!Ombe!, se fue Francisco, quizá el Papá que más
me ha caído bien. Buena papa, con espíritu de apostolado y reformista, quien hasta ayer estaba dando consejos al vicepresidente Vance sobre el conflicto en Gaza, consejos que seguro no fueron a ninguna parte porque este mundo ya no oye a papas.
Siempre he creído en la Iglesia como institución civilizante, a pesar de escándalos recientes, y siempre he creído que es más lo que se le debe que lo que se le cobra a la Iglesia, y esto es el “ultimate” acto de fe mio después de haber sido educado por curas agustinos españoles represivos y brutales.
Francisco refrescó el papado después del escándalo más grande en siglos que ha sufrido la Iglesia, pero para poder apreciar las virtudes de la Iglesia verdaderamente hay que ir al siglo V y recordar como todo el mundo civilizado sucumbió a los bárbaros, y que la Iglesia fue el refugio de esa civilización cuando los hunos, ostrogodos y vándalos destruían la civilización occidental. Ahora es fácil criticar a la Iglesia por los casos de pederastria en la Iglesia, pero hace 1,500 años, la imagen de una abadía como Monte Cassino, en Italia, era más reconfortante que ver un ejército de vándalos descabezando todo lo que encontraban a su paso. Eso es lo que yo llamo “tener un perspectiva milenaria”, algo que contrasta notablemente con la rapidez de juicio de nuestros días.
Curiosamente me tomé un poco en serio esta Semana Santa que acabó ayer, pues estuve leyendo la Biblia toda esta semana para intentar entenderla y descifrarla en su sentido más realista, y descubri que siempre han existido figuras como Francisco en la Iglesia, líderes espirituales que siempre regresan a lo básico. El caso más notorio es quizá San Francisco de Asís, quien regaló todo, hasta la ropa, y se dedicó a reconstruir iglesias destruidas y a proteger pobres, animales y a la naturaleza.
Y si vamos más atrás, está la figura de Juan el Bautista, el que bautizó a Jesús. No creo que exista una figura más incomprendida en el Cristianismo que Juan el Bautista. La Biblia lo describe como una especie de ermitaño que vestía una piel de camello y comía insectos (“langostas” que llaman en la Biblia), una especie de fanático que acabaria decapitado por Herodes por una calentura que le dio Salomé, la sensual hija de su cuñada. Hace dos mil años, el primer “vegetariano” que hubo fue Juan el Bautista. La realidad es que Juan el Bautista, a mi modo de ver, fue un profeta que abogaba hace dos milenios para que los judíos abandonaran su estilo lascivo y enfocado en el pecunio, y volvieran a ser “cavernícolas”, un estado más puro que el de los hebreos de hace 2 mil años. Hace 2 mil años Juan el Bautista predicó entre su gente para que los judíos dejaran su forma de vida y volvieran al estado más puro de “hombres primitivos”, pues según él, los cavernicolas eran más “sanos” y puros que los judíos de ese entonces.
Luego vino San Francisco de Asís, 1,200 años despues, quien fue otra especie de Juan el Bautista. Se desprendió de todo para hacer un apostolado basado en la ayuda a los más pobres y necesitados. El empaque de San Francisco de Asís ya no era de cavernícola, como en el caso de Juan el Bautista, pero casi, porque el primer San Francisco llevaba una tunica rota y vieja y andaba a pata pelada.
Y 800 años después aparece otro “Francisco”, esta vez, un apóstol venido del Nuevo Mundo, en donde estuvo expuesto a la pobreza del Tercer Mundo toda su vida. Este “Francisco” argentino no andaba en harapos como San Francisco de Asís y Juan el Bautista, pero andaba en bus, predicaba con crucifijo de palo y hacía su apostolado en comunas de invasión.
Difícil hoy hacer un ministerio vestido con piel de camello y comiendo insectos como Juan el Bautista, así que su humildad y sencillez se le acredita dentro de lo que es el mundo moderno. Los curas agustinos con los que yo estudié en el Liceo de Cervantes de Barranquilla olían a Paco Rabanne y manejaban carros último modelo, y eso fue en 1980. Coger bus y predicar con crucifijo de palo, en el 2010, fue un gesto de humildad, eso para no decir que Francisco fue mucho menos “carnal” que estos curas agustinos que me “educaron” a mi (en este punto de mi vida ya no sé si me educaron o me traumatizaron) quienes se comían todo lo que se les atravesaba, eso para no hablar de dos que con seguridad eran gays reprimidos.
¡En fin!, voy a extrañar a Francisco, pues encarnaba las mejores virtudes y la humildad de la primera Iglesia.
Vamos a ver que nos toca ahora a los católicos.
Adelanto que no quiero un Papa gringo (sospecho que por ahí viene la vaina), ni uno del Norte de Europa. Quiero otro papa medio “cavernícola”, con ministerio de humildad. Un papa relativamente joven, de sandalias y sotana rota que camine por los caminos desmigajados de este mundo.
El mundo digital, arrogante y rico de hoy requiere de una contraparte humilde que le haga contrapeso. ¡Estoy indigestado de tanto Elon Musk, y Jeff Bezos y Bill Gates y demás oligarcas digitales con naves espaciales. Quiero una figura mundial que baje guayabas con un palo, ande en sandalias, y dure con la misma sotana puesta un mes sin bañarse. Un papa que se unte de África, Latinoamérica y Asia. Un papa que corte madera y remiende su propia sotana. Ese Vaticano “corporativo” me sabe a mierda. Jesús entró en Jerusalén en un burro, no en un Rolls Royce.
Al menos esa lección Francisco la tenía clara, por eso andaba en bus con crucifijo de palo y zapatos rotos.
Descanse en Paz, Santo Padre. Al menos yo sí entendí sus buenas intenciones…
P.D: Si usted no cree en la Iglesia y no se siente católico, por favor, absténgase de comentar en este post. Lo último que deseo en este modesto obituario es un comunista ateo dando su punto de vista. Ya nada de lo que digan socialistas y petristas colombianos me interesa, mucho menos sus opiniones miopes sobre la Iglesia Católica. El Marxismo tiene menos de 200 años; la Iglesia Católica tiene 2 milenios, no hay ni punto de comparación…