El Duelo Colectivo de las Etnias Colombianas- Por: Adil José Meléndez Márquez

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Transcurría el año 2010, fecha en que el líder social y ambientalista Benjamín Luna iniciaba las actuaciones administrativas para proteger lo que aún quedaba de su territorio, que venía siendo despojado por foráneos ante la vista gorda y la connivencia de las autoridades y de los miembros de la misma comunidad. Fue así que en calidad de representante legal del consejo comunitario, el medico Luna radicó, ante el INCODER, la solicitud de titulación colectiva.

Actuación que generó, una reacción en cadena de propios y extraños y como era de esperarse, aquellos que, históricamente han considerado que la Boquilla les pertenece y que los Boquilleros como negros y negras que son, viven alquilados en sus propias tierras, adelantaron en contra del proceso de titulación colectiva y de quienes lo lideraban, una campaña de desprestigio y desinformación, aprovechando las diferencias que, en democracia existen en cualquier comunidad, a tal punto de perversión que instrumentalizaron a muchos Boquilleros que no tenían claridad del tema para que se pusieran del lado de los verdugos que veían en el “título colectivo” una verdadera amenaza para sus perversas intenciones de despojo y de proyectos inmobiliarios en la zona norte de Cartagena.

Los detractores, enceguecidos por el divisionismo que impulsaban oscuros y perversos interés contra la comunidad, los mismos intereses que dan cuenta del robo de la ciénaga de la Virgen, la construcción de grandes edificaciones en tierras de Baja mar, la privatización de la Carrera 9, impulsaron machas, mitin, recolección de miles de firmas, en general un paquete de acciones administrativas y judiciales para abortar aquel indefenso título que como hijo bastardo cobraba vida.

De otro lado, paralelo a las mentiras que del título y sus promotores se decían, era impensable la eficiencia con la que actuaba el entonces INCODER para titular a la Boquilla y San Basilio de Palenque, claro está, se escondía una gran farsa y era demostrarle al mundo que Colombia cumplía con una política con enfoque étnico, en materia de tierra .Para esos propósitos el gobierno de turno, necesitaba un invitado de alto perfil internacional que dejara en la cima el nombre de esta república bananera, Barack Obama presidente de los Estados Unidos de América, era el elegido para tan importante acontecimiento.

En efecto, en el en el año 2012, el presidente de la Potencia Mundial, hizo la entrega de los títulos colectivos de Palenque y la Boquilla. La estrategia funciono, el gobierno se vendió muy caro, pero el daño estaba hecho, la comunidad dividida, la confianza entre los líderes perdida, el tejido social fragmentado, y la calumnia, la injuria estaban al orden del día entre hermanos de una misma sangre y un mismo destino

Tan eficiente como fue la gestión del INCODER para titular el territorio ancestral de la Boquilla, resultaba eficaz, a los propósitos de la empresa criminal, que desde la institucionalidad hacía lo propio para habilitar las condiciones políticas y jurídicas y darle el golpe de gracia al anhelado título de la discordia, que había dividido a las familias Boquillera, se trataba de un actor importante dirigido por las elites locales y nacionales “El Distrito de Cartagena” entidad que bajo maniobras engañosas y fraudulentas desde antaño (2001), negó en su Plan de Ordenamiento Territorial (POT), (art. 51, 58, 122, 187, 188) la existencia de pueblos ancestrales, por lo que se definió el territorio, como una zona de expansión urbana mediante un acto administrativo (decreto 0977 del 20 de noviembre de 2001) que negó su acervo ancestral y cultural, disposición normativa que no fue objeto de consulta previa, ni mucho menos socializada con la comunidad, violentando, groseramente, el artículo 7 de la Carta Superior, el Convenio 169 de la OIT, los articulo 3 y 6 de la ley 388 del 97, toda la línea jurisprudencial de la Corte Interamericana y de la justicia nacional sobre la protección y el respeto de la diversidad cultural.-

La estrategia estaba montada, los Cimarrones Boquilleros no se habían dado cuenta, del mico que tenía la ley, que ordenaba el territorio de Cartagena. la suerte estaba echada, solo faltaba para completar el desastre, una acción judicial que anulara el título y que mantuviera en vilo un “duelo Colectivo”

Tal como lo expresa el medico Benjamín Luna, el daño estaba hecho, porque el (P.O.T) estaba elaborado a la medida de los intereses del gran capital, y la acción judicial no se hizo esperar. La demanda de nulidad contra el acto administrativo que definió el territorio de la Boquilla fue presentada contra el INCODER, entidad que ya no tenía ningún interés en el tema y ni siquiera la contesto, pero igual de grave fueron los escritos que miembros de la comunidad presentaron ante la Magistratura que conocía del proceso descalificando la legitimidad de representante del Consejo Comunitario de la época (Jhon Jairo Ortega) para que no asumiera la defensa y el proceso quedara en bandeja de gran despojador. La estrategia funciono, a John Jairo a quien recientemente agentes de la Policía entre ellos, Brayan o alias Brayan el torturador, lo metió preso injustamente y le dio un par de garrotazos, no le permitieron constituirse en parte en el proceso de nulidad, la comunidad quedo indefensa, siendo igual de grave la omisión del magistrado de no vincular al proceso a quien tenía un interés legítimo (la Boquilla) a pesar de ser un sujeto colectivo de protección constitucional. Hoy se han limado asperezas , comunidad entendió la importancia del título colectivo y después de negarlo, criticarlo, y desconocerlo empezó a quererlo pero, la suerte estaba echada y en medio de este limbo jurídico se siente entre los Boquilleros y el pueblo negro Cimarrón, Palenquero y Raizal de Colombia un duelo colectivo por la amenaza que, representan los despojadores que a sangre y fuego, mediante actos administrativos y ahora con acciones judiciales persisten en quitarles a le etnias lo poco mucho que les queda después de siglos de exclusión, miseria y muerte.


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