Jorge Rojas, la primera pérdida irreparable que le deja a Petro su fidelidad a Benedetti- Por: Redacción Pares

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Una hora antes de que empezara la transmisión Jorge Rojas, quien estaba recién posesionado como director del DAPRE, le advirtió a su jefe directo, Gustavo Petro, que la transmisión televisiva del Consejo de Ministros podría salir mal. El presidente hizo lo que acostumbra hacer, ignorar las advertencias de sus asesores directos. Esto no fue, ni de lejos, la razón por la que Jorge Rojas decidió renunciar al aire, mientras lo entrevista en su Reporte para la W radio Daniel Coronell. Ya conocía bien los devaneos de Petro. Quien fue su jefe en la Alcaldía de Bogotá. Mucho antes de que existiera Laura Sarabia en su panorama, Gustavo Petro confiaba en Rojas, un técnico curtido y hábil, para ordenar su planificación. Durante su alcaldía fue su secretario privado, su secretario de gobierno y su secretario de integración social. No, sabía que Petro tenía sus arranques. Lo que jamás llegó a pensar es que Armando Benedetti fuera una pieza indispensable para su proyecto político a pesar de representar unas maneras que el gobierno del cambio prometía erradicar.

El lunes 3 de febrero Rojas ya se había enterado que se haría oficial la designación como jefe de despacho de Armando Benedetti. Además de las molestias que causa un personaje como el ex embajador en Venezuela, siempre dado al escándalo y la intransigencia, estaba la congruencia política. Ni Benedetti ni Sarabia hacían parte del proyecto del cambio. Supo que se haría un consejo de ministros esta semana y que el encargado de hacer el informe para poner en evidencia el desempeño de los ministros sería Benedetti.

Ese consejo se planeó a espaldas de los ministros para que fueran expuestos. Benedetti fue el que le aconsejó al presidente que, para curarse en salud y evitar una renuncia masiva de su gabinete, televisara la reunión. La mayoría de ministros al enterarse sobre la hora que sería una exposición brutal frente a millones de colombianos, reaccionaron como vimos a Susana Muhamad, a Francia Márquez y al propio Gustavo Bolívar, con la mirada vidriosa, la voz partida y la rabia floreciente. Petro los exponía por consejo de un indeseable que recién aterrizaba al gobierno ya impartía ordenes. Benedetti nunca habló, mantuvo la mirada abajo mientras el presidente lo defendía y llamaba “Robespierre” a los que lo atacaban. Jorge Rojas no pudo soportar esa humillación pública, esa declaración de fidelidad inquebrantable a Benedetti y simplemente renunció.

Petro, lejos de retroceder, afirmó via X, a las 9 de la mañana de este 5 de febrero, que de ahora en adelante televisará todos los consejos de ministros porque “el pueblo tiene derecho a saber que hace su gobierno y como es su gobierno directamente y sin intermediarios desinformadores”.

Rojas le dijo a Daniel Coronell en su entrevista que renunciaba porque el presidente “trajo a otra persona -refiriendose claramente a Benedetti- que tiene responsabilidades y le corresponde manejar los asuntos de la presidencia”. El nombre de Jorge Rojas genera unanimidad, es una persona honesta, comprometido con la defensa de los derechos humanos. En 1992, según el diario El Tiempo, fundó la Consultora para los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES.Rojas estuvo al frente de esa organización durante 20 años, hasta el 2012, cubriendo la parte de la historia colombiana más violenta contra los campesinos: el auge de los grupos paramilitares. En el año 2005 recibió en Washington el Humanitarian Award por su trabajo por los desplazados. Su experiencia internacional le valió ser embajador de este gobierno en Bélgica y ser vicecanciller de Luis Gilberto Murillo.

Pero la relación con Petro se volvió amistad en la primera década de este siglo cuando, junto con Iván Cepeda, escribieron uno de los libros más importantes en la historia de este país, “A las puertas del Ubérrimo” publicado en el 2008, una fecha en donde Alvaro Uribe Vélez, según los medios de comunicación colombianos, tenía un 75% de popularidad. En la investigación le quita la máscara a Uribe y muestra el fenómeno de paramilitarismo en Córdoba, el departamento en donde el presidente era terrateniente. Petro se acercó con admiración a Rojas y desde entonces lo tuvo como uno de sus asesores y amigos más cercanos.

Todo eso se rompió esta semana con el consejo de ministros y, sobre todo, por la fidelidad que ahora siente Petro por su nuevo mejor amigo y asesor, Armando Benedetti, quien quedará con todas las llaves del Palacio de Nariño. El presidente ya no tendrá una voz sabia que lo asesore en este, un año que arrancó de la peor manera para Petro.


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