El Tik Tok, un peligro para la democracia  

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Por: Roberto José Leal Calderón

 El tik tok es una estrategia comercial de marketing, que captura con propuestas vacua, el cerebro de los débiles.

El marketing digital, no es más que un conjunto de estrategias de publicidad y comercialización en las distintas redes sociales, para vender productos o servicios, a través del posicionamiento de los mismos que tienen por destinatario final al consumidor.

Contrario a los anterior, en la política la plaza pública y el debate es un medio de comunicación que construye democracia y es el escenario donde se desarrollan las propuestas. En el 2022, los candidatos optaron por el camino más líquido el Tik Tok, menos plaza pública y debates. El presidente actual, fue el producto del marketing, las redes lo vendieron como un hombre de Estado, sin embargo, la realidad demostró su profundo desconocimiento de lo público.

Las campañas han traído a los debates electorales, estrategias con el mismo proceso de comercialización de marketing, posicionar en la mente del elector- consumidor el producto a través de las redes.  Por ejemplo: En el 2018, el producto que se vendió fue a un hombre joven con experiencia, inteligente, aplicado, carismático, guitarrista, cantante, bailarín, escritor y con el respaldo de una marca registrada; Uribe.

A los pocos debates a los que asistió Duque, llegaba con un libreto de memoria y en la plaza pública, lo importante no era comunicar propuestas, sino escuchar el concierto de Silvestre. Además, con la complicidad de algunos medios de comunicación que no les intereso las propuestas, porque era mejor hablar de rock para marcar tendencias en redes. Por una sencilla razón, los poderosos son los dueños de los medios y entre menos el elector conozca las propuestas, más acrecienta su poder.

Realmente las estrategias de comunicación de Duque, fueron las redes sociales y a través de ellas, balbuceaba las propuestas, sin profundidad. Hasta que llegó la pandemia y desnudó su falta de preparación para gobernar el Estado, y termino siendo un producto de mala calidad, propio engaño del marketing digital.

El marketing, lesiona la democracia, porque los expertos digitales deliberadamente con estrategias manipulan las emociones del elector- consumidor a quienes previamente perfilan. Una vez, analizando el perfil de los electores comienza a crear contenidos en redes; que generen la identidad digital con el consumidor, donde los que menos importa, son las propuestas. Según el sociólogo Bauman, “la sociedad de consumo actual es nociva por su hipocresía intrínseca.”

Los estrategas de las campañas de marketing electoral, no son personas con una estructura política, son creadores de contenidos, un ejemplo; es que si, se lo proponen pueden elegir a Andrea Valdiri, como congresista solo creado tik tok, porque saben que algunas personas en las redes sociales, son maleable.

La campaña del 2018, para posicionar el producto necesitó crear un enemigo común: El castrochavismo, un término al que no se le conoce bibliografía, pero que sirvió de remoquete para ganar las elecciones generado miedo en los electores.

La paradoja, es que quienes resultaron siendo los verdaderos castrochavistas, fueron los del gobierno actual, con altos índices de corrupción y según cifras DANE,  el 11,9 % de los colombianos consumen menos de tres comidas al día, lo que incluye al país, entre los 20 países del mundo con riesgo de hambre, los organismos de control están capturados por el ejecutivo, asesinatos diarios de lideres sociales, homicidios, abusos y violaciones sexuales cometidos por la fuerza pública durante las protestas y etcétera para no entrar en detalle.

Al final, Duque resultó: con canas falsas, perdido en los asuntos públicos, no era un guitarrista, nadie supo de que se trató el libro de la economía naranja. En fin, fue tan malo el producto que destruyo la patente de invención de la marca (Uribe), y lo más triste es que no será recordado como un estadista, sino, como un meme. Pero no todo fue malo, resultó ser un buen presentador.

Los estrategas de los candidatos del 2022, quieren repetir lo de Duque, poner a votar al consumidor por los tenis rojos de Zuluaga, la gorra de Char, la melena de fico a punta de Tik Toc. Lo más descabellado es que un viejo patán se vende en redes con un discurso anti corrupción, donde su primera elección fue a los 71 años. La sensatez nos indica ¿en qué tiempo fue que luchó contra la corrupción?  Por favor, más plaza pública, debates y menos redes sociales.

 


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