¡Cómo pasan de vainas en Colombia en un mes! Se sale uno un rato de Facebook dizque para dejarse abrazar de la introspección navideña, y se le escapa a uno media vida.
Eso para no hablar de los decesos de gente famosa que nos dejó diciembre: mi adorado John Le Carré, George Blake, Pierre Cardin, Valerie Giscard d’Estaing, etc. En Colombia, por su parte, el covid se llevó a la rata inmunda de Juancho García, haciéndole un favor a Bolívar y Colombia; y ese mismo covid nos arrebata a Armando Manzanero, recordándonos que este virus no distingue entre buenos y malos, ricos o pobres, o blancos e indios.
En Colombia pasó de todo en este último mes que he estado ausente. Al “supra tibio” de Fajardo (Duque es “sub”- presidente y Fajardo es “supra” tibio”) se le embolató la carrera a la presidencia por el mega tumbe de HidroItuango, y de inmediato salieron el resto de cadáveres políticos a pelearse los votos de Uribe, porque ahora que ya no está Fajardo, esos votos están disponibles. ¡Qué espectáculo patético el de los políticos colombianos de visita en el Ubérrimo! Hasta Leopoldo López, que no es colombiano, fue al Ubérrimo a gorrear yo-no-sé-qué.
Sin embargo, la noticia de este fin de año, sin duda, fue el cuento de los dos espías rusos que el gobierno colombiano expulsó, provocando una retaliación en igual especie de parte del Kremlin.
¡Qué historia, señoras y señores, qué historia!
Al principio, duré como una semana riéndome, pero como veo que las repercusiones y los comentarios continúan, no me ha quedado otra que adelantar mi break y dar mi punto de vista, punto de vista que es una combinación entre humor, sarcasmo y seriedad, pues esa historia de los espías rusos es cómica, pero también es peligrosa.
Y lo más patético de todo fue el reportaje de Semana al respecto presentado por una cretina llamada María Andrea Nieto, cretina cuyo estilo apocalíptico para presentar las noticias provocó una burla internacional encabezada por RT, la cadena estatal de noticias rusa. “¡Atérrense: se nos metieron los rusos al rancho!”, fue el arranque del reportaje de la Nieto, y a partir de ahí no hice más que reirme. Esa supuesta operación rusa descrita por la Nieto parece una historia contada por un niño, un tema sobre el que esa pendeja no parece entender nada. Una cocción llena de términos asustadores para que la gente crea que Colombia es la Berlín de la Guerra Fria, y que agentes rusos de daga y gabardina van a envenenar con novichok a Iván Duque, el zorro más temerario del mundo del espionaje.
Vamos a ver si entendí la historia bien:
Según el cuento que leí, la agencia de inteligencia colombiana, como quiera que se llame, comenzó a darse cuenta que el tráfico de comunicaciones encriptadas en Whatsapp (no puedo de la risa) entre ciertos operarios rusos de la Embajada rusa en Bogotá, y el Kremlin, estaba aumentando, y por consiguiente inició una operación para descubrir sus actividades, dándose cuenta que, dichos agentes, buscaban establecer contactos en Colombia que los proveyeran con información sobre la infraestructura energética del país, posiblemente, con intenciones de sabotaje. No obstante, con la ayuda de agencias de inteligencia extranjeras, presumiblemente CIA y SIS, la inteligencia colombiana identificó a dos agentes rusos. Uno, agente del GRU, la inteligencia militar rusa; y el otro, agente de la SVR, la agencia de inteligencia rusa que opera por fuera de Rusia. Una vez descubierta esta red rusa en nuestro territorio, y luego de descifrar los mensajes encriptados rusos, nuestro valeroso gobierno procedió a expulsar a los rusos para evitar que siguieran espiando en nuestro país, no sin antes advertirnos que hay 21 espías rusos más en nuestro territorio, operarios que conforman un equipo temible que en cualquier momento va a empezar a sabotear nuestras sofisticadas instalaciones energéticas y de comunicaciones.
¿Es así la vaina o se me escapó algo?
¡Cipote historia esa! Por favor, que no cunda la cagalera, ya con el covid tenemos.
Solamente en términos de inteligencia, esa historia no resiste un análisis.
Incluso si es cierto que los dos rusos son del GRU y la SVR, cabría preguntarse varias cosas. Para empezar, ¿qué hacen agentes del GRU espiando instalaciones energéticas? El campo de acción del GRU no es ese. Como agencia adscrita a las fuerzas militares rusas, su área de acción es otra, más relacionada con voltear militares de la oposición, constitución de grupos de “spetsnaz”, infiltración de instalaciones militares y sabotaje, ese tipo de cosas.
Segundo, está el cuento de la exposición de los agentes. Si es verdad que esos rusos estaban estableciendo una red de espionaje en Colombia, ¿por qué a nuestra risible agencia de inteligencia no se le ocurrió infiltrar dicha red para pasarle información falsa? Ese es procedimiento 101 de contraespionaje. Nunca, y solo como último recurso, una red de la oposición se destapa. El procedimiento standard es: (1) Poner agentes de contrainteligencia contra los agentes enemigos; (2) pasarle información falsa a la oposición para engañarlos, mientras se investiga a fondo el alcance de la red enemiga. Pero los “genios” de la inteligencia Colombiana no hicieron eso, sino todo lo contrario: de una fueron y destaparon la red rusa, creando un incidente diplomático con Rusia y alertando a los rusos.
Imagínense ese regalo. La novel inteligencia colombiana, se tropieza -supuestamente- con una red de agentes rusos, un regalo precioso en términos de contrainteligencia, y en vez de confrontarlos como ya he explicado, revientan toda la operación al exponer públicamente a los agentes. ¿Qué clase de operación de inteligencia es esa?, ¡por favor!
Ese cuento no me cuadra nada, y si los americanos estaban asesorando a los colombianos, tuvieron que haberlos aconsejado en la manera como ya he explicado. La única explicación posible es que, Colombia expuso a esos agentes para mandarle un mensaje a Putin en otro sentido del que no tenemos información, esa es la única explicación plausible.
Y luego está el cuento del incremento del tráfico en las comunicaciones, que fue lo que delató a la red, según cuenta María Andrea Nieto en Semana, poniendo en alerta a la inteligencia colombiana. No solo eso. Según leí, la inteligencia colombiana DESCIFRÓ el código ruso y fue capaz de leer que, ese incremento en el tráfico obedecía a mensajes sobre nuestra infraestructura. ¡Santo Dios! ¡Colombia descifró el código ruso del GRU! Los americanos se gastaron 36 años descifrando el código ruso llamado VENONA, sin llegar jamás a descifrarlo por completo, pero nuestros genios colombianos en 2 años decodificaron el código del GRU. Un código encriptado para mandar mensajes vía WhatsApp, una aplicación americana, ¡háganme el HP favor!
Según esa historia, los rusos, en lugar de usar sus propios sistemas de comunicación hechos en Rusia, usan WhatsApp, una aplicación inventada en Estados Unidos, ¡habráse visto semejante historia tan chimba!
Ahora, el asunto de las señales interceptadas tiene otra vuelta de tuerca. Los rusos son especialistas en montar operaciones de decepción usando señales o SIGINT, es decir, señales de radio, comunicaciones digitales, lectura de señales de radares, ese tipo de cosas. Si yo fuera un agente ruso y quisiera montar una operación de espionaje en Colombia, como por ejemplo, establecer una red en el país, lo primero que hago es montar mi “decoy”, mi decepción. En otras palabras, la operación ficticia con la que voy a desviar la atención para que no descubran mi operación verdadera. Eso también es procedimiento standard, en especial, en un territorio hostil como Colombia, un país cundido de agentes americanos.
Como los rusos saben que los americanos deben estar monitoreando sus actividades en Colombia, entonces, lo más obvio para despistar es aumentar el tráfico de las comunicaciones para que la oposición crea que está saliendo de todo hacia Rusia, cuando en realidad la operación verdadera se lleva a cabo con agentes ilegales, en persona, y usando la valija diplomática o mensajeros. Además, pongo a dos agentes míos a que hagan “ruido” y pregunten vainas de manera abierta, para que esos dos agentes, esos si, con inmunidad diplomática, arrastren todas las sospechas y hagan que la oposición se vaya detrás de ellos. En otras palabras, lo que la inteligencia colombiana supuestamente destapó, si es que ese cuento es cierto, es el decoy, no la operación verdadera.
Por lo menos, así es como actuaría yo. Y si a mí se me ocurrió, que no soy un profesional, estoy seguro que a los rusos también se les habría ocurrido.
¿Y cuál es la operación verdadera?, se preguntaran ustedes.
Aquí, ya entramos en terrenos de la especulación, pero, a juzgar por hechos recientes, yo diría que la operación verdadera de los rusos es más en relación con las fuerzas militares de Colombia. Hay elementos que sugieren la posibilidad de esta hipótesis. Para empezar, las Fuerzas Militares de Colombia, como ustedes bien saben, ha estado plagada de escándalos estos dos últimos años. Su imagen y moral se han disminuido tanto, que tuvieron que traer un batallón americano especializado en reconstruir la moral de fuerzas militares penetradas ideológicamente y/o debilitadas moralmente. Eso para no hablar de la inteligencia que esos americanos están haciendo aquí, lo que sugiere que hay filtraciones y defecciones al interior de las Fuerzas Militares de Colombia.
Entonces, los americanos comienzan a buscar el origen de las filtraciones, y descubren que los que están debilitando a las Fuerzas Militares colombianas son elementos de origen ruso, quizá en mancuerna con Maduro. Es decir, los corruptos militares colombianos, enviciados durante años por la corrupción que les entregó Uribe durante su presidencia por cuenta de los llamados “gastos reservados”, esos mismos que financiaron los falsos positivos, ahora son una fuerza al servicio del mejor postor, y los rusos y los venezolanos se han dado cuenta de ello y están “comprando” oficiales colombianos para que les pasen información.
Pero esa historia no se puede contar, pues ese es el secreto mejor guardado de Colombia.
El Gobierno no puede salir a decir que tiene que echar a dos agentes rusos porque están corrompiendo las filas del Ejército, pues el escándalo acabaría por rematar la imagen de las fuerzas militares, y nuestras corruptas fuerzas militares son la base del poder intimidante de Uribe. Sin un ejército leal, Uribe es un moco en la pared, y sin Uribe, los gringos pierden a Colombia, que se iría a la izquierda. Confesar que las fuerzas militares colombianas han sido penetradas y que en caso de un golpe no seguirían a Uribe, es el secreto de secretos. Yo lo que creo es que, ya bien porque Uribe se les ha revelado a los militares como un político profundamente corrupto, ya bien porque Maduro y los rusos han penetrado al Ejército, los americanos y el Gobierno colombiano ya no consideran a los militares colombianos como una fuerza 100% uribista que garantice el sostenimiento de este régimen de mierda que nos gobierna.
Como quien dice, “el emperador se halla desnudo”. Las Fuerzas Militares colombianas ya no son de Uribe, y los americanos y el gobierno no quieren que esto se sepa y la izquierda en Colombia tome ventaja.
Y si los rusos al servicio de Maduro están penetrando a las fuerzas militares colombianas, eso no lo están haciendo con elementos adscritos a la embajada rusa en Bogotá. Esa operación se está haciendo con “ilegales”, agentes que ni la inteligencia colombiana, ni los americanos, saben quiénes son. Tipos que de pronto no son rusos, que viven en Colombia bajo alguna fachada comercial y quienes operan a través de intermediarios de origen colombiano. Echaron a esos dos rusos porque tienen sospechas, pero no han destapado a la red por completo.
Por lo menos, esto es lo que yo creo.
Ahora, ustedes se preguntarán si es peligroso o no tener agentes rusos al servicio de Maduro en Colombia. Por supuesto que es peligroso, pero esa presencia no surge de la nada. Los americanos tienen 3 mil funcionarios en Colombia, de los cuales yo calculo que, al menos 400, están en labores de inteligencia. Toda la inteligencia sobre Venezuela la recogen los americanos desde Colombia. En Venezuela deben existir redes de informantes en todas las ciudades principales, y todo esa información acaba en la Embajada Americana en Bogotá. ¿No les parecería a ustedes normal que los venezolanos quieran defenderse de esta vasta penetración con algunos rusos que los ayuden? A mi me parece apenas normal.
Y si la información se analiza en Bogotá, ¿no les parece a ustedes normal que los rusos intenten espiar a los americanos en Bogotá?
Esa sería la última vuelta de tuerca: no solo los rusos y los venezolanos han penetrado nuestras fuerzas militares, sino que también están monitoreando las operaciones de los americanos en Bogotá y han infiltrado sus redes. Así, todo lo que recogen los gringos en Venezuela, le llega casi de inmediato a Maduro y los rusos a través de los oficiales colombianos que se han vendido, pues los americanos necesitan de los colombianos para recoger información en Venezuela, y comparten la información con las agencias colombianas de inteligencia.
El peligro de todo este entramado de inteligencia es que Colombia acabe sacrificada en una “proxy war” de inteligencia entre rusos y americanos por prestarse tan abiertamente como plataforma para que los americanos lancen sus operaciones en Venezuela. Mientras existan militares colombianos dispuestos a venderse a los rusos y venezolanos por dinero, todas las operaciones en Venezuela estan condenadas al fracaso. Y quizá por eso está ese batallón americano en Colombia. De pronto ya han sacado a los colombianos de la línea de información por seguridad, y así fue como se dieron cuenta del papel de los rusos en la trama.
En este complejo sistema de intrigas e intereses, todos tienen las de ganar, excepto Colombia, como ya ha quedado demostrado. Enemistados con Biden, y humillados por los rusos, hemos acabado como siempre acabamos: como la puta del paseo.
Y mientras tanto, Uribe recibiendo a todo el mundo en el Ubérrimo como si tuviera todo el poder del mundo.
Que tome nota la izquierda progresista colombiana: El “emperador” está desnudo. Uribe ya no tiene a los militares en su puño, eso es un mito perpetuado para vender una imagen de poder y de fuerza.
Y apuesto lo que sea a que, si la derecha da un golpe, los militares no los van a seguir. De vez en cuando se filtra un vídeo de un militar lanzando un perro, o de un soldado matando a un inocente, o de militares cantando que van a matar a sus novias, para vender una imagen de ferocidad uribista. Pero todo eso es teatro para contrarrestar el “gran secreto”, lo que nadie en el Uribismo quiere que se sepa: que los militares están divididos y la mayoría ya no le cree a Uribe, ya bien por convicción, ya bien por defección.
Y, francamente, si alguno de esos rusos llega al extremo -poco probable, valga aclarar- de untar con novichok las caballerizas del Ubérrimo…la culpa será de Duque por putearsele a los gringos como se le ha puteado. Creer que Venezuela no se va a defender de los incesantes ataques que se le hacen desde Colombia, es una estupidez. Y en el juego de inteligencia, ellos tienen mejores aliados porque los rusos siempre han sido mejores jugadores que los gringos en el juego de la inteligencia.
Cuando una mujer se mete a puta, tiene que saber que algún día le va tocar de cliente un borracho que le va a pegar.
Duque lleva dos años y medio de puta, y todavía no se ha visto los moretones.
Por el bien de Colombia, ojalá un día de estos el borracho no se sobrepase y llegue al punto de matarla.
Putear es una vaina jodida. No solo a la puta la pueden lastimar los clientes, sino que, además, a veces la puta se tiene que chupar una que otra paliza de su propio chulo…