María Consuelo*, es una de las empobrecidas feligreses de Ríos de Vida que se siente orgullosa de haberse ido a pie, durante un mes, de su casa situada en el Alto Bosque hasta la iglesia Ríos de Vida en el Pie de la Popa de Cartagena. ¿Por qué hizo esa penitencia? Quería ahorrarse lo del transporte para comprar un arreglo floral para la boda del hijo del pastor Miguel Arrázola Pineda. Pero cuando llegó al lugar, no la dejaron entrar porque no estaba en la lista de los distinguidos invitados, y sus flores se marchitaron como se ha marchitado la humildad de los pastores de su iglesia cristiana evangélica.
La historia de María Consuelo no es la única. También Gloria*, quien reunió cada peso para comprarle una canasta de pan especial a los novios. Una conocida abogada —no me autorizó para revelar su nombre— que le ayuda económicamente, me llamó indignada para decirme que no le vuelve a dar un peso a esa señora, puesto que todo el dinero que recoge se los lleva a unos pastores que viven en la opulencia a costa del diezmo de su feligresía.
Un pasado oscuro
Al interior de la iglesia Ríos de Vida se han presentado los pecados capitales que se dan en cualquier organización de poder por el manejo de los dineros y de los ascensos. El 15 de noviembre de 2016 publiqué el artículo «El roscograma del pastor Miguel Arrázola...» En uno de los apartes dije algo que hoy cobra actualidad con el matrimonio Arrázola-De León:
«En el caso de la iglesia Ríos de Vida, el uso de efectivo ha permitido que la corrupción se desarrolle en su interior. Un exlíder me manifestó que hace ocho años los Arrázola expulsaron a un joven recién casado encargado de contar el dinero por un faltante considerable. La señora Mónica Portela debió salir por la pérdida de unos cheques —que estaban bajo su custodia— que sumaron $150 millones que fueron cobrados en Huila. Pero mientras unos salían otros eran ascendidos. Por ejemplo, hace ocho años, el encargado de la chequera era el hoy pastor Hernando de León».
Resulta que el hoy pastor de León a raíz de ese suceso, fue relegado y reducido al ostracismo, ya que era el tesorero y las chequeras reposaban en su escritorio. Pero debido a que el hijo del pastor (Miguel Esteban) se enamoró perdidamente de la hija de Hernando de León (Valentina de Léon), los padres de Arrázola Jr. no solo debieron reivindicar el nombre de su futuro suegro sino que también lo ascendieron a pastor. Era necesario alimentar la apariencia. No era posible que el hijo de los líderes de Ríos de Vida se casase con una niña que no tuviera su estirpe de pastor. Había que promover no solo la carrera de pastor del novio sino también de su suegro. De esta manera, los dos se graduaron casi que al mismo tiempo de pastor.
¿Persuasión o manipulación?
Pero lo que la gente no sabe es que a través de una sistemática campaña de persuasión (Y DE DURA PRESIÓN), los miembros de la iglesia preparan a sus feligreses para que hagan el pacto y siembren generosamente. Por eso el «pastor de las lukas» se llena la boca para mostrar en el fastuoso matrimonio los Louis Vuitton que pisa, y su esposa, la pastora María Paula García de Arrázola, agradece los Carolina Herrera y otras marcas de prendas de vestir y accesorios recibidos como regalo de boda.
Más allá de su costo ($500 millones, un cálculo conservador) o su fastuosidad (16 despedidas de solteros, media tonelada de flores, dos ceremonias, etc.), lo que debería llamar la atención de la boda del hijo del pastor son otros valores caros a la misión que tienen como portadores de la Palabra de Dios. Por ejemplo, proverbio dice:
«1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad».
La pregunta clara que surge para cualquier verdadero cristiano es: ¿Como un pastor de una iglesia, puede competir con la vanidad que mostró Mr Black y su esposa Yuranis León, que también fue un derroche de lujo pero no tan suntuosa como la del pastor Miguel Arrázola Jr.? Mr Black no predica la Palabra de Dios y no podría estar obligado a dar ejemplo de los valores cristianos, pero un pastor sí.
«Porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo». (Galatas, 6:3)
Frente a las críticas que recibió por su luxury matrimonio, Mr. Black dijo:
«Hablaron de Jesucristo ahora que no hablen de mi, eso va. ¡No joda!».
Jesús le podría responder a Mr. Black:
«Padre, perdónalo porque no sabe lo que hace»
¿Pero un pastor recién graduado como ministro de Dios? No. ¡Mil veces no! El novio, Miguel Arrázola García, 24 años, recientemente fue graduado como pastor. Imita a su padre en todo y es quien va a sucederlo en la iglesia cuando faltare o se ausentare. Veamos lo que dice el Nazareno:
«Que no sea un recién convertido para que no se le suba el cargo a la cabeza y se haga acreedor de la misma condenación que el diablo» (1Timoteo, 3:6).
¿Dónde está la humildad pregonada por Cristo? ¿Acaso este matrimonio suntuoso no es una afrenta a los humildes y a la Palabra de Dios?
«Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios». (Santiago, 4:10)
¿De qué le sirve a la humanidad, a la pobreza de Cartagena, los Louis Vuitton del novio Miguel Arrázola Jr. o los Carolina Herrera de Valentina de León? Es vanidad, pura vanidad. Vanidad de vanidades.
Ahora bien, si los Arrázola fueran empresarios exitosos, artistas famosos y ricos, ¡vaya y venga! Pero son pastores que deben vivir de modestos sueldos que la iglesia les debería pagar para que vivan dignamente. Si quieren darse esos lujos, que renuncien a su labor pastoril y se dediquen a trabajar, porque ni los padres, ni los novios pueden hacer algo diferente a lo que predica la Biblia.
«Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo». (1Juan, 2:16).
No obstante, existe algo que no es conforme a la Palabra de Dios sino conforme a las leyes colombianas. ¿Cómo le pagaron a Mary Cueter, organizadora de la lujosa boda, la misma que le organizó la fiesta a Mr. Black? ¿Reportó a la DIAN ese ingreso? ¿De dónde pagaron la ostentosa boda? ¿El dinero proviene de los feligreses? ¿Es de la iglesia? ¿Donaciones?
Mary Cueter debe reportar esos ingresos a la DIAN. Constataremos cada uno de los gastos, porque los dineros procedentes de donaciones también son susceptibles de control social.
¿Cuánto se ahorró María Consuelo para comprarle un arreglo floral a los hijos de los pastores? No lo sabemos con exactitud, pero sea cualquiera la cifra ahorrada e invertida en las flores, no es lo relevante. Lo importante es que con la fe de un humilde feligrés no se juega. Si Jesucristo aceptó que una mujer pecadora le enjugara sus pies con un perfume fino, no lo hizo por vanidad, sino porque el corazón del cristiano debe estar también abierto para recibir de los humildes que regalan de corazón limpio. Veamos lo que dice Jesús al fariseo que lo había invitado a su casa:
«—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.45 Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.46 Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume.47 Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados.[d]Pero a quien poco se le perdona, poco ama». (Lucas, 7:46)
Las flores de María Consuelo probablemente estén marchitas, pero aunque ella haya sido sugestionada y manipulada, el acto de haber dado la liberó, porque lo hizo con amor, aunque los novios no se hayan enterado del gran sacrificio que hizo para comprar esas flores, y no la hayan dejado pasar a la suntuosa boda.