El balance de la jornada electoral del 29 de mayo es bueno para el PACTO HISTÓRICO y PETRO. Y lo es no solo por haber obtenido más de 2.5 millones de votos por encima del segundo en contienda y casi 3.5 millones de votos por encima del candidato de Duque y el Uribismo, sino porque ese resultado, en conjunto con el de Hernández, representa el rechazo a un gobierno inepto y a un régimen político decadente, que exacerbó la corrupción, entregó el país al narco-paramilitarismo y amplió las brechas de desigualdad social profundizando la pobreza.
Independientemente de los factores políticos y extra-políticos que le impidieron a PETRO ganar en primera vuelta, lo que viene de aquí al 19 de junio es una campaña en la que éste demuestre por qué debe ser el Presidente de los colombianos y no Hernández. Una campaña donde esos casi 13 millones de colombianos que votamos por el CAMBIO (sumados los de Hernández) y los no sé cuántos de esos 5 millones que votaron por Federico Gutiérrez bajo amenaza de perder un empleo (público o privado) o por dinero, tengan la capacidad de discernir sobre la mejor propuesta para Colombia.
El dilema que se plantea para las elecciones del 19 de junio, es votar por un candidato populista, como Hernández, que vende la idea de que la corrupción se derrota a punta de coñazos y de insultos, estando él incurso en varias investigaciones de corrupción, algunas ya falladas por la justicia, sin más propuestas que esa; o se vota por un candidato como PETRO, que no solamente tiene propuestas viables anti-corrupción respaldas en el pasado por exitosas denuncias contra el paramilitarismo y los escándalos de ODREBRECH, Agro Ingresos Seguro, Reficar, entre muchas otras, que le costaron amenazas de muerte y el exilio, sino, también, muchas otras propuestas que solucionarían medulares problemas que afectan la economía del país y la convivencia pacífica de los colombianos, ya por todos conocidas.
Este es, entonces, el dilema que debemos decidir: o se vota por PETRO para salvar a Colombia de la hecatombe social y una guerra interminable, o se vota por el populista Hernández y se salta al vacío hacia un precipicio cuyo fondo es rocoso. El camino a seguir que ofrece PETRO es más limpio y corto: está a 1.5 millones de votos de la meta. El de Hernández está a 4 millones de votos y es pedregoso y culebrero.