Este domingo… Usted tiene la palabra/ Por: Jaime Garcíaromero @jaigaro

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A pocas horas de que se decida quién será el nuevo presidente de Colombia y en un momento coyuntural para nuestro país, estando en juego sobretodo el futuro de la paz, porque solo uno de los cinco candidatos (con mayor opción según las encuestas) ha dicho que haría trizas los acuerdos firmados entre la ex guerrilla de la Farc y el Gobierno Nacional, es justo hacer las siguientes meditaciones:

Lo primero es que habrá segunda vuelta. También podría no haberla y que unos de los candidatos logre canalizar el fervor y la mística de campaña y convertirla en votos de carne y hueso. Quien logre hacer eso, ganará.

Segundo, que según las encuestas (a quien nadie les cree) pasarían a la segunda vuelta el candidato de la Ultra derecha Iván Duque y el candidato, en el otro extremo, Gustavo Petro. Es esa polarización o caracterización de las posturas ideológicas la que preocupa a los colombianos y de la que debemos salir para elegir sin la presión de escoger una orilla u otra.

También, es cierto, que en las últimas semanas se ha notado un crecimiento del candidato Sergio Fajardo y en las calles ha comenzado a rodar el run run que es mejor votar por el que menos polariza y que no está cerca de los dos extremos. ¿Será que ese crecimiento le alcanza para ganarse el tiquete a la segunda vuelta?

Otra cosa cierta, es que, también, se dice en las calles, que el mejor candidato por todo lo que representa para el país y su trayectoria política es Humberto de la Calle, pero que no pasará a la segunda vuelta.

Qué el candidato de la fuerzas del NO ya llegó a su techo y que comenzó a descender en la favorabilidad de la intención de votos de los colombianos.

Qué Germán Vargas Lleras no le alcanza la maquinaria politiquera para ubicarse con una de los dos boleta de la segunda vuelta, a pesar de que todos los medios y alguna firma encuestadora hicieron todo lo legal e

ilegalmente posible para que se volviera un candidato viable, pero no logra escalar más del seis por ciento.

También, otros sectores de la opinión pública lo dan como seguro ganador con tiquete a segunda vuelta.

Qué el candidato de la Colombia Humana aun no alcanza su techo, a pesar de que hace un año nadie lo veía como un candidato viable y las encuestadoras y magos del análisis político (medios de comunicación) cuando supero el 22%, largaron su predicción que ya ese era tu techo. Graso error, hoy sigue creciendo.

En cuanto a estrategias de campaña, se equivocó de cabo a rabo, los estrategas de Humberto de la Calle, igual responsabilidad le cabe al candidato que no lo logró identificar a tiempo el mensaje, fue ambivalente, cuando se quiso posicionar del discurso de La Paz era demasiado tarde y el país ya estaba en otra cosa.

Caso contrario, Gustavo Petro e Iván Duque, en los dos extremos, que mostraron coherencia, ligazón y conexión con lo que el pueblo quería oír de su próximo presidente y enchufaron su mensaje con su estrategia y allí están de primero en las vapuleadas encuestas o sondeos de opinión.

Qué se equivocaron las fuerzas alternativas del país en no saber leer e interpretar el momento histórico que atraviesa Colombia y fueron esquivos y mezquinos en unir sus fuerzas: Fajardo, Petro, de la Calle, Clara, Claudia, etc. Pudo más el caudillismo y los egos. Hoy la historia fuera otras si se hubieran unido.

Nunca antes, en la historia política de Colombia una elección presidencial había generado tantas expectativas y virado al país como esta. Los temas de campaña fueron cambiando, paz, economía, narcotráfico, el No, el Sí, Narcotráfico y ya hoy el castrochavismo no existe.

Este domingo cualquier cosa puede pasar y entre ellas, que las encuestas vuelvan a perder en sus predicciones y el pueblo que es el decide con su voto, pateé la lonchera y de manera voluntaria y espontanea escoja el candidato que de acuerdo a sus intereses lo represente, sacudiendo las bases de la maltrecha democracia colombiana y se compruebe que en nuestro país hay una fuerte democracia y no una “Sondeocracia”, que se deja arrastrar por los vaivenes de las manipuladas encuestas.


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