Con trashumancia electoral y alianzas mafiosas, familiares de parapolíticos buscan hacerse elegir Por: Miguel Macea Martínez

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Faltado unos 180 días para que los colombianos podamos elegir democráticamente gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y miembros de las Juntas Administradoras Locales, el panorama es poco alentador si vemos como las maquinaria políticas iniciaron la trashumancia electoral, con el fin de mantener sus cuotas burocráticas en el ejecutivo y legislativo.

Quiero recordarles que el delito de trashumancia electoral está tipificado como una conducta punible por el artículo 389 del Código Penal, con pena de 4 a 9 años de prisión, y el falso testimonio es sancionado por el artículo 442 del citado código con pena de prisión de 6 a 12 años.

También es bueno conocer que mediante la Ley 599 de 2000, por medio de la cual se expidió el Código Penal Colombiano vigente, se tipifica como delito esta conducta en el artículo 389, el cual dispone: “El que por cualquier medio indebido logre que personas habilitadas para votar inscriban documento o cédula de ciudadanía en una localidad, municipio o distrito diferente a aquél donde hayan nacido o residan, con el propósito de obtener ventaja en elección popular, plebiscito, referendo, consulta popular o revocatoria del mandato, incurrirá en prisión de 48 a 108 meses”.

Es aterrador ver como campañas con pulso financiero, burocracias y estructuras afilaron sus chequeras con recursos en ocasiones mal habido, iniciaron desde ya el sometimiento al electorado en busca de salir victoriosos en las  elecciones regionales de octubre, en varios municipios del país, con el trasteo de votantes de una población a otra vía las inscripciones de cédulas.

En el caso específico en el departamento de La Guajira, tengo conocimiento que existen cinco municipios con riesgos electorales y en tres de ellos hay más cedulas inscritas que habitantes, situación que pone en riesgo la democracia participativa de esas localidades.

Aunque la Misión de Observación Electoral (MOE) alertó a las autoridades electorales de los departamentos de Atlántico, Bolívar, Córdoba, Cesar, La Guajira y Magdalena, donde existen serias denuncias de trasteo de votos, caso concreto en El Cuatro, corregimiento perteneciente al municipio de Magangué, departamento de Bolívar, donde denuncié que existe 985 cedulas inscritas para votar y su población no supera los 500 habitantes, esta práctica la viene adelantando seguidores de un candidato a la Gobernación de ese departamento.

Ahora la situación tiende a empeorar por el acelerado crecimiento de los grupos armados ilegales y narcotraficantes en diferentes sectores de la región Caribe, que han cerrado alianzas con poderosos grupos políticos con el fin de apoderarse a través de la presión de los fusiles de las gobernaciones y alcaldías de esta zona del país.

Estos casos son conocidos en el departamento de Córdoba, sobre la alianza de sectores políticos con un grupo armado que delinque en el sur del departamento donde el acuerdo es ganar la Gobernación y varias alcaldías de ese departamento, de igual manera se viene presentando en el departamento de Sucre con Jair Él Negro’ Acuña, el actual alcalde de Sincelejo y su tío, cuestionado por parapolítico.

En los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, La Guajira y Magdalena, los electores también corren la misma suerte, son sometidos a votar por candidatos, hijos, hermanos y hasta conyugues de parapolíticos financiados por grupos armados ilegales. En el caso del Cesar, un grupo de parapolíticos   propuso el parcelamiento del departamento, como en su momento lo hizo el confeso paramilitar Jorge 40, bajo las miradas cómplices de las autoridades electorales y la justicia colombiana.

Hoy debemos tener claro que mientras persista un gobierno con debilidades para garantizar el máximo ejercicio democrático, jamás podemos elegir hombres y mujeres decentes que busquen el desarrollo y la calidad de vida para los sufridos habitantes de la región Caribe.

Así como van las cosas nunca conoceremos el hilo conductor que nos permita desarrollarnos como región autónoma y libre en los procesos de empoderamiento que nos permita avanzar seguro en la construcción prospera de nuestras regiones como el alto y bajo Sinú, la Mojana, depresión momposina, sur y centro del Cesar, el Ariguaní y zona bananera, centro del Atlántico, y centro y sur de La Guajira.

Hoy mi recomendación muy respetuosa para las próximas elecciones es no vender el voto, para que los corruptos no puedan someternos a sus caprichos electoreros, más bien elegir candidatos conocidos por su pulcritud y honestidad. ¡Por favor no venda su voto!


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