraba una y otra vez.
Recordó que Pedro cayó en el mundo de las drogas desde que era muy joven, justo cuando regresó de cumplir el servicio militar en el Ejército. Comenzó con la inofensiva marihuana, hasta que poco a poco ha estado sumergido en este oscuro mundo del que no ha podido salir.
En tres oportunidades ha sido internado en centros de rehabilitación en Valledupar y Santa Marta, pero no han sido exitosos. El último intento se hizo hace poco para trasladarlo a Bucaramanga y cuando ya todo estaba listo, se escapó no supimos más de él.
“No es loco, tampoco de la calle, al contrario, es un creyente de Dios y la Palabra, le gusta hablar con personas cultas, pero lamentablemente está ahogado en el vicio, necesita ayuda,”, dijo.
Dorian Durán, también familiar de Pedro, pidió a las autoridades ayudar a preservar esta hermosa obra que hoy Pedro, sin tener dinero, regala a la ciudad. “Valledupar es un pueblo católico por excelencia, y este Jesucristo bendecirá con misericordia a todos sus habitantes”.