Cada día, no es inusual ver a grupos de hasta 10 niños pertenecientes a la etnia Wayúu descalzos y envueltos en ropa sucia, comiendo de los desechos en los basureros de Maicao y Riohacha, en La Guajira. Los vendedores del sector comentan que es una realidad que demuestra el abandono del Estado a esta población.
EN MAICAO
María Pushaina y su hermana Leydi, tienen 17 y 12 años, respectivamente, son huérfanas de padre y su madre está enferma, además tienen un hermano menor. Ellas, con sus trajes típicos de la etnia Wayúu, caminan dos horas hasta llegar a la plaza de Maicao para “rebuscar” algo de comer en los dos contenedores de basura que están en el lugar.
“No me gusta recoger alimentos de la basura, pero es que no sabemos cómo vivir, lo hacemos porque no hay comida en otro lugar”, manifiesta Leydi Pushaina, de solo 12 años, quien camina las calles sucias con aguas estancadas de la plaza de mercado de Maicao, a 13 kilómetros de la frontera con Venezuela.
Estas hermanas, son indígenas Wayúu de lado colombiano, salen de su ranchería a las 8:00 de la mañana y regresan a las 5:00 de la tarde, es una rutina diaria, además de buscar comida entre los desechos de los basureros, también venden cartones que encuentran en estos lugares, a $200 cada kilo, cada día se hacen $2.000.
FALTA DE ATENCIÓN A NIÑOS WAYÚU
En La Guajira, hay más de 3.000 Unidades Comunitarias de Atención (UCA) del Bienestar Familiar, que deben garantizar la atención de más de 80.000 niños Wayúu, pero la realidad en las Rancherías del departamento es otra, según denuncia Ghilber González, miembro de uno de estos territorios indígenas a 50 minutos de Riohacha.
“En las rancherías, solo el 10% de los niños tienen acceso a la salud y al estudio, el resto de menores son enviados por sus padres a los basureros por la falta de recursos para sostenerlos”, manifestó González.
MÁS CASOS EN RIOHACHA
En pleno centro de Riohacha, capital de La Guajira, el panorama no es distinto, bajo el incremente sol, niños y jóvenes Wayúu venezolanos y colombianos, llegan a los basureros de la plaza de mercado en busca de alimentos, lugar hasta donde también llegan aves de rapiña, palomas y perros.
En una de estas escenas desgarradoras, tres hermanos, de 19, 12 y 9 años, de la comunidad Wayúu de Venezuela, llegan hasta los contenedores de basura, incluso, con permisos de sus padres para encontrar algo de comer para la cena y el desayuno del día siguiente; porque son los espacios donde ya no hay víveres en sus hogares.