Iván Duque, presidente de Colombia
No podremos saber, a ciencia cierta, si la obsesión por la guerra de nuestro “Iván criollo” surge de motu propio o si ha sido inducido a priorizar la guerra a instancias de su mentor. Lo cierto es que, desde su posesión, se ha vuelto obcecación suya atacar a Venezuela al compás de los Estados Unidos a través de su agencia, la OEA. Así se confirma, en tenebrosa carta del 4 de enero de 2018, dirigida por la presidenta de la llamada Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia a Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos [1]:
“… me quedó claro – dice la presidenta – que la máxima prioridad ahora no es Cuba sino Venezuela… Con la salida de Maduro del poder también damos un importante paso estratégico hacia el logro de la libertad de Cuba”.
Pero esta estrategia, de priorizar a Venezuela para que Cuba caiga por “efecto dominó”, ha ido modificándose, y es esta la razón por la cual Almagro, en la conferencia sobre derechos humanos que se realizó en diciembre pasado, acusó al gobierno de Cuba de “exportar mecanismos de terror a otros países de América Latina como Venezuela y Nicaragua”, añadiendo que“es tiempo de generar conciencia de la dictadura más antigua del hemisferio, es tiempo de iniciar el trabajo desde la OEA”.
Y agregó:
“Mucha de la polarización que sufren nuestras sociedades está inducida directamente desde el régimen cubano. El efecto nocivo que tiene en el resto de la región y la privación de libertades que ocasiona a su gente en la Isla, desde hoy, lo instalaremos como una prioridad de la agenda interamericana”.
Encontrar una fórmula para atacar a Cuba es ponerla en dificultades ante los organismos internacionales. Así, el gobierno de Iván Duque, el 6 de noviembre del año pasado, mucho antes del atentado, mediante nota verbal de la Oficina del Alto Comisionado por la Paz, le hizo un requerimiento al Gobierno Cubano solicitándole información sobre presencia y permanencia en su territorio de algunos miembros del ELN y, a través de una nota de protesta le solicitaron hacer efectiva la circular roja de Interpol contra Nicolás Rodríguez Bautista (Gabino), líder máximo del ELN.
Esta política de maniobras torticeras para derrocar los gobiernos que no se someten, cual lacayos, a la voluntad de los Estados Unidos, está hoy en día coordinada y planificada por Almagro, ya que la OEA se creó en 1948, en el marco de la guerra fría, para frenar todo avance de cualquier fuerza izquierdista, a las que indiscriminadamente calificaban de comunistas, como lo denunció mi padre Jorge Eliécer Gaitán con ocasión de la Conferencia Panamericana que se reunió en Bogotá en abril de aquel año, lo que le costó que fuera en ese preciso momento cuando lo asesinaron. La fecha exacta de su asesinato no fue una coincidencia, fue planificada por el General Marshall a través de la CIA, que él fundó, en un complot que denominaron Operación Pantomima.[2]
Los miembros de la cofradía, llamada el “grupo de Lima”, saben que el tiempo apremia y que hay que colocar en dificultades, cuanto antes, a Cuba frente a los organismos internacionales.
El atentado al cuartel de policía General Santander el pasado jueves 17 de enero le permitió a Iván Duque contar con un hecho que, a nivel de la opinión pública, justifica lanzarse a la guerra. No será solamente poner a Cuba en un lío: ¿no obedecer a las normas de Interpol o bien obedecer a lo acordado en las conversaciones de paz de La Habana? No entro a valorar todas las cartas que se juegan en este asunto. Pero ha quedado claro que se trata de torear a Cuba y a Venezuela para acorralarlas. El atentado les cayó como anillo al dedo, por eso en las redes sociales se preguntan “¿a quién beneficia el crimen?”.
La premura de un fiscal inepto y cuestionado por la ciudadanía, que en menos de 24 horas resuelve el caso, es asombrosa. ¿Encontraron la única mano que tenía el conductor del vehículo terrorista (porque era manco) en medio de una explosión que desintegró y carbonizó totalmente el resto de su cuerpo? Eran 20 kilos de pentolita, ni más ni menos. Y rápidamente se descubrió el edificio donde cargaron el vehículo. Lo extraño es que hay dos versiones en la emisión de la noche en Caracol TV, que yo tengo grabadas. La primera fue interrumpida abruptamente por una extraña propaganda inconexa, y luego la versión varía cuando retoman el informe. Aceptemos: cualquiera se equivoca, pero también cualquiera se extraña y duda.
No es necesario entrar en detalles, pues las redes sociales están plenas de preguntas sobre las inconsistencias que se han presentado en esta vertiginosa investigación, que ha llenado de asombro y horror a la ciudadanía, estremecida de dolor al ver 20 personas muertas en un demente acto terrorista. A nadie puede dejar indiferente, lo que le da carta blanca a Duque para romper los diálogos de paz y lanzarnos a la guerra con la aquiescencia de la opinión pública. Algo similar a lo que sucedió con las Torres Gemelas.
Lo que sí es sorprendente es que María Auxiliadora, la virgen que tiene Iván Duque en varias versiones en su bufete presidencial, que es la patrona de la guerra, no le falló. Por eso bien vale decir con Alejandro Jodorowsky que “el azar es un milagro disfrazado”.