Cada vez que Petro se pierde del cuadrante, la vaina es noticia, ¿no se han fijado? Que nadie sabía en dónde estaba, que, si llegó o no llegó a tal reunión, que qué es lo que pasa.
Yo no sé si seré disléxico o qué, pero para mí la noticia no es que se pierda, si no la extrema atención de sus opositores por saber su paradero. Es una atención “depredadora”, de animal carnívoro que sigue a su presa para cazarla. “Hay que conocer el paradero de Petro a todo momento para ver cuándo se presenta la oportunidad de matarlo”, parece ser el mantra de ese seguimiento perverso y hostigante.
Por supuesto, a nadie se le pasa por la cabeza que por eso precisamente es que Petro se pierde. Un tipo como Petro no puede ser “predecible”, todo lo contrario, necesita ser impredecible, evasivo, esquivo. El día que siga una agenda al pie de la letra, lo matan. Sus posibilidades de supervivencia radican en ser impredecible.
Esto no tiene nada de nuevo, en realidad. En el mundo de la inteligencia existe un concepto llamado “tradecraft” que se refiere a técnicas para la ejecución de operaciones. Si tú tienes que poner una carta en un buzón de correos, por ejemplo, tú no vas derecho al buzón y metes la carta en la ranura, porque te pueden estar siguiendo y te pueden interceptar. Por lo tanto, primero tú coges un bus y te bajas en una estación cualquiera, asegurándote de sentarte en la última fila del bus, para ver a todo el que entra al bus, solo en caso de que te estén siguiendo. Luego, coges un taxi y te bajas en cualquier parte, para verificar que nadie sigue al taxi. Más tarde caminas por ahí para ver si alguien te sigue a pie. Luego de caminar un rato y estar seguro de que nadie te sigue, te acercas con discreción al buzón y sueltas la carta. “Tradecraft” se llama eso.
Lo mismo acá con Petro. El man se pierde 24 horas o llega tarde a alguna parte, sencillamente para descolocar a potenciales seguidores. Seguro incluso apaga el celular en ocasiones para evitar una geolocalización a través de su celular. Eso es evasión standard de cualquiera que sepa una o dos cosas de operaciones de inteligencia.
Pero sus potenciales asesinos quieren saber a toda hora en donde esta, para ver en donde se presenta la oportunidad de darle plomo.
Y como cortina de humo, esos mismos que buscan asesinarlo, salen y dicen que a los que los quieren matar es a ellos, y salen a decirlo con historias que no les creen ni sus madres.
Esta administración de Petro es como una de esas historias de segregación racial en los Estados Unidos en donde al pobre muchacho negro recién admitido en tal o tal escuela de blancos le hacen de todo para atormentarlo.
Es un acoso a todo nivel, desde todo tipo de ángulos: mediático, físico, político, económico, legal, etc. Por eso me parecen patéticos esos que se unen a ese acoso viniendo a redes a decir cualquier estupidez para acosar a Petro. Eso es como “linchar al negro” en Alabama en 1950, y eso es una vaina de pobres diablos. Comenta algo cuando valga la pena comentar, pero venir a destilar odio sin necesidad o argumentos, es participar de ese acoso, y yo, solo por orgullo, no me uniría a ese combo de acosadores. ¡Qué patético! Decir al cabo de unos años “yo fui de los que hostigué a Petro todos los días durante 4 años, solo porque era un morenito de izquierda que no era de mi clase” me haría sentir una pichurria, un moco, y yo me sentiría un pobre diablo al tener que aceptar esa condición. Pero yo no voy a intentar sacar a nadie de su pobrediablismo. La inteligencia es como las esferas de energía de un átomo. Tú puedes nadar como un electrón el resto de tu vida en tu nivel de energía, sin salir nunca de ahí, pero hay otros que “absorbemos” energía y saltamos a otro nivel más elevado. Caracterizarme como “hostigador”, de lo que sea y de quién sea, me disminuye como ser humano, yo nunca voy a entrar en ese juego. Me sentiría como un resentido, y no hay nada que me afecte más que parecer que soy resentido, pues creo que no tengo razones para serlo.
Ahí tienen los resultados de una agenda previsible en el Ecuador: Candidato Presidencial asesinado. Todo el mundo sabía para dónde iba Villavicencio y cuándo, y lo esperaron y le metieron 3 balazos.
Siga llegando tarde o no llegando, Señor presidente, que a los tipos puntuales de su talla sólo les esperan 3 balazos o una bomba.
De hecho, le voy a dar un consejo: 3 meses antes de que Barbosa se vaya, cambie la agenda el día antes o el mismo día. Y lo que pueda cancelar, cancélelo. No salga, no de papaya, no vaya a mítines llenos de gente. Lo están siguiendo para matarlo, no se equivoque…
Por eso les duele cuando se pierde y es noticia…