Desde el día 6 al 18 de noviembre en la ciudad Sharm el- Sheikn- Egipto estará desarrollándose la COP27; acontecimiento que transcurre en medio de un ambiente de esperanza, frustraciones y expectativas en cumplimiento de la voluntad política de los Estados que hacen presencia en dicho evento durante dos semanas de negociaciones, acuerdos, promesas y compromisos entre 197 países; se trata de la cumbre climática más importante a nivel global: COP27. El resultado que arroje este histórico encuentro será una hoja de ruta que decidirá el futuro del planeta. Cumplirla podría ser una salvación en contra del calentamiento global; pero, no alcanzarlo sería catastrófico para la humanidad.
De igual modo, el secretario general de la ONU, António Guterres ha hecho un llamamiento a los casi 200 países que participan en la COP27, con el fin de aumentar sus compromisos de reducción de emisiones y el dinero destinado a la lucha contra el cambio climático. “La humanidad tiene elección: cooperar o perecer”. Guterres ha pedido a los países, que lleguen “a un histórico pacto entre países desarrollados y economías emergentes, un Pacto de Solidaridad Climática”. Ese acuerdo supondría que los países más ricos y las instituciones financieras internacionales ofrecerían asistencia económica y técnica para ayudar a las economías emergentes a acelerar su propia transición energética hacia las renovables”. Asimismo, ese pacto debe permitir el final del uso de combustibles fósiles y plantas de carbón para los países de la Ocde en 2030 y en el resto del mundo en 2040. “O tenemos un Pacto de Solidaridad Climática o tenemos un Pacto de Suicidio Colectivo”.
Asimismo, los acuerdos, que logren alcanzarse en la COP27, jurídicamente no son vinculantes, por lo que aplicarlos dependerá de la voluntad política de los gobiernos. Por ahora, los avances de la cumbre en Sharm el- Sheikn- Egipto son: compromisos para reducir emisiones de metano, en cuanto a deforestación, transporte o abandono del carbón, acercarían 25 % las metas climáticas de 2030.
Países comprometidos a eliminar los coches de combustión para 2035, entre estos, los principales fabricantes de automóviles, como Estados Unidos, China, Japón, Alemania. Esto indicaría que los vehículos de gasolina y diésel dejarán de ser fabricados y se reemplazarán por los de cero emisiones. También, muchos gobiernos nacionales acordaron poner fin a la concesión de nuevas licencias para la exploración y explotación de petróleo y gas en sus territorios y, a la eliminación paulatina de las ya existentes.
Estos compromisos son importantes y están en la dirección de los planteados en el Acuerdo de París y el protocolo de Kioto; pero desafortunadamente, “No estamos donde tendríamos que estar, ni siquiera cerca”, como lo han dicho líderes, activistas y ambientalistas. Esto, porque, aunque se cumplieran todas las metas, la humanidad aún está lejos de mantener el aumento de las temperaturas por debajo de 1,5 grados centígrados. Y si, para finales de siglo, las temperaturas aumentan 2°C, 1.000 millones de personas se verán afectadas por una “combinación fatal de calor y humedad”.
Lo anterior, si se mantienen los índices actuales de deforestación, degradación de suelo e incendios forestales, la mayor selva tropical del planeta; el “Amazonas” podría perder hasta 700 % de su vegetación nativa y convertirse en desértica para mitad de siglo.
Finalmente, el compromiso desde el Acuerdo de París es que los países desarrollados deben financiar anualmente a los más pobres; de esta forma contribuir con la resiliencia climática a través del Fondo de Países Menos Desarrollados.