Ese parece ser el concepto que maneja el pueblo del Atlántico respecto a la gobernadora Elsa Noguera de la Espriella, cuya administración invirtió por contratación directa $12.000 millones en nueve meses, para hacerle una imagen positiva al gobierno que preside.
Qué medio de comunicación nacionales como la W se ocupen de esto es algo sumamente grave, que alarma y pone de presente una situación de alta corrupción con los dineros públicos que deben invertirse en las soluciones a las necesidades insatisfechas de las comunidades más vulnerables.
La noticia sobre estos gastos excesivos en proyección de una imagen aparentemente positiva de una gobernadora y su administración, que no calan en lo profundo del pueblo, no es bien recibido.
Hay situaciones irregulares que manchan la gestión pública de Noguera de la Espriella, en este caso de la inversión en medios de comunicación, proyección de imagen de su gobierno y divulgación de su labor pública y la de su equipo de gobierno, se está gastando más en ese rubro, proporcionalmente en el área de comunicaciones, que en lo social, es decir se le quiere “meter por los ojos a la gente, un gobierno que no es popular, sino elitista”.
Los hechos irregulares saltan a la vista y los evidenció el periodismo investigativo de la radio capitalina, en consecuencia los hechos irregulares y sospechosos de que algo anda mal en la gobernación del Atlántico es que las firmas del Secretario de Hacienda Departamental y del Subsecretario de Presupuesto del departamento, no aparecen en varias de las ordenes presupuestales para contratar y adicionar la millonaria inversión, lo sospechoso es que la mayor “tajada” de los casi $12.000 millones gastados en plena pandemia, en “lavar la imagen» de Elsa, fueron entregados a Ricardo Chams y Cía. Signo 21, una empresa que ya había trabajado con el Jefe de Comunicaciones de la gobernación del Atlántico, Jair Niebles, a su paso por Soledad como asesor de comunicaciones del entonces alcalde Joao Herrera Iranzo.
Lamentablemente para la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera de la Espriella, todos estos actos son sospechosos de corrupción, porque aquí no se valida aquello de que “cada torero, torea con su cuadrilla”, porque son millonarios recursos públicos que se deben tratar con transparencia y mucha pulcritud.
De estos hechos debe ocuparse la Contraloría General del Departamento, el Comité Territorial de Transparencia y la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República, porque “no sólo se debe predicar sino practicar”, no basta con que Elsa diga que trabaja con honestidad y que es honesta, debe demostrarlo.
Ahora, también, debemos atribuirle su opaca imagen al respaldo de los Char, cuya incidencia en la política nacional está llena de dudas por el poder corruptor del dinero que amasaron dese sus negocios particulares, utilizado ahora para el poder político, comprando senadores, representantes, gobernadores y alcaldes, donde se le antoja ponerlos a su favor.
La reciente reunión con el cuestionado Álvaro Uribe en el Ubérrimo, buscando alianzas políticas para escalar posiciones de poder público como la Presidencia de la República o la Vicepresidencia y la obtención de más espacios en el gobierno central para afianzar sus poderes, nos indica que pese a su impopularidad, no quieren dejarse sacar del poder y utilizan lo que tienen para perpetuarse, ejemplo, lo que se está haciendo para popularizar una gobernadora que no llega a lo hondo del corazón de la gente por su condición de elite.
Extiendo este llamado a los veedores, líderes sociales y políticos, para que denuncien esta serie de presuntas irregularidades que se vienen presentando en la administración indefendible de Elsa Noguera, con el fin de frenar la desmedida contratación publicitaria, que está convertida en una puerta giratoria direccionada por el Clan Char.