CARNAVALES Y CARNAVALES- Por: Felipe A. Priast

Compartir

Loco, anoche me puse de desocupado a hacer un estudio comparativo entre el Carnaval de Barranquilla, el Carnaval de Río, y el Carnaval de Venecia.

Entendiendo las diferencias culturales de cada país, yo quería intentar descifrar por qué el Carnaval de Barranquilla no me termina de llenar, y por qué otros carnavales me parecen mejores, y estos son los resultados de mi estudio:

Primero que todo, Río es una gran ciudad, planeada modernamente, con un gran malecón, amplias vías y un marco de ciudad impresionante: El Corcovado, Pan de Azúcar, Ipanema, Lebrón, y la Bahía de Guanabara. Y el mar. El mar es un aspecto crucial para un buen carnaval, la proximidad con el mar.

La ciudad tiene un sambodromo majestuoso, amplio, cómodo, alto, con tribunas altas, y el espectáculo es una belleza de ingenio y creatividad. La superioridad “cromática” del Carnaval de Río es indiscutible. Los desfiles son nocturnos, y los colores de las comparsas y las carrozas siguen un patrón cromático de buen gusto. Es decir, disfraces lindos, elaborados, con buenas combianaciones de colores. Vi, por ejemplo, una comparsa de morenos vestido de overall azul, con cascos dorados, y a pesar de la sencillez del disfraz, el conjunto se veía muy bien y la comparsa muy chevere.

La música en Rio es perfecta para el carnaval, pues es música alegre, con mucha guitarra, cavaquiño, pandereta, y coros polifonicos.

Por encima de todo, la gente se prepara para el carnaval y las lideresas de las comparsas siempre son mulatas majestuosas, esbeltas, altas, hermosas, que se ven como diosas con esos disfraces elaborados con lentejuelas y plumas. El Carnaval de Río es un evento lleno de colorido y riqueza cromática, pero al mismo tiempo, de buen gusto.

El Carnaval de Venecia es otra vaina. Es un carnaval europeo en la tradición de los bailes de máscaras de los siglos XVII y XVIII, en donde predomina la elegancia de los disfraces de esa época y las bellas máscaras de los antiguos bailes de máscaras de épocas cuando aún predominaba la aristocracia. Es un carnaval con linaje, con historia, aristocrático, con opulencia, en un marco inmejorable porque difícilmente hay una ciudad más bella que Venecia. Ver esos disfraces con el Palacio del Dux al fondo, en la plaza de San Marcos, entre gondolas, con toda la opulencia de la rica Venecia de hace 6 o 7 siglos, es un espectáculo hermoso, un desfile de buen gusto y clase. Es un carnaval para aristócratas el de Venecia.

Y luego está el Carnaval de Barranquilla. ¿Por qué pierde, para mi, el Carnaval de Barranquilla al compararlo con otros carnavales?

Porque creo que carece de mucho de lo que he mencionado arriba. Yo no sé cómo hacen en Rio con las carrozas, pero en Rio no se ven tractomulas con avisos de la Olímpica.

Los atuendos de los participantes en el carnaval de Barranquilla también son pobres comparados con los de otras partes, pero no porque no haya plata, o porque los brasileños sean mejores diseñadores, sino porque el carnaval de Barranquilla tiene como paradigma principal la mamadera de gallo y el perrateo. En Rio y Venecia todo el mundo está liberando lujuria, como en todo carnaval, pero la GENTE ES SERIA A LA HORA DE BAILAR. Para organizar un carnaval bonito, vistoso, de atractivo internacional, tu tienes que actuar con seriedad, bailar con seriedad, hacer coreografía con seriedad, ser un carnavalero “serio”. En Barranquilla no hay seriedad. Todo el mundo se zampa una camisa con mil colores que parece un papagallo y se auto-declara en estado de carnaval, y así no es, si lo que quieres es tener un gran carnaval. Y voy a hacer una comparación “avicola” entre el Carnaval de Barranquilla y el Carnaval de Río. Mientras el carnaval killero es un Tucán, el Carnaval de Río es un Pavo Real. En el carnaval de Río no vi a nadie con esas camisas de mil colores que se zampan en Barranquilla, y tampoco vi Maizena. En Rio predominan las prendas de colores sólidos monocromáticos, cortados con otras prendas también monocromáticas. Por ejemplo, un pantalón todo blanco, con una camisa toda roja, y un sombrero todo negro, combinaciones de prendas monocromáticas que en conjunto “cortan” bien. En Rio usan mucho el dorado y el fucsia, y la inspiración de los disfraces femeninos siempre parece venir de una Pavo real: lentejuelas, brillo, plumas. En Barranquilla es un carnaval de “algodón” y prendas policromáticas. Mucha cumbiambera con vestidos con rojo, amarillo, blanco y verde en trajes de algodón o lino. Algunas veces satin. Es un carnaval con disfraces con pobre o mal gusto, porque incluso para disfrazarse se puede tener mal gusto.

Y señoritas barranquilleras, quizás lo más importante 😀: la sensualidad. En Rio las mujeres muestran más “carne” y de eso es de lo que se trata un carnaval, de la carne. Es la fiesta de la carne antes de entrar a la cuaresma. Mucha vieja biringa en Rio, y eso ayuda al espectáculo. En Barranquilla hay mucha “saporrita” con disfraz de cumbiambera que no inspira ni un mal pensamiento. Yo en un carnaval lo que quiero ver es una mulata sexy, con tacones, medio encuera, que me den ganas de mamarmela jajajaja, esa es la verdad, no una saporrita cubierta del cuello hasta los talones bailando con una vela. El Carnaval de Barranquilla es un carnaval “mojigato” al que le falta sensualidad.

Sin embargo, por ahí me mandaron un vídeo de un espectáculo grotesco en donde salen un man encuero y una vieja encuera en el techo de una camioneta, por la calle 44, como si estuvieran culeando. Tratando de ser sensuales, lo que consiguen es ser grotescos. Eso no es carnaval, eso es espectáculo BDSM.

Y finalmente, Barranquilla no es ciudad costera como Río o Venecia, y hace falta el mar y un marco más bonito. Ese desfile de la Batalla de Flores, por una calle medio estrecha, entre un poco de casas feas y sucias, entre locales de almacenes, con palos de matarratón al fondo, con los cables de luz bajitos de tal modo que toca cortarles la cabeza a las carrozas más grandes, es un marco deficiente. Barranquilla es un buen vividero, pero no es una ciudad bonita, es la verdad, y un gran carnaval requiere de un marco arquitectónico bello, un background majestuoso que resalte la fiesta. No es la misma vaina rumbear con el cerro de Pan de Azúcar al fondo y la Bahía de Guanabara al frente, que rumbear con un concesionario de Claro al fondo, y una Olímpica al frente. Y ni comparemos con Venecia.

Barranquilla tendría que mover los desfiles al malecón del Río. Entre más cerca al agua estén esos desfiles, mejor.

Y hay que meterle más sensualidad. Anoche vi 6 comparsas de cumbiamberas forradas desde el cuello hasta los talones, bailando al son de flauta de millo. ¡Qué vaina tan aburrida! Y ese bailao de cumbia que es más aburrido que el carajo, esa vaina parece una procesión de campesinos. Toca empelotarse, sacar el millo y meter otra vaina, meter más lentejuela, más disfraz monocromático, más tacón alto de striptisera. ¿Qué emoción puede causar en un hombre una cumbiambera saporrita que parece la mesera de un restaurante típico, bailando agarrándose la pollera, con unos zapatos planos? ¡Nada, loco!, y el objetivo de un carnaval es alborotar la “carne”.

Y lo mismo las mujeres: ¿cuál es la emoción o la sensualidad de ver a un man con un machete de palo haciendo como si cortara una mata de arroz, con un sombrero vueltiao’ y una guayabera? ¿No les movería más la carne un man de pecho peludo con el torno desnudo y bronceado? No hay nada más antisexy que un sombrero vueltiao’. Como serán de antisexies que ni siquiera a las mujeres se les ven sexies. Yo veo una vieja con un sombrero vueltiao’ y se me baja la pinga 😀. El sombrero vueltiao es un “matapasión”, es como ver a mi abuelo cuando regresaba de la finca….

Incluso la sensualidad de las máscaras en Venecia tiene más veneno que esas pobres cumbiamberas saporritas de Barranquilla con sus polleras multicromaticas que les llegan hasta los tobillos y esos manes de sombrero vueltiao’…

De hecho, yo no hablaría de “carnaval” para hablar de lo que hacen en Barranquilla. Lo que organizan en Barranquilla es un “festival”, una fiesta típica, pero carnaval-carnaval, no es.

Falta mucha “carne” con hambre de sexo para que la fiesta de Barranquilla sea considerada un verdadero carnaval…

 

 


Compartir