Por: Martín Nicolás Barros Choles
Las posesiones de nuevos mandatarios o gobernantes, local, distrital y departamental; van cargadas de expectativas y deseos, de mejorías o cambios, de parte de los electores, tantos los que eligieron, como también los derrotados, debido a que el gobernante, rige de manera general para todos, en igualdad de derechos, tanto para unos, como para otros, sin distingos preferenciales, sujetado a normatividades y disposiciones, constitucionales y legales vigentes.
En las posesiones de alcaldes y gobernadores, son fervientes en alborozos efusivos y emotivos, de quienes albergan esperanzas, para superar condiciones transformativas, que permitan aperturar espacios participativos, motivar optimismos, direccionando; proyectos y programas incluyentes, que afiancen la confianza popular, perdidas y arrastradas por incidencias continuas, de estancamientos, causas de corrupción, inseguridad pública e ineficiencias, en operaciones administrativa. La gente quiere gobernantes que se hagan ver y sentir, dejando huellas positivas, durante el periodo de Gobierno, en el término de cuatro años.
2024: año de reivindicación administrativa
El éxito de las administraciones depende de variados factores y equipo humano, de calidad y experiencia, en asuntos y temas, que atañen funcionalmente, articulando, acoplados, sincronizados y sintonizados, de manera directa, en comunicaciones, correlativas e interactivas. El problema de los gobernantes radica en las deudas que le generaron, las inversiones de las campañas política electoral, para lograr el triunfo, cuya recuperación de pagos es prioritaria, en favor de aportantes, por compensación, cuyos acreedores exigen, les correspondan con asignaciones en contratos, burocracias o pago efectivos, sobre saneamientos de negocios politiqueros. Por estos hechos, los mandatarios quedan amarrados y acorralados a la corrupción, perdiendo facultades para responder a los compromisos, propuestas y ofertas; exteriorizada en campañas de manera popular.
La improvisación del equipo humano que conforma el Gobierno requiere de tiempo y comunicaciones, para acoplarlo y sintonizarlo, a la dirección que traza el mandatario, para ejecutar el programa de Gobierno y Plan de Desarrollo, asignando y delegando responsabilidades particularizada, a sus agentes subordinados; facilitando los medios pertinentes y adecuación de espacios, para labores y operaciones administrativa.
Las oficinas de dependencias de las secretarías de despachos carecen de los medios y elementos, que se requiere, para garantizar eficientes servicios, tales como: escritorios, equipos de sistemas, impresoras, wifi, elementos de consumos etc. Los detalles de deficiencia y precariedad, no la informan en el empalme y de informarla, debería tenerse en cuenta, para resolver problemas, que terminan afectando a toda la administración.
Los que no dan la talla, restan en vez de sumar, aquellos que nombran por cuota, correspondiendo a compromisos politiquero, de quienes aportaron dineros o cualesquiera medios económicos, para financiar las campañas. El mandatario muchas veces queda sin opciones, para seleccionar y escoger, al que mejor les parezca o considere por calidad y experiencia, de personas idóneas, por obligación de complacencia impositiva, cuya suerte de resultado, es incierto o un juego de azar.
No es fácil articular y engranar, equipo humano de trabajo, sin noción, ni el libreto, de lo que se va a hacer, desde que inicia el gobierno, hasta cuando se despide. Dejar a cada uno, de su cuenta, sin atenciones, coordinación, ni controles, es contraproducente, riesgoso y negativo, para la administración de gobierno, que debe velar, por el bienestar interno, alcaldes y gobernadores.
De la calidad, capacidad informativa y experiencias operativas; de quienes conforman el equipo humano de trabajo, técnico-profesional, en gobiernos, municipal y departamental, ocupando los cargos de: secretarías, direcciones, asesores y consultores, dependerá el éxito o fracaso de algunos mandatarios, cuando no logran acoplar y coordinar, las operaciones, direccionadas por el mandatario. Seis meses son suficientes, para valorar y calificar, acciones, gestiones y labores; ejercidas y ejecutadas, de manera funcional e integral. Los que no producen, atrasan: proyecciones, programas, deberes, oportunidades y compromisos.
Los mandatarios deben entender, que ellos son de elección popular, en consecuencia, deben corresponder, no solo a sus electores que los eligieron, sino a todos los habitantes, de manera indiferente, en términos de equidad e igualdad. Gozan de facultades, atribuciones y autonomía territorial; para los manejos internos y externos. No asuman las administraciones territoriales, de cuatro años, como una propiedad privada, para explotación familiar-política, de beneficios exclusivos únicamente, en favor de aportantes económicos, en campañas a candidatura.
Los que aportan trabajos en campañas, no tienen expectativas de vinculaciones en las burocracias, por que quienes ponen la plata, reclaman y exigen, cargos y contratos.
El exgobernador de La Guajira y padre del actual gobernador, Jairo Aguilar Ocando, en la ceremonia de posesión de su hijo, ‘Jairito’ Aguilar Deluque, pidió a los medios de comunicaciones, vigilar las gestiones del nuevo Gobierno departamental. Los medios de comunicación son esenciales, para intermediaciones, de informaciones y comunicaciones, masivas e instantáneas, de manera objetiva para gobernados.
Es una forma de mostrar transparencias en operaciones de Gobierno. Lo que no se debe es abusar de los medios, con sobornos o amenazas, ni mucho menos, que estos, se dejen utilizar, para manipular, callar, distorsionar, desinformar, parcializar, extorsionar o constituirse, en sicarios de la comunicación, como actualmente ocurre con algunos, directores y comunicadores, que degeneran y arrastran, el desacredito popular del periodismo. Cuando estos, deja de ser objetivo, para colocarse al servicio del dinero, la delincuencia y corrupción; resulta nocivo y peligroso en la convivencia social
Las cosas que bien se hacen, van por buen camino, no hay por que temer. La corrupción es lo que daña. Los mandatarios deben aprovechar el periodo de gobierno, para dar lo mejor. No pierdan tiempo en demasiados agasajos, discusiones improductivas e indecisiones. El termino de cuatro años, no es que sea de mucho regodear. Cumplan compromisos de campañas y no se desconecten de la gente, convocándolo a participar en espacios del Gobierno.
Estaré atento a participar democratícenme, opinando sobre hechos y observaciones, con sentido: ejecutivo, contributivo, progresivo y de utilidad común para La Guajira.