Desde que salió elegida primera ministra de Italia tengo la impresión que Giorgia Meloni se ha escapado de una película de Fellini. Su cara, con esos ojos de arpía nazi de película y esa boca pequeña de devoradora sexual, es una cara fellinesca, un rostro como salido de un sueño en celuloide del gran Federico. Meloni es como una “Giuletta Masina malvada”, una de esas italianas de baja estatura, que a pesar de su tamaño diminuto, están cargadas de ferocidad.
Y su talante fascista también es evidente, bastante evidente. Meloni te mira como miraban los fascistas italianos, los franquistas españoles y los nazis alemanes al prójimo durante la cúspide de su apogeo, es decir, miran perdonándote la vida, como pensando en silencio “hoy no lo voy a matar”. Algunos gringos blancos miran de igual manera, esto también lo he comprobado después de tantos años acá. Hay mucho americano intolerante que te mira como si te estuvieran perdonando la vida.
Este personaje fellinesco con ojos de áspide es el anfirtrion por estos días de la que tiene que ser la Cumbre del G7 más decadente de la historia, una cumbre de un grupito de líderes de Occidente que parece estar sellando con su decadencia el fin del dominio de Occidente sobre el mundo. Esta reunión de G7 que se lleva a cabo a orillas del Adriático parece una reunión de ACORE, una reunión de retirados, una reunión de gente irrelevante, excepto por la anfitriona, de quien dicen los entendidos, tiene las llaves para la re-elección de Úrsula von der Leyen a la cabeza de UE, la nazi tapada que hoy preside en Europa.
Todos los participantes en esta reunión del G7 tienen un pie afuera en sus respectivos países, y en algunos casos, los dos.
Empecemos con Rishi Sunak, el primer ministro británico, quien va detrás de Sir Keir Stammer en las encuestas en 23 puntos. Es decir, en 6 semanas, le van a meter la mayor muenda de la historia a los tories y los van a sacar a bastonazos de 10 Downing Street. Esta implosion del partido conservador británico nunca antes se había visto, y tanto Churchill como la Tatcher se deben estar revolcando en sus tumbas. Se vienen como 10 años de los laboristas en el poder, y francamente, es lo mejor para Gran Bretaña, para Europa y para el mundo. El regreso de la izquierda al poder en el Reino Unido servirá para hacerle contra-balance a una Europa corrida a la derecha, y servirá para mejorar las relaciones con Rusia, pues la historia del laborismo británico está íntimamente ligada a Rusia. En 1945 Atlee ganó, sacando a Churchill del poder, porque el tamaño monumental de la victoria rusa sobre los nazis fue el surco por donde entró el laborismo como una tromba.
Sunak es un cadaver politico. Después de esto, su destino será administrar la fortuna de su mujer, quien es la heredera de uno de los fundadores de Infosys, una de las compañías de consultoría de IT más grandes del mundo.
Justin Trudeau es otro cadaver político no enterrado. Sus políticas ambientales y verdes están siendo rechazadas consistentemente en Canadá, y todos los expertos políticos en ese país concuerdan en que, en las elecciones del año entrante, el “delfín de oro” de la política canadiense sale de su cargo sin tanto oro recubriéndolo. Trudeau es Sunak hace un año, y en un año, será Sunak hoy.
Peor el primer ministro japonés Fumio Kishida, quien, según entiendo, lo quieren sacar desde su propio partido, es decir, ni siquiera va a tener que ir a una elección general para que lo echen, sus mismos copartidarios lo van a hacer, lo cual, parece que va a suceder dentro de poco.
Y Schölz, el canciller alemán, acaba de ver cómo su partido ha sido derrotado por los ultra derechistas en las recientes elecciones europeas, sacando la peor votación en la historia de los social demócratas. Ese es el partido de Adenauer, de Köhl, de la Merkel, y este paquetaco germano lo tiene despedazado. Se vislumbra un cambio dramático en la dirección de Alemania, y va a ser un cambio hacia la derecha, con los ultras cada día más fuertes. Estamos a dos Doritos de un “rally” con botas y banderas nacionalistas en Nuremberg, y sospecho que pocos entienden lo que eso significaría para el rumbo de Europa.
En los mismos padecimientos de Schölz está Macron, aunque los problemas del francés son todavía peores. La ultra derecha unida le sacó como dos veces y media en votos en la última elección europea y su final ya es absolutamente visible. De hecho Macron ha llamado a elecciones después de los resultados europeos porque sabe que tiene que hacer algo para ver si puede gobernar de aquí en adelante, porque con semejante desventaja política, la ultra derecha no le va a dejar hacer nada hasta el fin de su término presidencial. Ya todo el mundo puede ver con claridad en el país galo que la próxima presidenta va a ser Marine Le Pen, quien tiene un talante de “Petain en Vichy” que para que les digo. Más que un Petain, Le Pen es como un Laval, una representante de un fascismo que algún día va a avergonzar a Francia.
Y por último está el decrépito Joe Biden, quien con Trump con un pie en la cárcel todavía va a perder con él. Biden controla todo el aparato de justicia de los Estados Unidos, excepto por la Corte Suprema, y ha usado todo este poder para joder a Trump al máximo posible para que no llegue a Noviembre, en el caso de “lawfare” más patético jamás ejercido por gobernante alguno, y así y todo, no le va a alcanzar. Así de patético y fracasado es Biden. Tiene a todos los jueces de los Estados Unidos viendo a ver cómo joden a Trump, y a pesar de los veredictos adversos en los estrados judiciales padecidos por Trump, este todavía le saca como 7 puntos porcentuales a Biden. Si no hubiese sido por el COVID, en el 2020 Trump le hubiera metido una muenda a Biden de la que en 100 años aún se estaría hablando, así que, al menos yo, soy plenamente consciente de que ese viejo cacorro nunca debió ser presidente y que, efectivamente, estaríamos mejores con Trump que con él.
Y mejor lo dejamos ahí para no meternos en el cuento de la pandemia, porque yo si que sé de dónde vino esa pandemia y por qué se originó, y ahí Biden pasa de decrépito mafioso a criminal de lesa humanidad.
Queda la von der Leyen, a quien la fellinesca Meloni puede coronar o bajar, aunque sospecho que la va a coronar nuevamente solo porque entre fascistas se entienden.
Guarden esta foto de esta cumbre del G7 y vuelvan a mirarla en la próxima cumbre de este decandente grupo que ya parece una sombra comparado con el nuevo bloque de los BRICS. Les garantizo que las caras en la próxima cumbre del G7 van a ser distintas, muy distintas.
Y serán las caras de un asociación de fascistas viendo a ver cómo detienen al nuevo mundo, un mundo marroncito y diverso que emerge desde el bloque BRICS.
Los fascistas contra los pardos, los amarillos y los morenitos. Esa será la nueva línea divisoria del mundo.
Se acerca el fin del dominio del hombre blanco, se viene una nueva era en el mundo. En este tren tiene que subirse Colombia, y para lograrlo, hay que acabar con el fascismo local, llámese, el uribismo. Para estar alineados con el “Nuevo Mundo”, la izquierda tiene que repetir en el 2026, no hay de otra.
P.D: Miren lo que acaba de pasar con Rodolfo Hernández, a quien le acaban de meter 68 meses de cárcel por un torcido.
Esta condena, lo que quiere decir, es que, en las elecciones del 2022, solo había un candidato que pudiera ser presidente: Gustavo Petro.
Petro no era la mejor opción, ¡ERA LA ÚNICA OPCIÓN QUE HABÍA!
Los cambios que ocurren en el mundo, el nuevo liderazgo del bloque BRICS, les va a enseñar a ustedes que, en el 2026, otra vez, no va a haber otra opción para un país como Colombia que seguir en la izquierda.
Aquí si es verdad que, en el 2026, el presidente va a ser “el que diga Petro” porque, al fascismo dominante en el Primer Mundo, un país con la historia reciente de Colombia no puede volver.
Las opciones en Colombia, condicionadas por las tendencias mundiales, van a ser: (1) El Fascismo de los países desarrollados; (2) la emergencia del bloque BRICS.
Opción 3 es un loco como Milei.
Esta fácil, ¿si o no?