Ustedes no saben cómo me ha servido para mi cuerpo de pensamiento que mi viejo haya sido cachaco.
Cuando uno tiene un viejo cachaco y convive con él veintitantos años, uno se aprende todos los trucos, trampas, charlatanería y perradas propias de su lugar de origen, y más aún si ustedes tienen un padre como el mío, que era de lo más vivo que se puede encontrar en Colombia.
Es por esto que para mí ha sido fácil descifrar a Daniel Coronell, uno de los “perros-culos” más sagaces de Colombia.
Cuando se ha tenido un viejo como el mío -y aquí es en donde yo más me conecto con el gran escritor inglés John LeCarré- casi todo de ahí pa’ abajo es inferior en nivel de “perrada”. Es decir, difícil encontrarse a un perro más sagaz que mi viejo. Coronell, comparado con mi viejo, es un amateur, un principiante.
Pero eso no quita que las perradas de Coronell no sean finas, porque lo son.
Estoy escribiendo esta columna, hoy, para despedir el año en cuanto a opinión, porque ya yo sé lo que se viene el año entrante y le quiero “echar el guante” a Daniel Coronell, quien ya está dibujando su estrategia para el año entrante para joder la candidatura de Gustavo Petro, y yo no puedo permitir eso porque yo quiero que Petro se convierta en presidente de Colombia.
Mis razones no son necesariamente las mismas de Petro, pero, en general, son parecidas.
En esencia, yo quiero que gane Petro porque Colombia necesita un cambio profundo en su sociedad, y el único tipo que garantiza ese cambio es él.
Yo quiero enterrar el mundo de la “gente bien”, el del país mafioso, el de los privilegios, y darle espacio a un mayor número de colombianos para que se desarrollen individualmente. Mi objetivo, como hombre de ideas, es construir un “colombiano fuerte”. Pero fortaleza para mí no es una pistola y un genocidio, como es el caso de Uribe. Para mí la fortaleza es mental, va en el carácter.
Y las razones por las que quiero una Colombia con bastantes hombres y mujeres fuertes no tienen nada que ver con las de Petro, tienen que ver con la supervivencia de nuestra tribu colombiana.
Petro mira a un futuro cercano de aquí a 10-20 años y por eso habla de “cambio climático” y de “desarrollo de la economía productiva de país”. Mis binóculos son de 50-100 años de cara al futuro y hablan de la supervivencia de nuestra raza, y para sobrevivir en 50-100 años vamos a tener que construir un colombiano “fuerte”, no nos va a quedar otra opción.
Todos los países tienen sus pensadores y yo quiero creer que yo soy uno de esos pensadores en nuestra tierrita, y como tal, es mi deber anticipar lo que se viene, proteger lo mío de los peligros que se avecinan, y esto es lo que veo.
Eso no quiere decir que Petro esté equivocado, porque no lo está, ¡para nada!
El camino de Petro es el camino correcto, pero es solo el principio. Lo que Petro propone puede ayudar a sentar las bases de lo que yo busco, por eso me interesa que el se convierta en presidente.
En otras palabras, la construcción de ese colombiano fuerte que yo busco como pensador, comienza con Gustavo Petro como presidente. Ya después de él, cuando hayamos bajado el inodoro con toda la mierda que hoy ahoga a Colombia, veremos quien en el país está en mejores condiciones de continuar con la tarea de la construcción del “colombiano fuerte” que yo busco, pero Petro es el principio, de eso no tengo la menor duda.
En la otra orilla del rio está la mierda que hoy ahoga a Colombia.
Dentro de esa mierda hay dos facciones claras que pretenden que el país continúe en el mismo sendero por el que vamos, que es el sendero de nuestra extinción.
Una facción es la facción fascista, encarnada por el genocida de Uribe, quien aspira a que los únicos colombianos fuertes sean los de la “gente bien” que hoy en día controla Colombia. Los dueños de la banca, de la industria, y los terratenientes del país, es decir, los de siempre. Un grupo que, históricamente, siempre ha recibido todos los privilegios y la mejor educación.
Teniendo en cuenta todo lo que un señorito/señorita de “bien” recibe a lo largo de su vida en Colombia, yo diría que es más bien poco lo que le devuelven a la sociedad, y muy poca su contribución a la construcción del “colombiano fuerte” que yo busco, un prototipo de hombre que, en el futuro, sea capaz de sobrevivir en el mundo altamente competitivo y con escasez de recursos que se viene.
Esta facción Uribista es de corte paisa, y gracias a este regionalismo se presenta ante el resto de colombianos como la “alternativa regional” al poder central de Bogotá.
Muchos costeños, incluyendo a todos los ganaderos y finqueros de nuestra región, han comprado esta idea de los paisas como polo regional que se contrapone al poder de Bogotá.
Eso no es cierto. Para empezar, el carácter antioqueño no representa a todas las regiones, y su ética y sentido de la moral mucho menos. Ese mundo de “quebrar faltones”, tetas operadas, traquetos y caballos es un mundito de montañeros plateros que no nos va a llevar a ninguna parte en 50-100 años. El mundo de los paisas es un mundo de valores retorcidos y anticuados, y por ahí no es.
Yo soy el primer antagonista de una Colombia eminentemente paisa. Me parece poco, por lo menos en comparación con lo que yo busco y en comparación con lo que yo creo que debe ser el colombiano del futuro.
Eso para no hablar de la legendaria brutalidad antioqueña, esa que está presente bajo diversos matices en tipos como Alejandro Gaviria, Oscar Iván Zuluaga y “Fico Gutierrez”. Oír hablar a esos tres es como regresar a 1980. Hay cierta brutalidad intrínseca en la mayoría de los paisas que va en contravía del futuro. Los antioqueños no poseen las formas modernas del hombre cosmopolita del futuro, siempre hay algo campechano y brutal que rodea su carácter.
Eso para no hablar de su cercana asociación con la muerte, asociación claramente expuesta por bestias como Pablo y Uribe, dos monstruos de talla universal.
No, el sendero seguido por la facción Uribe-fascista no es el sendero que le conviene a Colombia. Brutalidad no es lo mismo que fortaleza mental, y lo que yo busco no es “verraquera” paisa. La verraquera paisa siempre viene con muertos, por ahí no es.
Y la otra facción de la mierda, claro, es la facción bogotana que orbita, hoy por hoy, alrededor de Juan Manual Santos.
Esa es la facción de siempre, la que lleva 200 años gobernando, la de los capitalinos distantes y clasistas que ningunean todo lo que no sea de su círculo. Es la facción que tiene acomplejada socialmente a toda Colombia con el mito de que ellos son más distinguidos que todo el mundo, y con la creencia idiota de que ellos son los únicos capaces de gobernar el país.
Estos cachacos fracasados -porque después de 200 años de gobernar solo han podido construir la Colombia pobre y desigual de hoy- quieren hacernos creer que, la facción Uribe-fascista que ha gobernado estos últimos 20 años, es un fracaso, y que el poder debe regresar a Bogotá, desde donde nunca debió haber salido.
Estos cachacos recontra-fracasados nos quieren hacer creer que la solución de los problemas es regresar a una línea moderada propia del altiplano, en donde excesos como Uribe no existen.
Se proclaman de “centro”, y como ya he dicho, orbitan alrededor de la figura de Juan Manuel Santos, el “gran traidor” del Uribismo, un cachaco solapado que se benefició 8 años de la política de guerra de Uribe, siendo durante casi 4 años ministro de defensa, y viendo en lo que se iba a convertir el escándalo de los falsos positivos, traicionó la política de la guerra que lo llevó a la presidencia e hizo la paz para SALVARSE DEL JUICIO DE LA HISTORIA.
Los idiotas en Colombia creen que Santos hizo la paz porque el tipo es un tipo altruista y progresista, pero la realidad es que Santos hizo la paz para entrampar a Uribe con la responsabilidad de los falsos positivos y salvarse él. Lo del Nobel fue un plus, no la razón principal.
Por eso lo odian los uribistas y al interior de las Fuerzas Armadas. Lo odian porque se benefició de la política de matanzas, y después se las tiró de “hombre de paz”.
Yo no soy Uribista, ¡ni lo permita Dios!, pero yo entiendo el odio del Uribismo contra Santos.
Él fue parte del crimen de los falsos positivos, y luego se las quiso tirar de inocente.
Lo siento “Juampa”, pero así no funciona la vaina. Tú no puedes ser el asistente de Hitler, y después tirártelas de Adenauer, así no es la cosa, Maestro.
Y dentro de esta facción de bogotanos hipócritas nos quieren vender la idea de que, regresar a Bogotá, regresar al circulito de la capital, es la solución de nuestros problemas.
Regresar a Bogotá no es la solución a nuestros problemas, BOGOTÁ ES EL PROBLEMA.
Pero la enjundia paisa tampoco es la solución.
Por eso, entre otras muchas razones, yo apoyo la “tercera vía” que representa Petro.
Los bogotanos de ese circulito “moderado” de centro tienen una ventaja.
Gracias a la proximidad de Santos con Biden, cuentan con el apoyo de los americanos, quienes ya se dieron cuenta que Uribe es un fusible quemado.
Y parte de ese apoyo viene encarnado en Daniel Coronell, quien, ya bien por persuasión, ya bien por conveniencia, funge como lacayo de los americanos.
Verán ustedes, mis queridos lectores, los americanos ya no asesinan candidatos de izquierda como antes, o promueven golpes de estado en Latinoamérica.
Hoy en día, las tácticas de infiltración en Latinoamérica son diferentes. Mucha bodega en red, mucho periodista comprado, mucho dinero invertido en manipulación mediática, etc.
Y aquí es en donde Coronell aparece con su revista “Cambio”, su columna de Los Danieles, y su “Reporte Coronell” en la W.
Daniel Coronell no es ni siquiera el periodista de la causa de centro que auspicia Santos, es el periodista de los americanos.
Y como dije al principio de esta nota, lo suyo es una perrada fina-fina digna de mencionar.
Pero inferior a la perrada de mi viejo, por lo que yo estoy en capacidad de leerla con los ojos cerrados.
Poco a poco, con la ayuda de sus amos, Coronell ha venido poniendo sus piezas en el tablero para la temporada electoral que se avecina.
Primero, creó su blog de Los Danieles para no perder su voz después de salir de Semana, lo que pudo ser una jugada arreglada, como lo dije en su momento.
Luego, sus amos y él se dieron cuenta que con Los Danieles no alcanzaba, y ahí fue cuando volvieron a revivir Cambio.
Y ahora está en ejercicios de pre-calentamiento en la W, otra ficha mediática de los americanos, dizque “destapando” escándalos todos los días sobre todo lo habido y por haber, para darle credibilidad e impulso a Cambio, que va a entrar con los dos pies a darle palo a Petro.
Pero con Coronell, perro fino, no es sobre lo que habla, sino sobre lo que no habla. Por ejemplo: Coronell nunca se mete con los poderes económicos, ni nunca ataca a Santos, su ficha. Coronell es un gran escarbador de noticias “staple”. Es como una de esas revistas de farándula que siempre sacan noticias sobre 5 temas: la familia real británica, Britney Spears, Trump, Brad Pitt y Oprah Winfrey. Coronell siempre escribe sobre los mismos 3 o 4 temas: Uribe, los abogados de Uribe, el senador Pulgar y Petro, de ahí no sale.
Y, ahora, en periodo electoral, todo es Petro y Uribe, para abrirle brecha a su “centro”, el Centro de los bogotanos “salvadores” que, supuestamente, nos van a rescatar de la mierda de los extremos.
Hoy publicó una columna recordando a tres periodistas fallecidos este año con los que trabajó, solo para echarle su vainazo a Petro y el M-19.
Y todo lo que se viene de aquí en adelante va a ser así. Coronell va a sacar una columna sobre bonsáis, y de alguna manera, de alguna forma, va a acabar diciendo que “el maestro japonés que trajo la técnica del bonsái a Colombia fue secuestrado por el M-19” para que toda Colombia haga la asociación entre el M-19 y Petro y no vote por Petro.
Coronell va a revivir todas las historias que se sabe sobre Petro y el M-19 para que la imagen de Petro se diluya y los cachacos salvadores de centro suban, ya lo van a ver ustedes.
¡Ay Daniel, te tengo descifrado, padre! Tú intención es la intención de un idiota. ¿Y tú sabes que es un idiota?
Un idiota es un carajo que lleva 20 latas vacías amarradas a los tobillos y tú lo puedes oír viniendo a dos kilómetros de distancia.
Yo te he oído venir estos dos últimos años fuerte y claro.
Es por esto que, empezando el año entrante, arranco con “El Reporte Priast”.
El Reporte Priast, una burla en su nombre al reporte anti-petrista/Uribista de Coronell en la W, va a ser un reporte para reportar todo lo que Coronell no reporta, y para contradecir todos los vainazos a Petro.
Se viene mucho “Perafan” en el Reporte Priast, y mucho vainazo para los bogotanos de “centro”, lo que es apenas justo. Si vamos a escarbar mierdas, vamos ambos a escarbar profundo, ¿no te parece, Daniel?
Creo que es apenas justo que Petro tenga un reporte con el cual defenderse de tu ofensiva taimada, ¿no crees?
Será una lucha desigual, porque mi modesta plataforma no compite con la tuya, pero igual lo voy a intentar.
Verás, mi estimado Daniel, ni tú ni los americanos van a poner presidente. Y Santos, ¡menos!
Va a ser el pueblo de Colombia, al que yo voy a intentar proteger de tus perradas.
Y por favor, no me subestimes. En algo te llevo ventaja, mi estimado Daniel: yo siempre voy dos pasos adelante tuyo, y a veces, no es el que más plata tiene, ni el que más plataforma carga, sino el que pega primero.
Además, nos diferenciamos en nuestros objetivos. Yo quiero construir colombianos fuertes. Tú, en cambio, quieres que regresen al poder unos malparidos que no han hecho nada en 200 años.
Big difference…