Cuando el carnaval se mezcla con la política, los polvos se mezclan con todo. En Valledupar no se pierde la tradición carnavalera y los políticos no se pierden de Valledupar, al menos en campaña, lo cual nos permite hacer la fiesta de los dioses Momo, Baco y Arlequín y después cargar con nuestra cruz, como sucede desde tiempos remotos.
Mientras el fundingue transcurre, el rio sigue corriendo con sus aguas opacas y las brisas con sus fuegos tormentosos. Pero celebrar es mejor. La copa está lista, por eso esta columna es un coctel, después de carnaval y justo en la señal de la cruz.
Los gobiernos persiguiendo al narcotráfico, sin saber que a mayor adicción está en nuestras manos, desde hace tiempo, los celulares son nuestra adicción total, en poco tiempo toca aprender el lenguaje de señas, por la voz perderemos sin darnos cuenta. No quiero imaginar el primer apagón en la nube, no quiero imaginarme como será un día sin esos aparaticos, sin datos y en blanco, eso sí sería la hecatombe!
El Día mundial de la radio, con excepción de las cadenas nacionales y Radio Guatapurí en la parte local, pasó con pocos ruidos, entre otras porque se supone que todos están pegados al bicho celular, olvidando ese maravilloso invento de educar, entretener, informa y acompañar de forma gratuita y masiva. La noticia es que ya un primer país, acabó con el sistema de frecuencia antiguo y se quedó con la digitalización total. Para el caso vallenato el momento es para llorar, el periodismo casi en su totalidad de marchó a las administraciones del gobierno municipal y departamental, y desde allí hacen relaciones publicas que es lo que se hace desde la burocracia, no es posible hacer periodismo objetivo, serio e investigativo, así le metan el nombrecito de institucional y organizacional, conveniente a las empresas y a los mandatarios, pero a la comunidad, pocon, poquito, nada.
Si a algún mandatario se le ocurriera enviar de maestros a tantos periodistas o comunicadores, será su mejor obra y al menos dignificaría un ejército de buenos profesores y no de muchachos sin oficio, y menos, fotos, audios y promesas. Revisando sus diplomas, por supuesto, chimbos hay por cantidades. Al menos cumplen el principio de la prensa: los periódicos tienen las mismas llenan el mismo número de páginas, haya noticia o no. El cuento queda corto y da para rato. Es evidente que un montononón de colados se metió a la piña, que los tesoreros de campañas políticas están que se cuelgan del primer árbol, pues exigen como si fueran periodistas reales. Ay no, esto se acabó!!
Sigamos de coctel. El famoso grupo Kavrass invadió las redes por un “cachito consentido” entre la esposa de uno de sus muchachos, que la cosa, sigue para telenovela,! aquí va a ve vaina! Un lustro después, hasta ahora se entera. Siempre los cachos son así y si son de cabra, mejor. Averigüen con los campesinos guajiros cuanto duele una espina “cachoecabra” en la piel. Supongamos que fue un cachito farandulero.
Mientras los Kavrass mostraban sus cachos como cosa natural, en el Club de elite de nuestra ciudad, la esposa del hermano del Archiduque de turno, perseguía a una querida dama de alto estrato, mientras las niñas desfilaban con sus atuendos y colores, entonces su esposa, llamémosle “tigra herida”, olió y sintió los rugidos de su tigrillo rico y poderoso, y soltó una perla que inicia las frases del año: “ Oyee, estás pilllao, un hombre que hasta chiquita la tiene, te advierto que has llevao buen cacho!!
Si el caso hubiera ocurrido en los bailaderos populares como “La Cañaguatera” o la “Pelaviejo” es normal, pero en el centro de relaciones públicas de más caché de la ciudad, eso sí que es noticia. Amarilla o rosada, pero noticia al fin.
Cerramos este coctelito de jueves, atacando los absurdos y delincuentes actos de los “elenos” por las carreteras nuestras, bárbaros! Sigue la ola de atracos en la ciudad, ya ni los carros superblindados se salvan y menos personalidades de alto reconocimiento social, ni para que decir los diarios reponeros de bolsos y celulares. Aquí sí que estamos “petrificados” ante el delito. Es mejor reírse, si no hay circos, basta escuchar los programas políticos de casi todas las campañas; hay dos opciones, reír o llorar, en mi caso, escojo la primera.
P.D. El Club Bololó y su sección cultural hicieron un buen ejercicio en Banrepública sobre la importancia de la lectura, Amparo Bello, Carlos Quintero y los asistentes, con la coordinación de Aquiles Hernández, pusieron la nota. Después un baile de carnaval con capuchones cerró la fiesta. A Propósito el Club Bololó, sede central, cambió de administración, se espera más música y cero clavijas. Buen jueves!