De origen sirio-libanés a convertirse en el poder más estable de la Costa Atlántica: Los Char, una familia que ha sabido mover las fichas económicas y políticas para dominar una clase dirigente en la que están a punto de poner un presidente: Alejandro Char. Una breve línea del tiempo muestra cómo Ricardo Char, padre de Fuad y abuelo de Alejandro, con tan solo 26 años, en 1926, llega a Colombia, exactamente a Lorica, para armar todo un monopolio económico, que luego saltaría a la política, hasta convertirse en un clan salpicado hoy por toda una red de corrupción.
Iniciaron con un negocio de las joyas. Luego se hicieron dueños de un almacén en Barranquilla llamado, para ese momento, El Olímpico (1955), convertido desde 1988 hasta hoy en Supertiendas Olímpica, conglomerado que dio sus primeros pasos en 1956 cuando Fuad lanzó la droguería Olímpica No.2, aprovechando los estudios que había hecho en esa ciencia en la Escuela de Cadetes.
Para ese entonces Fuad tenía 17 años y las tiendas ya eran conocidas por su slogan: “la que más barato vende”, lema que cumplieron con el empeño de Fuad y que hoy las mantiene vigentes con un ingreso de ventas de 5,7 billones de pesos, dinero registrado en 2017.
Así, los Char fueron ampliando su horizonte económico adentrándose en los negocios a través de varias empresas que han permanecido vigentes y que les han dado capital para ser los Char que hoy son, por una parte, se hicieron dueños Radio Regalos en 1968, emisora que dio base a la Organización Radial Olímpica, hoy una de las emisoras más reconocidas y con mayor presencia en el país; en total están en 17 ciudades y tienen 30 emisoras.
El 14 de diciembre 1977 el Junior de Barranquilla logró su primer título en el fútbol colombiano. Con esto, principalmente Fuad Char, ganó más popularidad que le serviría en un papel que se le acercaba: el de político.
Siete años después de ese triunfo, en 1984, Jaime Castro, ministro de gobierno en el periodo presidencial de Belisario Betancur (1982 – 1986), también presidente de la Dimayor y luego alcalde de Bogotá (1992), le ofrece a Fuad Char la Gobernación del Atlántico.
En ese tiempo y dentro de los reconocimientos que se llevó Fuad durante su gestión, estuvo la inauguración del Estadio Metropolitano Roberto Meléndez el 11 de mayo de 1986, mismo año en el que quedó en el cargo de Ministro de Desarrollo, en el gobierno de Virgilio Barco (1986 – 1990).
En 1997 la Revista Dinero, publicó que Fuad “regresó a Barranquilla a finales de los ochenta, impresionado por la precariedad de los políticos costeños, que le dejaron el mal sabor del oportunismo y la corrupción”. Allí Fuad dijo que los políticos de esa región: «solo se acercaban a pedir puestos y partidas presupuestales».
“No quería más poder por delegación sino por cuenta propia. Había que armar un movimiento con nuevas caras y en contravía de los políticos tradicionales. Derrotó en la elección para el Senado a los Slebi, los Martinez Leyes y en su apuesta para gobernador -Gustavo Bell- y alcalde -el cura Bernardo Hoyos, de quien después se decepcionó- se llevó por delante a los candidatos de José Name Terán y Roberto Gerlein. Repitió Senado en 1994 convirtiéndose en el mayor elector individual con 86.000 votos propios. El gran jeque, a quien todos llaman «senador» había ampliado su redil de simpatizantes de su causa y de gobernantes por elección popular. Tiene once de los veintidos alcaldes municipales y controla 4.000 empleos públicos nacionales”, (Dinero, 1997).
Los planes de los Char
Desde ese momento la historia de Fuad y su familia Char es la de un poder permanente en las esferas políticas, en la que han combinado su riqueza y unas estrategias de política clientelares para garantizar el fortalecimiento e influencia del clan en las decisiones y negocios que han movido el país.
A los Char se le ha denunciado por compra de votos, por financiar campañas con dineros ilegales, como es el caso Odebrech, por saltar los topes de inversión en lo que es legalmente permitido, por parapolítica con David Char, sobrino de Fuad.
Desde 1991 los Char están en el Congreso, primero con Fuad, que estuvo hasta 2010, incluso disputando la presidencia del Senado en el 2004, mientras Álvaro Uribe Vélez figuraba como presidente, en ese momento fue Luis Alfredo Ramos quien quedo en la cabeza del Senado.
En ese mismo año Fuad se alía con el Partido Cambio Radical y para ese momento su hijo Alejandro se había desempeñado como Concejal con el aval del Partido Liberal (1997), Gobernador del Atlántico (2003), cargo que ocupó solo siete meses, luego de denunciar irregularidades en las elecciones del año 2000 en las que Char había perdido por 700 votos y en las que había salido elegido Ventura Díaz.
Para ese momento Alejandro ya se preparaba para ser alcalde de Barranquilla en el 2008 (58% de los votos – aval de Cambio Radical), rol que desempeñaría hasta 2011 y para el que contó con las alianzas que se generaron con las familias Gerlein y Name, para luego ser reelegido para el periodo 2016 – 2019 (77 % de los votos – aval Cambio Radical). Además, en el año 2012 fue nombrado Alto Consejero para las regiones por el entonces presidente Juan Manuel Santos.
En ese momento, Arturo Char, el otro hijo de Fuad, era presidente de los negocios de la familia con el grupo Olímpica, para luego también saltar a la política como senador en el 2006 por el partido Cambio Radical y con un total de votos de 61.634, cargo en el que hoy todavía está y en donde podría ejercer como presidente del Senado desde julio.
Un clan político muy poderoso
Los Char han puesto alcaldes en Barranquilla, entre estos Elsa Noguera, han movido fichas en el Congreso que han servido al clan para su anclaje a través de una transferencia del capital político que han construido por años. Hoy, a diferencia de lo que Fuad decía hace 22 años, los Char habrían sido oportunistas, le habrían abierto paso a la corrupción y además han jugado a las partidas presupuestales para crear un poder homogéneo con presidentes, congresistas, alcaldes y gobernadores, para convertirse en los amos y señores de la Costa Atlántica.
A los Char se les ha denunciado por compra de votos, por financiar campañas con dineros ilegales, como es el caso Odebrech, por saltar los topes de inversión en lo que es legalmente permitido, por parapolítica con David Char, sobrino de Fuad. En esas denuncias y en relación con está familia está Germán Vargas Lleras, Juan Manuel Santos, Iván Duque, Néstor Humberto Martínez, la empresa Valorcom y los Gerlein.
Todo esto se había quedado estancado, pero volvió a salir al debate público luego de las denuncias que Aída Merlano ha hecho. “El 95% de las cosas que dijo Merlano son ciertas, puede haber cosas inciertas. El llamado es que no se dejen embaucar de los que van al clan Char diciendo que las afirmaciones de la excongresista son falsas”, afirmó León Valencia en Red+.
Los Char lograron poner en las últimas elecciones nueve congresistas, seis senadores: Ana María Castañeda, Antonio Sabaraín, Arturo Char, Luis Eduardo Díazgranados, Miguel Amín y Aida Merlano, y tres representantes a la cámara; Karina Rojano, José Gabriel Amar y César Lorduy.
Hoy están salpicados con toda una red de corrupción. Alejandro ha pasado, por los menos, por 21 investigaciones en su contra, en las que algunas no avanzan y donde hay un riesgo que para el 2022 haya un fraude electoral masivo y Alejandro logré la presidencia en el siguiente periodo.
«En las ciudades donde hay un voto de opinión ellos no van a poder y es posible que terminen como Vargas Lleras; reflejando lo peor de la política y no van a sacar votos, pero el susto es que los Char tienen mucha plata y le van a meter mucho dinero a la campaña política del 2022 y contra eso es muy difícil dar la pelea”, afirmó Ariel Ávila en Semana.
Además, hay otro riesgo más cercano, que es la posesión de Arturo Char en la presidencia del Senado, aun cuando con lo dicho por Aída, a este se le abrió una reciente investigación en la Corte Suprema de Justicia. “Yo le digo a la clase política: si ustedes no cambian los vamos a cambiar. La gente en la calle no se va a aguantar. Con qué dignidad un país puede decir que tiene una democracia en donde Arturo Char puede ser el presidente del Congreso”.
Sin embargo, y a pesar de todo esto, hay un problema que da luz verde a los planes de los Char: la Fiscalía, en cabeza de Francisco Barbosa, no se ha mostrado operante en su función de investigar los casos expuestos por Aída y continuar con las denuncias que desde antes se habían puesto y que se quedaron en el papel. Con esto el panorama no es alentador y demuestra que la herramienta que queda para los ciudadanos es la calle, el lugar donde la indignación se vuelve pública.