A propósito de la conmemoración de los 246 años de fundación de Magangué y de la consagración de octubre como el mes de la “Magangueleñidad”, el Centro de Historia Villa de Magangué, del que soy secretario académico, convocó un conversatorio para reconstruir, a partir del examen del pasado, un mejor presente y un futuro digno. En este brevísimo artículo geohistórico analizamos su pasado más remoto: el indígena.
Una historia dual
Realmente, Magangué tiene un origen dual: el indígena y el colonial, dos poblaciones diferentes, separadas una de otra, que a partir del siglo XVIII se unen por factores geohistórico circunstanciales. Su origen indígena probablemente se remonta al siglo XI, cuando comienzan a llegar al territorio de la depresión Momposina migraciones de pueblos mayas por el istmo de Panamá hacia la zona costera del Caribe colombiano. Por esa vía llegaron pueblos de lenguas chibchenses como la tayrona, chimila, muisca, kogui, bribri, paya, kuna, arhuaco, wiwa, katío, mutabe, mangue y achí, entre otras, que vivieron sometidos al imperio maya hasta su desintegración, cuatro siglos antes de la llegada de los españoles a América. Estos pueblos se diseminaron por el golfo de Urabá, los valles del rio Sinú y San Jorge, la depresión momposina, la sierra nevada de Santa Marta y parte de las cordilleras central, oriental y occidental.
Los mangue
Según investigaciones etnolingüísticas, el “mangue” fue una lengua otomangueana chibchense emparentada con el chiapaneco y el chorotega que se extinguió en el siglo XIX. La última lista de su vocabulario la realizó el etnolinguista estadounidense, Daniel Garrison Brinton, en 1874, con casi 200 palabras, que resume parte de la escasa evidencia obtenida sobre esta lengua antes de su extinción. Según este investigador, el término “mangue” es la adaptación del autónomo “mánekeme” relacionado con el chiapaneco “mángueme” que significa “nuestros”. La palabra “mangue” es toponímica en el golfo de Yucatán (México) y la península de California (México). Asimismo, en Colombia la encontramos en el departamento de Córdoba (corregimiento de Manguelito) y Bolívar (caño Mangue/Achí y Memangue, nombre de uno de los caciques encomendados por Pedro de Heredia en el reparto que hizo en Mompox en 1541).
De manera similar al origen de los apellidos en el mundo occidental, en América los nombres de los indígenas derivaron de su filiación lingüística o del nombre que se daba al territorio habitado. Por eso, es muy probable que el nombre del cacique Memangue sea una adaptación autónima del vocablo chiapaneco “mángueme”, en el que el pronombre “me” se antepone al nombre “mangue” para formar “memángue”, que significa “Me, el nuestro”.
Población del San Jorge
Contrario a lo que menciona la historiografía tradicional, el origen de Magangué no estuvo vinculado al rio Cauca sino al rio San Jorge. Eso explica por qué, hasta el siglo XVII, el pueblo de blancos Baracoa de Maganguey pertenecía a la provincia de Santiago de Tolú y no a la de Mompox; y explica también por qué Diego de Carvajal, que tuvo gran influencia en esa provincia, ejerció sus actividades de trata de bogas y de esclavos desde este clandestino puerto.
Ahora bien: ¿por qué el pueblo indígena Mangue o Manguey no estuvo ubicado en el cauce principal del rio Cauca sino en la orilla occidental de un brazo del rio San Jorge que hacía parte del delta de la desembocadura de dicho rio y desembocaba en Yatí? La explicación se encuentra en la cambiante configuración geohidrográfica de la zona deltica de confluencia del rio Cauca y el San Jorge.
Según evidencias que presenta la escasa cartografía elaborada por los europeos entre la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII, y la que suministran fotografías y planimetrías satelitales de paleo cauces de la zona, el rio Cauca desembocaba en “bocas de Tacaloa” y no en las de Guamal, como lo hace a partir de 1867, atravesando longitudinalmente de sur a norte La Mojana y ocupando los cauces de los caños Ventanillas, Sangre y Mojana; por lo tanto, la desembocadura del rio San Jorge en el Cauca no era por “boca de Perico”, sino por “boca de San Antonio” (donde desemboca actualmente el caño Mojana) y por un brazo que corría paralelo al rio Cauca y desembocaba en “Las Piedrecitas”, muy cerca de la población de Yatí; en “boca de Perico” se unía al rio Cauca un brazo suyo denominado “rio Perico” que sirvió a los contrabandistas momposinos de ruta para evadir los controles de la aduana española, el cual, a partir del terremoto de 1867, se convirtió en el principal cauce de este rio, anticipando su desembocadura frente a la actual población de Pinillos.
El brazo del rio San Jorge, que corría de sur a norte paralelo al rio Cauca y desembocaba en Yatí, interconectaba y alimentaba parte de las albuferas de agua dulce (lagos o ciénagas) de Tacasaluma, Piñalito, Ciénaga Grande y Las Pavas, separadas del Cauca por una larga y estrecha lengua de tierra sedimentaria que aún se conserva, sobre la cual se edificaron poblaciones coloniales como San Juan Bautista de El Retiro (24 de junio de 1626) y Madrid. Este brazo tenía varias conexiones con el rio Cauca a través de caños como el “Puta Puta” (cerca de El Retiro) y el Baracoa (cerca del actual caño El Chorro). Este caño formaba la isla del mismo nombre que se extendía hasta la desembocadura del San Jorge en la boca de “Las Piedrecitas”.
Llama la atención el hecho que, justamente en las inmediaciones del caño Puta Puta, que intercomunicaba las aguas del San Jorge con las del Cauca, se hallaban ubicados dos pueblos indígenas importantes: el de Guaso y el Puta-Puta; que, en la orilla de enfrente, entre la desembocadura del “rio” Perico en el Cauca y el brazuelo de Jagua, estaba Jagua, uno de los poblados que más resistencia hicieron a los Heredias. Este brazuelo comunicaba los brazos de Chicagua con el rio Perico y el Cauca; asimismo, que, en la desembocadura del brazo o brazuelo de Baracoa, cerca del resguardo indígena de Yatí, se hubiera formado ese poblado indígena igualmente belicoso. Es decir, a diferencia del rio Cauca, el brazo Baracoa del rio San Jorge, constituía una ruta fluvial más tranquila y segura que conectaba con los mercados indígenas allende los montes del Pirnal, donde confluían los caminos terrestres que comunicaban estos ríos con el mar Caribe.
Tierra de encuentros indígenas
La ubicación de Mangue sobre el brazo Baracoa del rio San Jorge, en el epicentro de esa compleja red hidrográfica donde confluían muchas poblaciones indígenas, explica por qué, a la llegada de los conquistadores, este poblado constituía un puerto clave para las comunicaciones entre el bajo Cauca, el bajo San Jorge y los pueblos del rio Magdalena y de las serranías interiores. Una población ubicada en tierra alta, invisible a simple vista desde el cauce principal del rio Cauca, enmarcada geográficamente por tres ramificaciones serranas de la formación Betulia de la serranía de San Jacinto o Montes de María (Yatí, Mangue y Las Prascas), rodeada por las aguas de la Ciénaga Grande o de Versalles (al sur), del brazo Baracoa (al oriente) y la ciénaga de Las Pavas (al norte).
No obstante, a diferencia de Zambrano, referenciado por los cronistas españoles del siglo XVI como el principal centro comercial indígena del bajo Magdalena, Mangue y luego Baracoa de Magangué no lo fueron, por la señalada razón que el Cauca por su relativo despoblamiento y por no ser ruta de acceso hacia el interior andino de la Nueva Granada, no llamó la atención de las primeras oleadas de conquistadores peninsulares.