Últimas semanas moviditas al interior de la Colombia Humana. La crisis institucional en los Estados Unidos causada por la escabrosa salida de Trump del poder le dio un chorro de brisa fuerte a barlovento a las aspiraciones a la presidencia de Gustavo Petro, y eso, sumado a otros eventos en Colombia, lo propulsaron al tope de las opciones para el 2022. No sería una exageración decir que, por primera vez en la vida política de Petro, el hombre tiene el libro de cuentas en negro. Hay activos, hay con que aspirar a ganar. Los rivales se le caen a granel y lo que pasa en el mundo lo ayuda. Como dice Valenciano que decía el Pibe Valderrama cuando le entraba plata “¡Hay maíz, hay maíz!”.
Creo que sí. Creo que Gustavo Petro puede decir en estos momentos que “hay maíz”.
En realidad, hay tanto maíz que ya se le están pegando “sahinos” para comer un poco de ese maíz. El más notable, sin duda, de estos sahinos oportunistas es “Talleyrand Curramba”, mi estimado Armando Benedetti.
Hace como 8 o 9 años mi hermano, quien casualmente estudio con Talleyrand Curramba en el Liceo de Cervantes de Barranquilla, osó comparar a Benedetti con Charles Maurice Talleyrand-Périgord, Príncipe de Benevento y uno de los políticos más zorros y sagaces que ha dado la política de todos los tiempos. Para mi hermano, la sagacidad política del Talleyrand de Curramba se asemejaba a la sagacidad del Talleyrand parisino, pero de inmediato yo intervine para detener esa blasfemia antes de que agarrara vuelo. ¿Comparar a Talleyrand con Benedetti? “¡Por favor!, ¿cómo te atreves?”, le dije a mi hermano, y creo que en ese momento estaba en lo correcto. Talleyrand, el original, además de una gran sagacidad política que le permitió servir bajo 4 regímenes en la Francia convulsionada pre y post revolucionaria, era un hombre cultisimo y un gran conversador. Su vasta cultura pasaba por las artes, la buena mesa, los vinos y la historia. Fue eso, precisamente, lo que siempre cautivó a sus jefes, fuesen Luis XVI, Robespierre, Napoleón, o Luis XVIII luego de la “Restauración Bórbonica”. Comparar a ese portento con el cabeza-hueca de Armandito, quien solo habla de corbatas y maricadas, me pareció (y todavía me parece) una blasfemia. Además, Talleyrand vivió unos tiempos trascendentales de la historia que no comparan con las vivencias de nuestro platanal: la última corte de Versalles, la Revolución Francesa, el Régimen del Terror, el Consulado, el Imperio, las Guerras Napoleonicas, y, por último, la restauración de los Borbones. “¡Cálla!”, le dije a mi hermano, “no continúes con tu blasfemia”.
Pero la vida pasa, y tengo que admitir que Armandito si tiene algo de Talleyrand.
Empezó como Samperista en el gobierno de Ernesto Samper, quien es amigo de su padre. Luego, brincó al Uribismo, en donde se hizo medio bufón de Uribe y chismoso número uno de la corte que adoraba a ese genocida a principios de este milenio. Más tarde se volvió santista cuando Santos quedó de presidente, convirtiéndose en un enjundioso y decidido defensor de la paz, apoyo que se le abona a sus créditos, que son más bien pocos.
Y ahora, por último, va camino a convertirse en petrista, creando una nueva estirpe de seguidores de Gustavo Petro: los “Petrohigh”. Ya el petrismo no se limita al pueblo y a la clase media de Colombia, esos a los que el uribismo tilda con odio y sorna como “petroñeros”. Ahora, con Benedetti a bordo, arranca la era de los “Petrohigh”, gente “de bien” que sigue al líder oriundo de Ciénaga de Oro. Margarita Rosa De Francisco es otra “Petrohigh”, y con estos dos a bordo, el movimiento de los Petrohigh empieza a expandirse.
Parece un chiste, pero no lo es. En un país con tantas taras sociales y raciales como Colombia, los “Petrohigh” hacen faltar para borrar líneas imaginarias que dividen a nuestra sociedad. Desde ese punto de vista la llegada de Talleyrand Curramba al petrismo es bienvenida. Los problemas que yo le veo al Talleyrand “killero” son otros.
Para empezar, es difícil confiar en un tipo que ha mudado tantas pieles. ¿Quién es Armando Benedetti? ¿Cuál es su verdadera orientación política? Uno creería que es un liberal de izquierda, como Samper o De La Calle, pero su amplio récord político dice otra cosa. Yo, por ejemplo, creo que existen suficientes elementos para de pronto pensar que se trata de un “mole” del Uribismo que ha caminado por todo el espectro político recogiéndole información a ese al que tanto le sirvió entre el 2002 y el 2010. Más que un mole, un “sleeper”, un político que se paseó por todo el espectro político durante años, para “activarse“justo cuando el país se corre hacia la izquierda. Es decir, este puede haber sido su último objetivo, infiltrar el petrismo.
Talleyrand Curramba no se ayuda a la hora de desvirtuar esta imagen. Desde que anunció su llegada al petrismo ( o más bien, “acercamiento”), se ha agarrado con los verdes, con la mujer de Claudia López, con Claudia López, con María Jimena Duzán, con el Uribismo, etc, y para rematar, está sacando unos tweets exteriorizando su fervor por la izquierda que se ven postizos.
El otro día sacó unos tweets elogiando la vacuna rusa contra el covid, y se mandó una descarga alabando a Rusia, que ni el mismo se cree. Que si Yuri Gagarin, que si la perra Laika, que si el Sputnik, que si la batalla de Stalingrado…
Yo le deje resbalar a Yuri Gagarin y a la perra Laika, pero cuando se puso a hablar física mierda de la batalla de Stalingrado, y que el general Zhukov, y que si los rusos fueron los primeros en derrotar a los Nazis, ahí ya me tocó meterme porque se metió en mis terrenos. Según Talleyrand Curramba, en la batalla de Stalingrado hubo dos millones de muertos y Zhukov le dio sopa y seco a los alemanes, cuando la historia es un poco diferente. Le hice las correcciones pertinentes en Twitter, pero nunca me respondió, supongo que porque se dio cuenta que se había pasado de calidad.
Para el récord, no hay ninguna batalla con dos millones de muertos, ni siquiera Stalingrado. Ha habido GUERRAS con dos millones de muertos y más, pero no batallas.
Precisamente, por cosas como estas es que el Talleyrand de Barranquilla se gana el segundo apelativo en su sobrenombre de “Curramba”. Benedetti es un Talleyrand, eso es cierto, pero es un Talleyrand espantajopo, un Talleyrand que no tiene una conversación culta y que, por el contrario, habla de lo que no sabe.
Armandito: ¡Qué perra Laika ni que cojones!, ¡deja de hablar tanta mierda!
Si yo fuera Petro, iría con cautela con respecto a Talleyrand Curramba. Podría ser una adhesión “radioactiva” que le cause más daño que beneficio, si Benedetti sigue por ese camino. Petro tiene que entender, que como están las cosas ahora, él es el próximo presidente de Colombia, el no necesita de la adhesión de Benedetti. Si la llegada de Armandito genera un éxodo de otros partidos que acaba en el Petrismo, ahí sí, porque, más que capital político, sería un arribo en masa que crearía consenso. Pero una golondrina bulliciosa no hace verano, Armandito solo no aporta mucho, más allá de la fundación de los “Petrohigh”.
Y si yo fuera Petro, tampoco lo involucraría mucho en las decisiones del partido. Por lo menos no hasta que no se sepa cuáles son sus verdaderas intenciones.
Un poco más interesante es la partida de Ángela María Robledo de la Colombia Humana. Me ha preguntado mucha gente que qué pienso de eso.
Yo creería que Ángela María se fue de la CH porque la fueron a buscar. Los Verdes, ahora que el Trumpismo se ha derrumbado, se dieron cuenta que pegársele al Uribismo, los aliados de Trump en Colombia, ya no es buena táctica. Como se dice por ahí, se dieron cuenta de que “tienen la plata en el banco equivocado”.
Entonces, los verdes, que son unas veletas sin ninguna ideología que solo aspiran a “colarse” en la presidencia con la poco convincente virtud de no representar un extremo, han decidido virar a la izquierda, y como el “supra-tibio” de Fajardo ya no está en carrera, la única que queda por ahí con las credenciales adecuadas es Ángela María. En otras palabras, ya no aspiran a robarle votos a Uribe, sino que ahora se los van a intentar robar a Petro.
En eso se resume esa movida de Ángela María. Ahí no hubo que la trataron mal, ni que ella peleó con Petro ni nada. Fue, simplemente, eso. En el petrismo ella es la segunda, y de pronto hasta la tercera. En los verdes, por default, ha quedado de número uno. Angélica Lozano y la Goebertus están quemadas por coquetear en exceso con el Uribismo, y solo quedaba ella, quien prefirió ser cabeza de ratón, que cola de león.
Ahora, si ella cree que puede quedar de presidenta con su discurso feminista, ella es otra que tiene la plata en el banco equivocado. El humor del país no se dirige hacia la necesidad de elegir a una mujer, ese no es el tono del momento. Lo que Colombia siente que necesita en estos momentos es un presidente que nos regrese a la decencia y a la paz, y Ángela María no representa eso. Ella representa un feminismo latoso que parece indicar que ella solo piensa gobernar para mujeres. ¿Tiene pensado Ángela María gobernar también para hombres, ancianos y niños? Toca preguntar, porque últimamente parece solo hablar de las mujeres y el feminismo.
Pero hay que dejarla que siga con su discurso. Ella es libre de hacer sus propios cálculos políticos y yo de hacer los míos, y creo que los de ella son unos cálculos errados. Ya le llegará el día en el que se dé cuenta.
Y por último, quería comentar sobre un chisme que me llegó sobre el aparente lanzamiento de la candidatura de Alex Char a la presidencia en el 2022.
Mi querido Alex: si tú quieres ser el “Mapache-Candidato” del Uribismo el próximo año, créeme que no va a haber nadie más feliz con esa candidatura que yo. Me vas a hacer el año, aquí te voy a estar esperando. Quiero que sepas que me vas a hacer muy feliz este 2021. ¡Bienvenido! (Espero que se note el sarcasmo).
¡No lo puedo creer! ¡Vamos a tener “Mapache-Char”! Es que ya puedo ver al “Oso Yogui” con un gorro como el de Jake Angeli jajajaja…