Dos días después del asesinato de Alberto Uribe Sierra el diario El Colombiano publicó lo siguiente: ““sobre el asesinato de Uribe Sierra se han presentado algunas versiones contradictorias”. Llama la atención que entre 1983, fecha del asesinato de Uribe Sierra y 1995, fecha en la que fue elegido gobernador de Antioquia, Alvaro Uribe Vélez guardara silencio sobre el asesinato de su padre. Después lo convirtió en su bandera política y en su justificación suprema de su lucha y su odio contra las FARC. Y ni siquiera hay evidencia de quién lo mató.
Nunca hubo concordancia con la hora de la muerte. En un artículo que escribió Universo Centro compara las horas de la muerte del hacendado dadas por los periódicos El Mundo de Medellín, 11:30 am, El Colombia dice que fue asesinado a las 3:30 y El Tiempo afirma que fue una hora después.
Uribe Sierra era un hombre al que le gustaba la adrenalina. Por eso a veces prefería manejar su helicóptero, Un Hugues 500, de color azul y blanco que sería encontrado años después en la finca Tranquilandia, el mayor laboratorio de coca del país, propiedad del jefe de finanzas del Cartel de Medellín Gonzalo Rodríguez Gacha. En ese helicóptero aterrizó en Guacharacas el 14 de junio de 1983. En esa zona la guerrilla de las FARC había hecho su aparición. Uribe Sierra era dueño de San Cipriano, una finca panelera contigua a Guacharacas. Las FARC le habían asesinado en enero de ese año a dos de sus trabajadores. Le había recomendado a los hijos no visitar la zona. Pero ese día de junio se decidió ir acompañado de Santiago y Maria Isabel, dos de sus cuatro hijos.
El helicóptero aterrizó a cien metros de la casa de las Guacharacas. Uribe Sierra, una vez puso pies en tierra se dirigió a la sala, se sentó en el comedor a hablar con Santiago. María Isabel se puso a hablar con las empleadas en la cocina. Está claro que el patriarca no pasaría la noche en ese lugar. La amenaza de las FARC estaba más que clara. Una hora después de su arribo aparecieron 14 hombres armados. No tenían distintivos de guerrilla alguna. El testimonio, además del de Santiago Uribe Vélez, más fiables es el de uno de los trabajadores de la finca, Jimmy Adarve, quien cuenta como don Alberto, al ver a los hombres armados en la entrada de la hacienda, sacó un arma. Disparó y le dio a la nada. A pesar de esta agresión los supuestos guerrilleros de las FARC le aconsejaron no disparar más, le aseguraron que no querían hacerle daño.
Pero ni Uribe Sierra, ni su hijo Santiago, hicieron caso a la recomendación y continuaron disparando. La respuesta de los supuestos insurgentes fue la de descargar sus proveedores sobre el hacendado. Santiago logró escaparse por la parte de atrás de la casa.
Alberto Uribe nació el 25 de noviembre de 1932 en Andes, Antioquia. Su padre era un reconocido empresario llamado Luis Uribe González. Con ganado y tierras fue creando un imperio. Otra de sus fincas más conocidas fue La Carolina, que contaba con plaza de toros propia, allí crió toros de lidia. Se casó con Laura Vélez Uribe. De ahí surge la relación de Uribe Sierra con otro controvertido hacendado de ese departamento, Don Fabio Ochoa Restrepo, ya que Laura Vélez era sobrina de Roberto Vélez, quien estaba casado con la hermana del ganadero Fabio Ochoa.
Según investigaciones de Daniel Coronell Alberto Uribe no sólo era cercano a los Ochoa sino que actuó como rejoneador para la fundación Medellín sin tugurios, propiedad de Pablo Escobar. En el libro que escribió el patriarca Ochoa, Uribe Sierra aparece en varios párrafos del libro de Ochoa Restrepo -padre de tres de los integrantes más duros del cartel de Medellín, Fabio, Jorge Luis y Juan David- e incluso profetiza que el hijo mayor de Alberto, Alvaro, tenía la inteligencia y la visión como para ser presidente de Colombia.
La justicia no tiene investigaciones en donde se compruebe una relación entre Alberto Uribe y Pablo Escobar.
En el intercambio de disparos salió herido Santiago Uribe. Necesitaba atención médica inmediata. Allí entra en escena Alvaro Uribe Vélez. Usa un helicóptero, propiedad de Pablo Escobar, para desplazarse a la zona y rescartar a su hermano. Hay que recordar que en ese momento Escobar era una figura pública reconocida y consentida por sectores políticos y periodísticos. Incluso llegó a ser suplente en la Cámara de Representantes. Fue en 1984, después de las denuncias del ministro de justicia Rodrigo Lara, que empieza a atacar con toda la fuerza de sus millones al Estado.
De esta manera registró el Colombiano el rescate de Uribe a su hermano Santiago: “Desde Medellín había salido a las 6:45 un moderno helicóptero, de propiedad de Pablo Escobar, al mando de Jaime Sandoval, con el propósito de traer de urgencia a Santiago a esta ciudad, para ser internado en una clínica. El permiso especial fue otorgado por la Aerocivil, a petición del exdirector de esa dependencia y exalcalde de Medellín, Álvaro Uribe Vélez, por tratarse de un caso de urgencia y porque el aparato está equipado con sofisticados equipos electrónicos y radar”.
El asesinato de Alberto Uribe Sierra fue un acontecimiento en Medellín. El periodista Fernando Garavito escribió una crónica llamada “El día que sobre Medellín llovieron flores” y habla del homenaje que Medellín sin tugurios le hizo a Uribe Sierra: cinco avionetas privadas desataron sobre el cementerio donde sería enterrado el patriarca miles de flores. Según el periódico El Mundo al entierro asistieron 10 mil personas.
La última vez que habló Alvaro Uribe de su padre fue justamente al inicio del juicio que se le sigue por manipulación de testigos. En extensa indagatoria ante la Corte Suprema el expresidente recordó esa tarde del 14 de julio de 1983. En él recordó a su padre con esta frase: «Mi padre decía que los únicos pecados que tenía era el aguardiente y ser enamorado».
Cuando el magistrado del alto tribunal César Reyes le preguntó si las FARC actuaba en esa región el expresidente contestó: «Mi hermano contó todo eso y cómo se identificaron, contó todo y no tengo memoria exacta del frente, pero lo cierto es que trataron de distorsionar los temas y asignarle a mi padre temas de narcotráfico y mi padre decía que los únicos pecados que tenía era el aguardiente y ser enamorado. Eran de las Farc y la profesora que salvó a mi hermana los vio, mi hermano Santiago y más gente. Mi hermano se salvó también porque dijo que estaba ahí comprando un ganado».
Durante la campaña a la gobernación de Antioquia en 1995 y a la presidencia en el 2002, Uribe se invistió de una armadura moral en su lucha contra las FARC al ser una víctima de este grupo armado, lo que le dio legitimidad y despertó empatía en una ciudadanía que estaba realmente agotada con el accionar de este grupo armado. Nunca se pudo comprobar realmente si este ataque lo hizo realmente este grupo guerrillero.