Para hacer frente a las emergencias que, muy posiblemente, se sigan presentando, el gobierno departamental habilitó la Sala de Crisis de la Oficina de Riesgo de Desastres. Esto se originó luego de identificar las afectaciones dejadas por los incendios forestales que arrasan con una significativa parte de la Sierra Nevada, y que aún no se ha podido controlar. Las autoridades estiman que unas mil hectáreas han sido consumidas, incluyendo dos pueblos indígenas, Seynimin y Waniyaka.
Esto, según información entregada por líderes de las etnias que habitan en las inmediaciones, tiene epicentro a la altura de Nabusimake y Sabana de Crespo, colonizaciones que vieron desaparecer entre las llamas unas 30 casas de techo de paja, la escuela primaria, el puesto de Salud, además de parte de su ecosistema. Este evento obligó a la activación de los mecanismos de ayuda con la coordinación de los distintos organismos de socorro, la Cruz Roja, la Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos. Asimismo, la Procuraduría, la Policía, el Ejército Nacional y Corpocesar entre otros. Mientras tanto, se harán llegar ayudas humanitarias, entre estos mercados, herramientas de trabajo y cuatro voluntarios para prestar primeros auxilios, a las comunidades indígenas afectadas por los incendios que se vienen extendiendo por los fuertes vientos que alcanzan los 70 kilómetros por hora.
“Es importante hacer un llamado a la población como comunidad indígena, habitantes de todo el departamento, no hacer socola en esta época, porque la información que tenemos es que la mayoría de los incendios han sido generados por este sistema y los vientos están muy fuertes”, manifestó la Jefe de la Oficina de Riesgo del Departamento María José Páez.
