El pasado sábado 19 de noviembre, mientras muchos descansaban o colocaban los adornos de Navidad en sus casas, un cacique de la politiquería tradicional del departamento se movía para ponerle un palo en la rueda a las fuerzas populares que, desde octubre de 2019 con la elección de Carlos Caicedo como gobernador, han alcanzado el poder en el Magdalena.
Se trata del miembro de la familia Dávila Abondano, dueños del Grupo Daabon, Juan Carlos Dávila, anunciado candidato a la Gobernación del Magdalena para las próximas elecciones. Ese sábado no descansó en su esfuerzo para evitar que Rafael Noya fuese elegido Presidente de la Asamblea Departamental.
Para ello se pactó con los condenados parapoliticos del departamento: Luis Vives y Miguel Pinedo, además de sus alfiles en esa corporación.
Se conoció, además, que estos alfiles en la Asamblea practicaban el más puro cinismo pues mientras le manifestaban en público su apoyo a Rafael Noya, a sus espaldas estaban conspirando y socavando sus intenciones en esta jugarreta, visitando las casas de los diputados para ofrecerles ‘el oro y el moro’ por cambiar su voto.
El tiro le salió por la culata. Finalmente fue elegido, por voluntad de las mayorías de la Asamblea, el diputado Noya. El pueblo se impuso, de nuevo.
MALA JUGADA
Dios los hace y ellos se juntan. Y después de muchos años, además. La politiquería tradicional del Magdalena, siempre salpicada por el crimen y los antecedentes judiciales, está tan desesperada que ha decidido aunar esfuerzos para conseguir una candidatura que intente -que todo indica no lo logrará, por como se muestran las cosas- cerrarles el paso a Fuerza Ciudadana y al pueblo del Magdalena en las próximas elecciones territoriales.
Se trata de los apoyos que está consiguiendo la candidatura de Carlos Pinedo Cuello a la Alcaldía de Santa Marta y Juan Carlos Dávila a la Gobernación del Magdalena.
Ambos, representantes de la más rancia politiquería tradicional, tienen unos curiosos apoyos que en el pasado trensaron guerras y batallas por el poder político; que utilizaron hasta más no poder los recursos públicos como botín electoral. Hoy, desprovistos de cualquier respaldo popular, los condenados parapolíticos Luis Vives, Miguel Pinedo Vidal y la judicialmente cuestionada familia Dávila Abondano tratan de impulsar estas candidaturas que se vende como «distinta» siendo más de los peor de nuestra historia política.
En medio de una triste lluvia, un puñado de personas se dio cita, el pasado fin de semana, en la Registraduría para acompañar la inscripción de la candidatura de Pinedo Cuello a la Alcaldía. Caras cansadas, tristes, empapadas con la lluvia, era lo único que se veía.
EL PRONTUARIO
Sin embargo, como las memorias de muchos son efímeras, vale recordar que estos compromisarios de las candidaturas antes mencionada tienen un pasado no solo lleno de corrupción y dejadez por el Magdalena. También condenas por sus vínculos con el paramilitarismo y la más alta corrupción juzgada en Colombia como el caso a Agro Ingreso Seguro, del que salió condenado Juan Carlos Dávila Abondano.
Vale recordar que en su día Miguel Pinedo fue condenado por el delito de concierto para delinquir agravado, después de hallársele responsable de tener nexos políticos y electorales con el Bloque Tayrona de las AUC.
Pinedo buscó apoyo del jefe paramilitar Hernán Giraldo quien les ordenó a los habitantes de la Sierra Nevada de Santa Marta votar por varios parlamentarios en las elecciones de marzo de 2002.
A su turno, Luis Vives fue condenado por la Corte Suprema de Justicia tras comprobar sus vínculos con el Frente Resistencia Tayrona, grupo paramilitar que delinquió en Magdalena, especialmente en la Sierra Nevada.
El ex senador sostuvo en 2005 una serie de reuniones para pedir el apoyo de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, jefe del Bloque Norte.