Desde el patio de su casa convertido en punto de reunión, Mariela Arroyo, representante legal de la Fundación Construpaz, atiende muy seguidamente a mujeres víctimas de violencia sexual.
En el año 2013 decidió crear la Fundación con 20 víctimas, y hoy tiene más de 100 mujeres. La cifra va a crecer, dado el aumento de casos de violencia durante el aislamiento preventivo obligatorio.
«Mi lucha es por la dignificación de la mujer, concientizar a los hombres de que el cuerpo femenino merece respeto y que es un templo de paz», dijo Mariela Arroyo.
Saben que por el pasado no pueden hacer mayor cosa por eso, pero sí transformar el futuro a través de la educación. Con el apoyo de la secretaria de la Mujer, Verena Revollo, vienen promoviendo iniciativas que les permitan borrar lo sucedido.
En un mural dibujaron las tristezas, una terapia de ayuda para superar la crisis emocional que padecen. Allí se promueve el amor, el respeto y la tolerancia.
La pañoleta morada que usan en su cabeza es el símbolo de la época oscura que cambió la vida de ellas y la de sus familias, que significa luto, pero también esperanzas de un mejor futuro libre de violencia sexual.