Actualmente Cartagena es otra de las ciudades del país en que comer tres veces al día está siendo cada vez más cuesta arriba, más aún cuando las familias son numerosas y los ingresos económicos son bajos.
La última Encuesta de Pulso Social realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) señala que de un total de 284.108 hogares encuestados, solo el 36,9% (104.752) afirmó comer tres o más veces en el día. El 59,2% afirmó comer dos veces (168.235) y el 3,9% (11.121), una sola vez, según reseña un informe de El Universal.
Lo anterior puede traer graves consecuencias a la salud, en especial en los menores de cinco años que no reciben los nutrientes que necesitan para desarrollarse. “La desnutrición como enfermedad de origen social es el resultado de la inseguridad alimentaria y nutricional en el hogar. Afecta con mayor severidad a los menores de cinco años y se caracteriza por el deterioro de la composición corporal y la alteración sistémica de las funciones orgánicas y psicosociales”, explica el Ministerio de Salud.
En Cartagena, el Departamento Administrativo Distrital de Salud informó que durante el 2022 se reportaron 262 casos de desnutrición en menores de cinco años en sus diferentes modalidades: aguda, moderada y severa. De estos, ocho casos consultaron más de una vez por esta enfermedad. Así mismo, se presentaron tres fallecimientos. Lo anterior representa un aumento en comparación al año 2021, cuando se reportó la muerte de un niño por desnutrición.
De acuerdo con los datos del Dadis, 12 sectores de Cartagena concentran el 50% de los casos de desnutrición infantil que se reportaron en el 2022. La lista la lideran los barrios Nelson Mandela y Olaya Herrera con 23 casos cada uno; les sigue El Pozón con 18 casos; Fredonia con 11; y La María con 9.
Luego aparece el corregimiento de Bayunca con 8 casos; Daniel Lemaitre, La Boquilla y Pasacaballos con 7 casos cada uno; y Ciudad Bicentenario, Flor del Campo y La Esperanza con 6 casos cada uno. En el resto de la ciudad se presentaron menos de cinco casos por barrio.
Según Rosaura Arrieta, profesora investigadora del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad de Cartagena, la inseguridad alimentaria responde a tres factores principalmente: acceso, disponibilidad y consumo adecuado de los alimentos.
En el caso del acceso, está presente el factor económico, que implica el contar con recursos para comprar los alimentos; en la disponibilidad, el hecho de que efectivamente haya alimentos en el territorio para consumir; y en el consumo, la idoneidad de los alimentos que se comen.
262 casos de desnutrición infantil se registraron en Cartagena durante el 2022.
“En el caso de Cartagena podríamos decir que la inseguridad alimentaria está relacionada con los altísimos niveles de pobreza extrema en la ciudad. En Cartagena si bien durante la pandemia la pobreza extrema estuvo por encima del 12% y en el 2021 se redujo al 6%, todavía los niveles siguen elevados respecto a los del 2019, cuando era del 3%”, manifestó Arrieta.
En este sentido las cifras indican que un poco más de 60 mil personas en Cartagena no tenían dinero para comer y pasaban hambre.
“Esto está unido a otras características de la economía como por ejemplo el aumento en el precio de los alimentos y la misma escasez que produjo el invierno, ya que hubo menos disponibilidad en la medida que los alimentos se perdían por las lluvias”, indicó.
Según la docente, estos dos factores formaron “la tormenta perfecta” para que la seguridad alimentaria disminuyera en Cartagena.
LAS ACCIONES
Arrieta insiste en que ante la situación de inseguridad alimentaria hay medidas de corto, mediano y largo plazo que deben aplicarse. En el caso de las primeras, es vital la asistencia para atender el hambre; en el mediano plazo, estrategias para garantizar el acceso de las familias a los alimentos; y en el largo plazo, acciones que permitan aumentar las capacidades de las personas para salir de la pobreza extrema.
En el caso de Cartagena podríamos decir que la inseguridad alimentaria está relacionada con los altísimos niveles de pobreza extrema en la ciudad.
Rosaura Arrieta, profesora investigadora del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad de Cartagena.
Al respecto, el Plan de Emergencia Social Pedro Romero (PES-PR), indicó que para este 2023 tiene cuatro estrategias co
n el fin de continuar en la lucha contra el hambre y la desnutrición en la población con pobreza extrema.
Dichas estrategias son 1) la búsqueda activa de niños entre seis meses y cinco años en condiciones de desnutrición a través de tamizajes y diagnóstico nutricional; 2) la realización de más mercados campesinos para que las familias de bajos recursos puedan acceder a alimentos a buen precio; 3) la sostenibilidad de la estrategia de patios productivos mediante la cual se adecuan espacios para la siembra de alimentos; y 4) la puesta en marcha de comedores y ollas comunitarias.
De hecho, se espera que este año se activen dos comedores públicos en la ciudad, que estarán ubicados en los barrios La Esperanza y La Candelaria.
Desde el Dadis también informaron que tienen varias acciones preventivas dispuestas con el fin de evitar más casos de desnutrición infantil en la ciudad. Entre ellas están el intensificar la vigilancia a estos eventos y también fortalecer las capacidades institucionales para detectar de forma oportuna estos casos. De esta manera se busca agilizar las acciones que propendan a disminuir la morbilidad y el riesgo de morir por desnutrición.
A esto se le suma la realización de mesas de vigilancia nutricional para el seguimiento de la enfermedad con la participación de las Entidades Administradoras de Planes de Beneficios (EAPB), las Instituciones Prestadores de Servicios de Salud (IPS) y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).