Recientemente, la Universidad de Córdoba realizó la ceremonia de graduación de 1382 nuevos profesionales; hombres y mujeres formados académica, científica y humanamente en distintas disciplinas del saber científico; esta promoción de egresados tiene un aspecto en común: juventud. Perteneciente, en un 99% a los estratos 1 y 2; es decir, los sectores sociales vulnerables, muchachos que representan esfuerzo, disciplina, sacrificio, convicciones, y, el haber superado obstáculos y dificultades que los impulsó a cumplir un sueño: ser profesionales. Esfuerzo que los convierte en ejemplo para las juventudes presentes; muchos de ellos, convertidos en el primer profesional de una familia asentada en corregimientos, veredas y barrios.
Esta es la juventud invisible y excluida que tiene en común, ser hijos de campesinos, señoras del servicio doméstico, madres cabeza de familia, desplazados, vigilantes, vendedores ambulantes, albañiles; como el padre de quien escribe esta columna. Pero su título profesional es una muestra de rebeldía y libertad que solo el poder del conocimiento y la educación generan en una sociedad que, históricamente ha sido construida sobre estructuras sociales rígidas y excluyentes, que convirtió los derechos en privilegios. Este acto de libertad y emancipación es posible, gracias a la universidad pública; en especial, la Universidad de Córdoba.
Por ello, necesitamos una sociedad educada y del conocimiento; en esto radica el verdadero poder que demanda la sociedad para dignificarse y generar progreso social. Para estos jóvenes y sus familias, la ceremonia de grado es un momento especial y único en su vida, porque representa y materializa una meta a la que se llegó. Este momento único e irrepetible, reflejado en los rostros juveniles que expresaban sonrisas únicas y, que solo un momento de felicidad desbordante refleja. Igualmente, el rostro de alegría y satisfacción por el deber cumplido de las familias, quienes con humildad, sacrificio y dificultades acompañaron a sus hijos para alcanzar su título profesional; que representa haber accedido al conocimiento, y con ello, no solo cambiar la visión de la vida, sino que, lo vincula a la sociedad como un sujeto transformado para transformar; ello, solo es posible a través de la educación. Estos padres de familia y sus hijos entendieron, que solo a través de la educación se rompe el círculo perverso e intencional de la pobreza, y permite la movilidad social.
Estos momentos trascendentales de la vida son posible, gracias a la existencia de la universidad, en eso radica su encargo y responsabilidad social; la formación científica y humana de las presentes y futuras generaciones de cordobeses; lo cual, hemos hecho durante 59 años de existencia. Dado que, la Universidad encarna esa fuerza espiritual, que, a través de la educación y formación de los jóvenes, hace posible jalonar el desarrollo y progreso de la sociedad.
En esta ceremonia de grados, la Universidad reafirmó su compromiso y responsabilidad social. Hemos dado lo mejor de nuestras capacidades físicas, tecnológicas y humanas para formarlos con los más altos estándares de calidad. Inculcamos valores y principios, que deberán reflejarse en cada uno de sus comportamientos, en cada uno de ustedes está la universidad. Su realización será nuestra realización, su grandeza será la nuestra. Ustedes son portadores de un poder transformador y liberador: Conocimiento. Irrádienlo y construyan un mundo humanizado y más justo.