Cartagena es tan corrupta, pero tan corrupta, que en Colombia la única lista del Pacto Histórico a Congreso con vainas raras fue la de Cartagena, esa en donde trataron de colar a la mujer de un paraco.
Por eso, cuando ayer leí que a la presidenta del Concejo de Cartagena, Gloria Estrada (ver foto abajo), una vieja de la cuerda política del senador Lidió García Turbay (ver foto abajo) la cogieron con un kilo de cocaína, yo ni me mosquié.
Eso es normal en Cartagena, ser político, paraco y traqueto a la vez, en Cartagena, es lo normal. Es la ciudad de Juancho García, de Juanqui Gossain, de Piedad Zuccardi, de los 6 alcaldes en un año, ¡en fin!
Cuando yo era pelao, por ahí con 18 años, aspirábamos con mis amigos a tener carreras profesionales: doctor, odontólogo, ingeniero, abogado, administrador de empresas…excepto por un buen amigo mío de una de las mejores familias de la ciudad, quien decía sin él más mínimo de vergüenza: “Yo lo que quiero es tener un cargo público pa’ robá”. Ese era el sueño de mi amigo “de bien” de Cartagena.
Y tuve otros dos conocidos que sólo aspiraban a ser traquetos.
Para mi es difícil articular la fascinación que causaron en Cartagena los traquetos paisas a finales de los 80s y principios de los 90s. Media Bocagrande quería traquetear o andar con traquetos. Llegaba la temporada de la Feria Ganadera, y media Bocagrande sacaba su poncho e iba a la feria con poncho paisa.
De hecho, el combito de amigos de Juanqui Gossain, un combito de pobres diablos del que prefiero no hablar, tenía como ídolo a un traqueto paisa que venía del Amazonas escondido. Estos pobres diablos lo idolatraban porque este traquetico tenía una “cuatro puertas”, una de esas camionetas Toyota de traqueto que causó furor a finales de los 80s. Salir a pasear en esa “cuatro puertas” era tocar el cielo para estos pobres idiotas.
Y conozco a otro personaje en Cartagena, tan bien como el que quería “robá” en un cargo público, que decía con desparpajo mientras jugaba dominó: “Mi llave, entre trabajar y traquetear, prefiero traquetear, ¿si o qué mi llave?”, y chocaba sus manos con su “partner” de domino para sellar el chiste con una celebración olímpica.
Y esa es la gente dizque “bien” de la ciudad, porque, créanlo o no, yo me movía en ese ambiente.
Entonces, que cojan a la presidenta del concejo de la ciudad con coca, millones en efectivo y pistolas, no es nada sorprendente. Todo normal en “Cartacho”, business as usual.
Liberal la concejala Estrada, de la cuerda de Lidio García Turbay, de los Turbay bandidos de Bolívar; del mismo partido de Juancho García, de Piedad Zuccardi, de Juanqui Gossain, es decir, de todos los bandidos históricos de Cartagena. El liberalismo de Cartagena es la cuerda de ratas más impresionantes que existe.
Tampoco es que en Cartagena ser de un partido o de otro haga la diferencia. Los conservadores, los de Cambio Radical, los del CD, los de la U, todos roban y traquetean y hacen vainas raras. Hasta los progresistas de la ciudad son torcidos.
Nunca se me olvidará que, hace unos años, en unas elecciones de alcalde, el Dusco Vélez, jefe de Campaña del candidato Alejandro Betancourt, alias “el Pecas”, le dejó tirada la campaña al Pecas una semana antes del día de la elección cuando se dio cuenta que su gallo iba a perder, adhiriendo al candidato Guerra, un bandido que ganó las elecciones, pero que acabó depuesto al poco tiempo.
Es el único caso en la historia de la política en donde un jefe de campaña de un candidato deja tirado a su candidato una semana antes de las elecciones para adherir a la campaña de su rival. Esa vaina no tiene nombre, es única en la historia de la política universal.
Una concejal con un kilo de coca, en Cartagena, es como ver un mico en el Amazonas, un lugar común. Cartagena da para más, Cartagena es más corrupta que eso. Mucho más, en realidad.
Y si un cartagenero alguna vez te pide plata prestada, no la esperes de regreso, ni siquiera si es pariente tuyo. Tumbar a amigos con plata prestada es “standard procedure” en Cartagena.
Y ni se les ocurra hacer negocios con un cartagenero. Es decir, no hagan negocios con cartageneros en donde tu pongas la plata y el cartagenero “las ideas” porque el cartagenero te va a tumbar.
Yo hubo una época en la que le daba palo a Cartagena día de por medio. Ya ni siquiera me desgasto. La corrupción en Cartagena ya no me sorprende, es asumida.
Si a mi me preguntan que cuál es la ciudad de Colombia que más necesita de Petro, yo diría que es Cartagena. Esa combinación de políticos turcos, el Uribismo degenerado de la clase alta, La Gata, los García Zuccardi, los Araujo, y la pobreza e ignorancia de la población afro de la ciudad, ha creado una “Haití” en Colombia.
Cartagena es Haiti, ni más ni menos.
Ningún ciudadano de Colombia tiene más instancias para ser robado que un cartagenero.
Si no te roban los Araujo el predio en donde vives, llega un García-Zuccardi-Romero y te roba la salud, o un Dager o un Gossain o un Turbay hace un cartel con alguno de tus beneficios, o te amenaza un paraco de los
muchos que abundan en la ciudad, o te roba algo La Gata, o te roba algo alguno de los muchos alcaldes y concejales populistas de la ciudad que roban con cualquier excusa.
En Cartagena cualquier trámite burocrático es con mordida.
Y ni hablemos del Concejo de Cartagena, el cuerpo legislativo de la concejala Estrada. Desde extorsión, hasta robo flagrante, pasando por narcotráfico y tráfico de influencias. Un concejal de Cartagena, por plata, hace lo que tú quieras. Las inhibiciones administrativas y gerenciales no existen en Cartagena, todo se puede.
A todas estas, ¿qué pasó con el caso de Juanqui Gossain? Lo condenaron la Procuraduría y la Contraloria por el caso del “cartel de la hemofilia”, y la Fiscalía nunca lo condenó. Doctor Barbosa, ¿ahí que pasó?
¿A quien le pagó Juanqui para no irse preso, Doctor Barbosa? ¿Fue a través de los Char la vaina? ¿A través de German Vargas Lleras?
¿Qué se necesita para meter preso a un bandido que ya ha sido encontrado culpable por la Procuraduría y la Contraloria por desfalco del tesoro público?
Y la cereza en el pastel de Cartagena es un Armada medio torcida, una Armada Uribista.
Yo no sé para quién Cartagena será “fantastica”, como canta Carlos Vives, porque para mí es Haití…
En realidad, lo único que falta es que la concejala Estrada acabe hablando patois…