La democracia, sin dudas, es el gobierno del pueblo, pero no puede ser identificado con la masa —un instrumento ciego manipulable—, sino que la democracia, como forma de gobierno, requiere de instituciones que la hagan posible.
No se puede desconocer que es la forma de gobierno por excelencia y el pueblo es una comunidad de ciudadanos que establecen unas instituciones y unas reglas de juego para gobernar a las cuales todos debemos someternos por ser derivadas de la razón y no deben ser ignoradas.
La democracia se somete al derecho institucionalizado y organizado por el Estado de derecho. La democracia moderna es inconcebible e impracticable por fuera del Estado de derecho.
Arthur Kaufmann en su Filosofía del derecho nos dice: “¿Cuál es esa democracia del Estado de derecho? Según la clásica formulación de Abraham Lincoln, democracia es the government of the people, by the people, for the people, yo acentúo by the people. La democracia tiene que ser conformada por el pueblo. La democracia soporta tener a su cabeza personalidades mediocres, pero no resiste el comportamiento pasivo del pueblo”. La democracia requiere de una ciudadanía activa para ser fuerte, no masa.
El hombre como ciudadano es la columna esencial de la democracia, que obedece al derecho y al Estado de derecho, no al hombre que en las tinieblas de la multitud se transforma en una fiera agresiva que desconoce la razón y ve al otro como un enemigo y le declara la guerra.
En la democracia, lo que debe reinar es la deliberación pacífica en el espacio público mediado por las instituciones. Esta forma de gobernar es el libre juego de ideas que soportan unos intereses compatibles con el bien común.
Es natural en la democracia que existan intereses particulares. Lo que no deben hacer los promotores o titulares de esos intereses es destruir el bien común, que en esta forma de mandato son los derechos y libertades de todos que debe proteger el Estado de derecho.
La democracia moderna, la que vivimos, es diferente a la democracia de la antigüedad. La actual no es directa porque es impracticable, es representativa.
En la antigua Grecia se tomaban decisiones en la asamblea de ciudadanos y no hay que olvidar que ellos eran una capa de esclavistas hombres que cabían en un escenario, hoy la ciudadanía nos pertenece a todos, sin exclusión de sexos, raza, condición religiosa o económica y la democracia existe en un gran estado territorial, por lo que no hay escenario distinto a la escogencia de los miembros del gobierno representativo que la urna electoral. Es por esta razón que la democracia es un gobierno representativo del Estado moderno, que no es otro que el Estado de Derecho. Por ese motivo, la democracia como gobierno representativo se realiza en las instituciones del Estado de Derecho.
La unidad entre democracia moderna y su importancia para el Estado de derecho la presenta Gustav Radbruch así: “La democracia es ciertamente un bien digno de ser elogiado, el Estado de derecho, sin embargo, es como el pan de cada día, como el agua para beber y el aire para respirar, y lo mejor en la democracia es precisamente, que solo ella es apropiada para asegurar el Estado de derecho”.
Fortalezcamos la democracia representativa, solamente así salvaremos nuestro Estado de derecho.