Hace pocos días la escritora mexicana Elena Poniatowska se quejaba de haber sido víctima de un robo en el que perdió su computadora personal. Más que esta pérdida material, lo que lamentaba la reconocida autora es que de su extensa biblioteca, los ladrones no se llevaron un solo libro. “Lo me que me da mucha tristeza es que aquí en México nadie se roba uno”.
No obstante, los ladrones cultos no son tan escasos como parece ser a primera vista, pues el diario El País de España informó hace pocas semanas del misterioso hurto de un documento cartográfico de inestimable valor: el primer mapa que registra el extenso ámbito del Caribe.
Este data de 1514 y fue publicado por primera vez en la obra Opera. Legatio babilónica de Pedro Mártir de Anglería, un humanista al servicio de los reyes católicos y del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, quien al parecer es coautor del mencionado mapa.
Lo que hace singular esta joya cartográfica no es solo su antigüedad sino su intencionalidad política. La singular carta plasma la cuenca del Caribe con sus costas, incluida la Florida, más las islas mayores que aparecen alineadas con las Canarias y aun se asoma en ella una punta del estrecho de Gibraltar.
Ello busca dar una idea de unidad, de un todo español en los descubrimientos, y también ordena el territorio del Nuevo Mundo con respecto a Europa. Un análisis experto sobre el valor del mapa lo realizan los historiadores Jesús Varela y Luis Vasallo en su estudio La cartografía americana en el testamento de Fonseca: “estamos ante una composición cartográfica donde no se respeta la geografía y parece estar diseñado en función de una idea política”, expresan los mencionados autores.
Esta visión temprana del Caribe reafirma la idea de Franco Farinelli de que el mapa como creación humana no solo configura nuestra mente, sino que antecede al territorio.
La invaluable pieza cartográfica se ha perdido desde el 2019, aunque solo ahora se dio la noticia al público, buscando evitar que los ladrones la destruyesen. Ello es poco probable pues quienes lo han hurtado deben conocer su gran valor económico entre los ricos coleccionistas del mercado negro.
Muchos de estos ladrones son lectores versados, que merodean las grandes bibliotecas y las colecciones de documentos raros y valiosos. Otros provienen de adentro. Tal es el caso del sueco Anders Burius quien era el director del departamento de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Suecia, la cual desangró sistemáticamente durante varios años vendiendo de forma subrepticia decenas de los preciosos atlas y manuscritos que debía custodiar.
A la fecha no hay pistas de los autores del hurto de esta inapreciable carta, que refleja el extenso territorio del Caribe como unidad política y geográfica. Los pueblos amerindios comenzaron a perder el Caribe en el siglo XV a manos de España y esta lo perdió gradualmente en los siglos posteriores. Quizás los cartógrafos europeos que originalmente lo trazaron no estarían tristes ante este enigmático robo.
Al fin y al cabo, frente a la pérdida de un extenso imperio, ¿qué importa la simple sustracción de un viejo mapa?