Pocas veces me llegan tantos mensajes sobre un mismo tema como ha sucedido con el cuento del spyware “Pegasus” de fabricación Israelí que denunció el Presidente Petro en una alocución presidencial especialmente montada para ese propósito.
Inicialmente, vi la alocución como un intento de desviar el tema sobre los eventos que ocurren en Colombia en estos momentos, llámense el paro camionero y otros asuntos adversos a este gobierno, y me pensaba quedar callado, pero luego de meditarlo un poco he decidió hablar, pues me lo ha pedido varía gente y porque este tema es de mi “vecindario”. Si yo no hablo sobre un tema de inteligencia mezclado con software, dos temas que más o menos domino, ¿entonces quién cojones lo va a hacer en Colombia?, me dije, y es esa reflexión la que me ha llevado a escribir esta nota.
Lo primero que hay que entender es la situación en la que estaba el gobierno anterior cuando se hizo la compra de este software.
Yo de ese año me acuerdo bien porque estábamos en medio de la pandemia y yo estaba viviendo en Europa. El año empezó dizque con la actividad de unos espías rusos en Colombia, que luego fueron expulsados con acusaciones de estar tomando nota sobre la infraestructura del país, y luego, en abril y mayo, vino la revuelta popular que duró como dos meses. Yo en sus momento lo dije, y me sigo manteniendo, que esa revuelta popular estuvo instigada por los regímenes de Venezuela y Rusia, pues los patrones del alzamiento seguían líneas que evocaban lo que en ese momento sucedía en el Donbas (antes de que estallara la guerra ruso-ucraniana), y que parecía contar con la participación de “spetsnaz” rusos en su modus operandi. De hecho, por eso yo no apoyé esa revuelta, si ustedes se acuerdan, ya que no me parecía tan “espontánea y popular”, como decían en ese entonces, y si una amenaza a la seguridad del país. Por esa razón se me salieron cientos de contactos, más otros cientos que yo tuve que purgar en ese momento porque me vieron como una “traidor” que no apoyaba la dizque “revuelta popular”. Aclaro: Yo si creo que la revuelta tenía raíces en un descontento popular auténtico, yo en lo que no estuve de acuerdo fue en traer planos y agentes provocadores extranjeros para llevarla a cabo.
Todavía hoy creo que esa revuelta fue armada y financiada por fuera de Colombia, posiblemente con participación rusa, pero esos eran otros tiempos que, hoy, parecen bien lejanos.
Si yo me “patrasié” al detectar la posible participación rusa, y yo soy un tipo de izquierda, no me quiero imaginar el pánico que deberían haber sentido en el gobierno con una revuelta popular organizada por rusos, cubanos y venezolanos chavistas. Duque, quien fue, es y será toda su vida un guevon de talante opresivo, me imagino que de inmediato buscó como identificar esta posible conexión con Venezuela y Rusia, y ahí fue cuando vinieron con la idea de comprar ese software Pegasus. La idea, por supuesto, era establecer un conexión entre los líderes de la revuelta (me imagino que la llamada “primera línea”) y los líderes políticos de izquierda del país, y sus financiadores rusos y venezolanos.
Petro no fue un idiota, y jugó sus cartas bien en ese momento, y sospecho que no le pudieron encontrar nada, entre otras porque yo creo que Petro no estuvo involucrado en el origen de la revuelta, aunque todos sabemos que Gustavo Bolívar si lo estuvo.
En cualquier caso, el gobierno se paniquió y compró este software para ver si podía hacerle inteligencia a la revuelta a través de la chuzada de teléfonos de líderes de izquierda y otros miembros activos de la oposición.
Ahora, un gobierno paniqueado, en medio de un levantamiento popular, no tiene tiempo de comprar herramientas de contraespionaje con aprobación del Senado, ni con contrato aprobado, ni nada. Eso fue una compra a la carrera y por debajo de cuerda para solucionar una bomba que le estaba estallando al gobierno en ese momento.
En ese contexto, yo entiendo lo que hizo la administración Duque. Desde el punto de vista del gobierno de ese entonces, una coalición de gobiernos extranjeros de izquierda quería tumbar a Duque, y Duque necesitaba hacer algo para defenderse, y lo hizo. Cuando tu sales a la carrera a comprar un software de contraespionaje, caleto, con plata sucia (debió ser “sucia” en el sentido que no venía del ministerio de Hacienda), en un avión caleto, es porque seguro el gobierno tenía las chacaras en la garganta en ese momento y no sabía qué hacer. Esa reacción de Duque es perfectamente entendible. El tipo es un guevon, se paniquió, fue y le pidió ayuda a los gringos, y los gringos lo mandaron para donde los israelíes.
Y aquí es en donde se pone interesante este cuento. Hasta este punto todo es entendible. Lo verdaderamente interesante de esta historia, para mi, es que los gringos hayan mandado al gobierno de Colombia a que compraran ese software en Israel. Aunque también es posible que el gobierno de Duque haya ido directamente a los israelitas, ya que para entonces ya estaba Biden de presidente, y Biden estaba de quiebre con el uribismo por este haber apoyado a Trump durante la campaña del 2020. Esa parte no la sé.
Para los que no saben esto, los servicios de inteligencia americanos utilizan bastante a los israelíes en territorios en donde no quieren actuar abiertamente. De hecho la CIA utiliza a los israelíes para espionaje al interior de los Estados Unidos pues ellos no pueden hacerlo (la seguridad interna es responsabilidad del FBI), y esto lo sé de primera mano, no fue que me lo contaron.
Mi sospecha es que, por alguna razón que desconozco, la inteligencia israelí operaba en Colombia con permiso de la CIA, es decir, los americanos pudieran haber estado usando operativos de inteligencia israelíes para ciertas operaciones en Colombia, y por lo tanto, los sistemas de espionaje israelíes deben estar integrados al canvas de inteligencia de la CIA, lo que explicaría en parte por qué la CIA le recomendó a Duque que comprara Pegasus y no otro software. También es cierto que ese software parece ser uno de los mejores del mundo con ese propósito pero, claro esta, nadie quiere verse comprometido al comprarlo, pues es un software para hacer un espionaje, en la mayoría de las veces, ilegal.
Aquí el punto es que, tan pronto toca hacer algo ilegal o sucio para contener una revuelta de izquierda, los americanos remiten a los gobiernos que apoyan en todo el mundo a los israelíes, quienes son los que les hacen el trabajo sucio, pues la situación de Israel en el Medio Oriente implica que todo lo que ellos tienen que hacer para sobrevivir en ese ambiente hostil, sea ilegal. Los servicios de inteligencia israelíes no tienen escrúpulos ni obstáculos para hacer lo que tienen que hacer, como si los tiene la CIA, a la que no le gusta verse envuelta en “black operations” ni espionaje ilegal en ninguna parte para no empañar el buen nombre de los gobiernos americanos de turno. En otras palabras, los israelíes son como los contratistas de los gringos para operaciones sucias.
Yo creo que, en parte, el conocimiento de esta realidad también debió ser una de las razones por las cuales Petro cortó relaciones con Israel. No solo rechazaba la política genocida de Israel en Gaza, sino que quería quitarse de encima a los “contratistas” de la CIA, quienes operan con más libertad en Colombia que sus mismos agentes.
Aquí el peligro, como yo lo veo, es que llegara una vieja como Vicky Dávila a la presidencia.
Vicky Dávila es una ficha de los Gilinski, que son judíos, y los judíos no tienen lealtad más que para su tribu.
Si una vieja como Vicky Dávila llegará a la presidencia -ni Dios lo permita-, los israelíes regresarían en full a operar en Colombia con la anuencia suya, y eso no le conviene a Colombia, por lo que ya he explicado arriba. Ya tenemos suficiente con los americanos como para ahora volvernos una nación bajo el protectorado de los servicios de inteligencia más sucios del mundo, que son los servicios de inteligencia israelíes. Con Colombia como una base de inteligencia de los gringos y los israelíes, en este nuevo mundo post-Ucrania y post-Gaza, la situación geopolítica de la región cambiaria dramáticamente. Imagínense este escenario: la política interna de Colombia regida otra vez por Uribe y por los Gnecco del Cesar, y la política exterior comandada por los israelies, ¡ay Dios mío!, ¡qué Dios nos coja confesados!
En ese escenario el software Pegasus sería solo una nota de pie de página, vendrían cosas peores.
Lo único verdaderamente bueno que ha hecho esta administración Petro ha sido su política exterior. Romper relaciones con Israel fue una decisión sabía, y los hechos de hoy lo confirman. A esos judíos genocidas hay que cerrarles la puerta, y mantenerla cerrada.
Vicky Dávila no es un peligro porque sea una uribista furibunda y tenga revista para tirar mierda. Es un peligro porque es una ficha de los Gilinski, y los Gilinski son judíos y hacen parte de la judería internacional, porque, como he explicado, los judíos no tienen ninguna lealtad nacional, su única lealtad es con su tribu.
El otro día le oí decir a un famoso analista de asuntos estratégicos internacionales, acá, llamado John Mearsheimer algo que me pareció preciso. Dijo Mearsheimer que Tony Blinken, el Secretario de Estado Americano, es “el abogado de Netanyahu”. Blinken, para los que no lo saben, es judío, y por lo tanto, lo que Mearsheimer estaba tratando de decir es que Blinken no tiene ninguna lealtad para con los intereses de los Estados Unidos sino que actúa como un abogado judío en defensa del criminal primer ministro de Israel, que es en donde reside su verdadera lealtad. Un judío, no importa de donde sea, siempre le será más leal a Israel que a su propio país, ese es el problema con esa gente.
Entonces, ¿alguien en verdad cree que si Vicky Dávila llega a la presidencia sus titiriteros judíos le van a ser más leales a Colombia que a Israel? ¿En serio? Es imposible que Vicky Dávila sea presidente de Colombia por simples razones de seguridad, ¡imposible! Y este asunto del software Pegasus nos permite tener un poco de visibilidad dentro de ese escenario futuro.
Ni siquiera los gringos han podido hacer que Tony Blinken le sea leal a los intereses de los Estados Unidos, ahora vamos nosotros a esperar que una pichurria comprada como Vicky de Gnecco le sea fiel a los interés de Colombia, ¡no me hagan reír!
Colombia no tiene un gran número de población judía en el país, así que este país no puede estar controlado por judíos.
La puerta a Israel se le ha cerrado en este gobierno, y quien quiera que venga en el 2026, tiene que mantenerla cerrada.
En este nuevo mundo post-Ucrania y post-Gaza, tu no quieres a esa gente por aquí.
Israel, mis estimados amigos, siempre ha sido una palabra sucia en Colombia, desde los días de Yahir Klein.
Lo que ahora quiere decir el asunto del software Pegasus es que, no solo es una palabra sucia, sino que es, además, un sinónimo de la palabra “mierda”.
Por eso Duque escondió la compra de ese software Pegasus. El sabía que estaba comprando mierda para cagar a sus opositores…