El actual gobierno de Iván Duque sigue aún desvirulado en la escogencia de tripulantes que ayuden a enderezarle el barco que mal capitanea desde el 2018.
Ante la travesía a mar abierto de un mar tempestuoso, frente a unas aguas internacionales diferentes tras la derrota vergonzosa del aliado favorito que él, su mentor Álvaro Uribe y el partido político de este último, apoyaron de frentolín en los EEUU, su barco todavía continúa encallado en aguas territoriales y seguirá en ese mismo lugar, mientras continúe mal escogiendo a sus marineros.
La última adquisición que hizo, cree uno que para calmar las aguas en el Magdalena, en donde su barco no tiene el calado suficiente para navegar bien debido a que ya fue drenado solo para que navegue la moderna embarcación de bandera anaranjada que empezó a surcar estos mares con mucha fuerza y decisión popular, fue escoger a un exalcalde de la ciudad que no posee el carisma o simpatía, salvo de las familias ricachonas que hasta el 2019 estuvieron piloteando la barcaza oxidada con la que por dos siglos nos transportaron a la deriva y sin llegar a un puerto seguro.
Nos referimos sin duda al nombramiento de Juan Pablo Díaz Granados en el vice Ministerio del Interior, uno de los peores exalcalde que parió esta ciudad, que dejó la Alcaldía de Santa Marta con numerosa investigaciones en contra, ayudó a destruir la bahía más hermosa de América con la construcción de una marina para los ricos y se vanaglorió por haber construido un puente de 15 metros de largo en un barrio de la ciudad y al cual consideró el «puente más largo que haya construido gobernante alguno de Santa Marta».
Uno supone que su designación en ese cargo por parte del que supuestamente lleva el timón del barco encallado sería para calmar las aguas o drenar el mar por esta parte del territorio colombiano, a fin de que su barco se desencalle por estos mares, pero en realidad no es más que otra demostración de lo desvirulado que está todavía y no sabe qué hacer con su carta de navegación. Parecería que navega hasta sin brújula en medio de una noche oscura ni siquiera con estrellas que iluminen la ruta marítima incierta de su barco a vapor.
Señor capitán Iván Duque, Juan Pablo Díaz Granados no es el marinero de agua dulce ni de salada que cree usted podrá encontrarle calado a su barco en el Magdalena. Recuerde que él hace parte de los ricachones de este Departamento y cuyas familias tradicionales estuvieron mandando por 200 años sin que hasta la fecha hayan traído el progreso que se merece el Magdalena. Es muy claro nuevamente su desatino, perdone usted que le hable claro y pelao.