El 20 de Julio del 2024 Jorge Rodrigo Tovar Vélez fue elegido primer vicepresidente de la Cámara. En Colombia no existen delitos de sangre pero es, como mínimo controversial, que el hijo de Jorge 40 llegara al congreso a través de una curul de víctimas, muchas de ellas convertidas en ese estado por culpa del accionar criminal del Bloque Norte de las AUC que comandó su padre en el territorio que él representa. El comandante paramilitar Rodrigo Tovar Pupo prefirió ser expulsado de Justicia y Paz a contar la verdad. Estuvo 12 años en una cárcel en Estados Unidos y en el 2020 regresó a Colombia. El crimen que pagó en ese país fue el del narcotráfico pero acá tiene 35 órdenes de captura y 1.486 investigaciones penales.
Intentó ser admitido en la JEP pero le cerraron la puerta en la cara por su nula colaboración. Es fácil saber que sus intereses políticos están representados por Yoyo, sobrenombre con el que se conoce a su hijo. Investigaciones de la Fiscalía han comprobado que la carrera política de Yoyo se ha hecho a punta de bienes testaferrados a la familia de Jorge 40, bienes que se obtuvieron a punta de fuego y sangre. Jorge Rodrigo Tovar Vélez tendría el compromiso que no tuvo su padre, el de contar la verdad, el de reparar a las víctimas que él dice representar, pero ha preferido disfrutar de lo que se consiguió con masacres y despojo que hablar.
Que él tenga un curul de víctimas es una burla a la verdad en un país acribillado por la guerra. Que el hijo de Jorge 40 sea vicepresidente de la cámara es otro asalto a la democracia, como fue la parapolítica, como fue la misma visita en el 2004 de los comandantes Salvatore Mancuso, Ramón Isaza y Ernesto Baez al Congreso en donde buena parte de los “padres de la patria” aplaudieron hasta poner rojas sus manos.
Dos días después de que el hijo de Jorge 40 saliera elegido en uno de los cargos más apetecidos de la política, el 22 de julio, se cumplieron 25 años del asesinato de Víctor Eloy Mieles Ospina, sindicalista de la empresa Cicolac, y de su esposa, la docente Elvira Rosa Ramírez. Fueron acribillados frente a la fábrica de lácteos donde trabajaban en el municipio de El Copey Cesar. El 18 de julio de 1999 habían sido interceptados en inmediaciones del municipio del Difícil cuando iban en una camioneta rumbo a Valledupar. Los paramilitares, en un retén, los bajaron del auto y los llevaron ante Rodrigo Tovar Pupo, amo y señor de la zona, quien dio la orden de asesinarlos, según el informe consignado en el juzgado 11 penal del circuito especializado de Bogotá.
A Víctor Mieles Ospino se le recuerda por ser uno de los dirigentes más sobresalientes de Sintracicolac, Sinaltrainal y de varios instrumentos organizativos que posibilitaron la organización de los trabajadores de las empresas del grupo Nestlé en Colombia y en América Latina. Además de ser uno de los dirigentes más destacados del movimiento A Luchar, quien tuvo que sufrir la represión de tantos movimientos de izquierda acogidos por miles de personas.
Amenazas de muerte, destierro, atentados, detenciones arbitrarias, fueron la antesala que condujo al asesinato de Víctor Eloy. Su asesinato hace parte de la larga lista de crímenes cometidos por los paramilitares contra miembros de Sinaltrainal, 23 en total, 13 de trabajadores y ex trabajadores de la multinacional Nestlé.En sus versiones libres en Justicia y Paz, el jefe de seguridad del comandante paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, Francisco Gaviria, alias ‘Mario’, revelo que fue ‘Jorge 40’ quien ordenó el asesinato de Víctor y Rosita. El 9 de abril de 2018 el señor Francisco Gaviria, rindió indagatoria ante la Fiscalía 77 acogiéndose a sentencia anticipada por los delitos de homicidio agravado siendo víctimas Víctor Eloy Mieles Ospino y Elvira Rosa Ramírez de Mieles. La propia hija de esta pareja, Melba Mieles Ramírez, sigue esperando justicia para sus padres. Melba fue candidata para esa misma curul. Se enfrentaron la hija de la víctima con el hijo del victimario. Se impuso el hijo de 40 con el apoyo de un viejo aliado de su padre, el conservador Ape Cuello.
Pero esta, lejos de llegar, parece revictimizarlos todo el tiempo. El ascenso de Yoyo Tovar es una afrenta a las víctimas. Su poder no para de crecer.
En el año 2022 Jorge 40 reconoció su responsabilidad en el asesinato de 13 personas y desplazamientos forzados ocurridos entre los años 2000 y 2005 en los departamentos de Atlántico y Cesar. Nunca confesó los crímenes que todos sabían cometió: los asesinatos selectivos a sindicalistas de la minera Drummond, o masacres como la de Nueva Venecia en donde asesinaron a 39 personas.
En ese mismo año el país conoció el nombre de su hijo. Es que fue elegido con 35.133 votos como representante a la cámara por la circunscripción transitoria especial para la paz. Yayo, como le dicen, obtuvo la mayoría de los votos en la tierra de su padre, Valledupar, donde consiguió 14.222 electores. Su campaña estuvo plagada de señalamientos. Algunos de los candidatos a la Cámara que no alcanzaron los votos suficientes le afirmaron al portal Rutas del Conflicto que no pudieron moverse por algunas zonas en donde el único candidato que podía hacerlo era el hijo de Jorge 40 “Estos tres meses no podíamos entrar a la Sierra Nevada o la Serranía del Perijá a hacer campaña, eran territorios que los paramilitares custodiaban y le decían a la gente que debía votar por ‘Yoyo’ Tovar”.
Muchos candidatos de zonas en donde Jorge 40 y sus hombres sembraron el terror se sintieron revictimizados ante la victoria electoral de su hijo. La investigadora Natalí Triana de la Fundación Pares afirmó en su momento, sobre las circunscripciones de paz que Se volvieron un botín para los políticos tradicionales, que necesitan mantener o ampliar su poder en el Congreso. Para nadie fue un secreto las denuncias de las víctimas frente a la presencia de grupos armados que pedían a la gente votar por ‘Yoyo’”. Este abogado de treinta años se hizo conocido en el país después de que fuera nombrado por Alicia Arango en el ministerio del interior como director de la oficina de víctimas en el 2020, nombramiento que causó indignación nacional.
El poder del hijo de Jorge 40 se ha hecho sentir en la Agencia de Desarrollo Rural. Allí tuvo el poder para darle el aval a alguien de su cuerda, Carlos César Silva. Para los que no lo saben La Agencia de Desarrollo Rural es una entidad del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y se encarga de ejecutar la política de desarrollo agropecuario con enfoque territorial, según información oficial. Carlos César Silva hizo campaña presidencial con Alejandro Gaviria y fue avalado por Yoyo Tovar.
La Unidad Técnica Territorial tiene competencia en Magdalena, Cesar y La Guajira y su sede está en la ciudad de Santa Marta. Los territorios donde Jorge 40 impuso su imperio de degradación, barbarie y asesinato. En Colombia no existen los delitos de sangre pero sí debe existir un compromiso con la verdad y esta debe ser asumido por el vicepresidente de la cámara para empezar a creerle un poco cuando se hizo conocido en todo el país por su trabajo en el ministerio del interior en los años de Alicia Arango: “Yo quiero a mi papá pero yo soy yo y él es él”.
Antonio Sanguino como Senador, en su momento demandó su inscripción ante el Consejo Nacional Electoral por ser evidente que su candidatura era contraria al espíritu de las curules de paz y más bien era una afrenta a las victimas de su padre. Sanguino también demandó su elección ante el Consejo de Estado.