Desde la Fundación Paz y Reconciliación se conoció la denuncia de la comunidad del corregimiento Las Palmitas, en el municipio sucreño de Majagual, donde un policía habría asesinado el pasado viernes 05 de febrero a Arley Povea Ramos, un joven de 24 años, quien pertenecía a esta zona y se desempeñaba como pescador.
Reinaldo Galvis, un habitante del sector, narró a través de un video que Arley junto con otros jóvenes “estaban en la orilla del caño pescando con un ‘tubito’. Yo estaba en la casa sacando agua de un tanque, cuando escuché que uno de ellos dijo, -se devolvió-. (…) Cuando veo al policía que va más atrás. Entonces le dije: -no le hagan nada, que ellos pasan jugando con esos tubos, quítenle eso, pero no le hagan nada-, y salí detrás del Policía, él tenía la pistola y me la señaló. El joven estaba escondido detrás de unas matas de plátano, cuando escuchó al policía preguntando qué dónde estaba él (Arley), ahí salió con las manos en alto, el policía se le acercó y le disparó cuatro veces en el pecho”, relató en habitante de la comunidad.
En ese momento, siguiendo este relato, Reinaldo le reclamó a uno de los uniformados por lo que había pasado; el uniformado cargó algunos metros a Arley pero luego lo tiró al piso, incluso cuando Arley todavía estaba consciente y pidiendo ayuda.
“Corra, colabore, que herimos a este muchacho”, le habría dicho uno de los policías a Reinaldo, a lo que él respondió: “¿Ustedes por qué mataron a ese muchacho? Hicieron muy mal”. El campesino levantó a Arley, se lo subió al hombro y buscó ayuda, pues como lo afirmó, los policías se fueron e incluso dejaron los cascos en el lugar de los hechos. A la víctima la llevaron en una motocicleta hacia el Centro de Salud de Majagual, de donde fue remitido a Guaranda, no obstante, el joven falleció mientras era trasladado.
Lo que dice la Policía
Luego de este hecho Juan Carlos Ramírez Chávez, comandante de la policía de Sucre, quien, hay que señalar, a inicios de febrero fue nombrado en este cargo, comunicó que siendo cerca de la 1:40 p.m. “se desplazaba una patrulla motorizada cuando los uniformados se encontraron con cuatro sujetos quienes, según las informaciones iniciales, portaban igual número de armas de fuego tipo escopeta”.
Según el uniformado con dichas escopetas los jóvenes iban supuestamente a disparar contra los policías, por lo que uno de ellos tomó la decisión de disparar contra el joven. Según el comandante se dieron primeros auxilios, y siguiendo esa comunicación, los cascos quedaron allí porque la comunidad los abordó y les habrían impedido la atención a la víctima.
En este punto es necesario señalar que el ‘tubito’ al que hacía referencia Reinaldo, y el que la policía estaría calificando como una escopeta, es, como se informó en el medio regional El Meridiano, “un tubo de pvc, con un envase plástico, al que le echan alcohol, le alojan un balín y con una mechera lo accionan, últimamente está de moda en la Mojana, utilizado en su mayoría por niños y jóvenes para cazar peces. Se desconoce si estas son las mismas armas de fuego a las que se refiere el coronel en su versión”.
Las acciones de la comunidad
Tras el asesinato de Arley la comunidad, por su parte, bloqueó a manera de protesta por lo ocurrido la vía San Marcos-Majagual. Mientras que en la noche del sábado se dieron cita en la plaza principal de la zona en una velatón, y el domingo se movilizaron por las calles de Majagual bajo la consigna de exigir justicia en este caso.
Además, una vez ocurrieron los hechos los habitantes del municipio se reunieron en la Estación de Policía, por un parte, para rechazar lo sucedido, y además, porque como le afirmaron fuentes a Pares, estas vulneraciones son constantes, incluso cuando el recién posesionado como comandante de la Policía de Sucre aseguró velar por la protección de los derechos de la comunidad, a lo que suma que durante este acto la concentración fue dispersada por gases lacrimógenos.
Adicionalmente, se advirtió que ha sido muy complicado que periodistas de la zona accedan a información de lo sucedido. A esto suma que la zona donde ocurrieron los hechos, la vereda Ajingible, es un sector de muy difícil acceso. Además, la comunidad aseguró que Arley pertenecía a una familia tradicional campesina del territorio.
Es necesario nombrar que en lo que va del año desde Pares se han recibido las denuncias sobre tres hechos de presunta violencia policial; el asesinato de Jerson Stiven Vega Vela, un joven de 23 años, ocurrido en la ciudad de Ibagué. Así como del ataque físico del que fue víctima Edgar Olmedo Gómez García en el barrio El Chagualo de Medellín, quien tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, pues su vida estaba en riesgo luego que fuera agredido por un uniformado.
Igualmente, vale la pena traer a colación que desde que fue implementado el Código de Policía (2017), con el cual se pretendía, entre otras cosas, impulsar la solución pacífica de los conflictos y hacer uso de la fuerza como último recurso, se han registrado hasta 2019, al menos, y como se informó desde la ONG Temblores en su informe ‘Bolillo, Dios y Patria’, 289 asesinatos, 39.613 personas lesionadas y 102 hechos de violencia sexual. Nombraba este mismo documento que “(…) en los últimos tres años, el mundo ha sido testigo del recrudecimiento de la letalidad en la interacción cotidiana de la Policía con la ciudadanía”.
De la misma forma, de los 32 departamentos del país solo en siete no hay registro de estos casos: Guainía, Guaviare, Putumayo, Quindío, San Andrés y Providencia, Vaupés, Cundinamarca –haciendo la claridad que en Bogotá se tiene el reporte de 23-. Además, en relación con la denuncia Sucre está entre los diez departamentos con más hechos de asesinatos presuntamente cometidos por policías en el periodo anteriormente nombrado, con un total de 10 casos.
Hoy, de nuevo, se sigue confirmando la urgencia de una reforma policial, de que la justicia actúe eficazmente en estos hechos, atendiendo -así como se asumen las versiones oficiales- las denuncias de las comunidades, de la sociedad civil que presenció los hechos, pues este caso vuelve a poner sobre la mesa que este tipo de vulneraciones no son aisladas, por el contario son constantes. Es alarmante que con tan solo un mes corrido del 2021 ya hayan, al menos, dos denuncias sobre asesinatos que habrían sido cometidos a manos de la Policía Nacional.