En el pabellón Ere Sur de La Picota no hay hacinamiento. Este centro de reclusión para políticos y funcionarios investigados y condenados -conocido entre los círculos de los poderosos como ‘Villa Piqui’- se parece más a una casa de descanso.
Es una planta de dos pisos con salida a un jardín que tiene una fuente de agua en la mitad, ping pong, billar, gimnasio, granja, capilla, tres cocinas -en cada una sirven comida de diferentes regiones, según nos contaron dos fuentes por aparte-. Son mejoras hechas por varias generaciones de políticos presos desde que estalló el escándalo de la parapolítica en 2007.
Con habitaciones individuales, cada una con cama cómoda, un baño privado, televisor con señal satelital, nevera personal y computador. Los presos de este pabellón tienen puertas en vez de rejas.
En el Inpec le dijeron a La Silla que el uso de Internet es controlado. Sin embargo, en la práctica, según nos dijeron dos políticos que estuvieron recluidos allí y tres personas que han ido a visitarlos, la conexión es ilimitada y los celulares están a la vista.
Todas esas comodidades, sumadas a una generosa política de visitas, han convertido este pabellón en una suerte de centro de operaciones políticas que ha servido de punto de convergencia para que los caciques electorales más controvertidos del país sellen alianzas, expandan sus grupos y hasta hagan campaña como si estuvieran libres.
La Silla investigó los casos de cuatro condenados que tienen apuestas para el domingo.
La política por Skype
Aunque el pabellón Ere Sur está destinado para aforados constitucionales (Presidente, magistrados, Procurador General, Fiscal General o congresistas), el exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez terminó recluido allí el 12 de agosto de 2011 cuando el Tribunal Superior de Bogotá lo condenó a 27 años de prisión como autor intelectual del asesinato del abogado Alfredo Enrique Flórez Ramírez a manos de paramilitares el 6 de octubre de 2003 .
Desde ese entonces empezó a conectarse con el mundo político a través de Skype.
“Hablaba con la gente de su grupo, sus allegados, sus concejales”, contó a La Silla una fuente que lo visitó a pocos meses de su reclusión.
A la par, fue concretando alianzas con políticos presos en el mismo pabellón. Como lo hizo con el exsenador parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil, cuyo partido, el viejo Pin, avaló al candidato de Suárez a la Alcaldía, César Rojas en 2015.
“Suárez ideó la campaña [de Rojas] y la hizo estando preso”, le dijo a La Silla una las fuentes que lo supo de primera mano.
En reuniones realizadas en la antigua sede del Cúcuta Deportivo y que convirtió en la sede de campaña de Rojas, Ramiro Suárez empezó a reunirse -vía Skype- directamente con líderes de todos los barrios donde se hizo fuerte siendo Alcalde. “Les prometió empleo, que fue lo que generó cuando era Alcalde”, contó a La Silla una fuente que estuvo en la campaña.
Eso, en la segunda ciudad con mayor tasa de desocupación del país, catapultó la popularidad de Ramiro, que en esa campaña en Cúcuta impulsó la ‘mancha amarilla’, una avanzada que vestida de ese color salió a hacer correría para poner Alcalde.
Luego del triunfo de César Rojas en la Alcaldía, como ha contado La Silla Santandereana, Suárez empezó a gobernar la ciudad en cuerpo ajeno, y a través de Skype.
Así como movió su maquinaria a favor del Sí al plebiscito; contrarrestó el intento de revocatoria contra Rojas y le puso votos a Juan Fernando Cristo en la consulta liberal de noviembre, desde finales del año pasado también empezó a tirar línea para las elecciones al Congreso. Todo por Skype.
Las apuestas suyas están así:
Jairo Cristo, es su candidato directo a la Cámara y entró en Cambio Radical, luego de que sellara la alianza con el partido de Vargas Lleras. Al Senado, le va a poner votos al liberal Andrés Cristo, al conservador Juan Manuel Corzo y a la senadora de Opción Ciudadana y esposa del ‘Tuerto’ Gil, Doris Vega (ese es el pago por el aval a César Rojas en la campaña de 2015).
A todos, como hemos contado, los presentó a sus líderes en reuniones en su sede en las que lo proyectan a través de Skype, y en las que verifican la asistencia por lista y les quitan los celulares antes de entrar.
En toda la campaña el grupo de Suárez ha organizado reuniones utilizando la maquinaria de la Alcaldía en diferentes barrios. Las responsabilidades están repartidas entre los principales líderes de su equipo, quienes a su vez apadrinaron comunas para hacer las correrías.
El día electoral ya cada barrio está organizado para ponerle votos a todos los candidatos al Senado, quienes según los acuerdos que nos confirmaron dentro del grupo, esperan alcanzar entre 5 mil y 15 mil votos.
Las reuniones por Skype y las visitas son solo dos de las modalidades que usa Ramiro Suárez para hacer política.
Cuatro fuentes de su grupo y una que lo sabe porque lo han invitado y que nos lo contaron por aparte, nos dijeron que en Bogotá el condenado exalcalde sostiene reuniones en una IPS a la que tiene permiso de salir para hacerse chequeos médicos.
“Allí se reúne con los políticos que no quieren quemarse llegando hasta La Picota”, dijo una fuente.
Entre todas las fuentes que nos contaron esa versión nos nombraron que los visitantes asiduos eran sus aliados Andrés Cristo y Juan Manuel Corzo, y que incluso el gobernador William Villamizar había ido.
También una de esas fuentes dijo que Hernando Angarita, el líder Cambio en Norte, se había encontrado con Ramiro Suárez allí cuando estaban definiendo la entrada de su grupo a Cambio, y que en esa reunión estuvo el diputado Pedro Leyva y el hoy candidato a la Cámara Nelson Parada.
Al momento de publicar esta historia, ni Cristo, ni Corzo, ni Villamizar, ni Angarita nos habían respondido. Por su parte, Leyva y Parada dijeron que esas versiones no eran ciertas y que no se reunieron con Suárez.
La Silla intentó conocer cuántos permisos había recibido Suárez para salir del penal y con qué excusa, pero el Inpec respondió que esa información era privada y que en todo caso siempre que salía estaba acompañado de un guardia.
La alianza que le da vida al grupo de un parapolítico
El exsenador liberal Pedro Muvdi, condenado a trece años de cárcel por parapolítica, comparte patio en La Picota con el también condenado exalcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez Corzo.
Ambos construyeron una alianza para llevar al hijo de Muvdi, Fawzi Muvdi, novio de Eimy Suárez, la hija menor de Ramiro Suárez, a la Cámara de Representantes por el Cesar.
De resultar, este pacto le devolverá la vida al grupo de Pedro Muvdi que actualmente no tiene ninguna representación en el departamento.
En un principio, la idea era que Muvdi hijo fuera en la lista de Cambio Radical y, para eso, de acuerdo a lo que el mismo Muvdi nos contó, se reunió con el superpoderoso cacique barranquillero, Fuad Char, que decidió darle el aval.
Sin embargo, el representante vargasllerista Eloy Chichí Quintero, quien fue el encargado de armar la lista a la Cámara del departamento, decidió no meterlo y, por eso, Muvdi terminó en las toldas del Partido de la U como fórmula de José Alfredo Gnecco, la principal carta al Senado del cuestionado clan de los Gnecco.
De acuerdo a lo que nos contaron dos personas que conocen de primera mano el grupo de los Gnecco, la condición para que Muvdi entrara a La U era que el grupo de Ramiro Suárez debía buscarle votos a Gnecco en Cúcuta.
La alianza se habría sellado a través de Víctor Roqueme, un contratista de la Alcaldía de Cúcuta -una alcaldía en la que, como hemos contado en La Silla Santandereana, Suárez tiene gran influencia- que también es conocido por ser uno de los principales aliados de negocios de Ramiro Suárez.
De acuerdo a lo que nos contaron estas dos fuentes que conocen a los Gnecco, Roqueme es uno de los visitantes asiduos del exalcalde de la capital de Norte preso y una de las personas con las que habla vía Skype. La Silla no pudo confirmar que Roqueme visite a Suárez, pero sí pudimos comprobar que Suárez habla por Skype con sus líderes y, al ser éste uno de sus principales aliados, no sería raro que hablara con él.
Roqueme ahora hace parte activa de la campaña de Fawzi Muvdi y es uno de sus principales líderes en Aguachica, un municipio que colinda con Norte de Santander.
De acuerdo a lo que nos contó Muvdi hijo, aunque él es el yerno del exalcalde de Cúcuta, no tiene una relación política con él, pues él aspira en Cesar y la influencia de Suárez es en Norte de Santander. También nos contó que Víctor Roqueme es un amigo suyo de Aguachica que lo apoya, pero no hace campaña con Suárez.
“Mi campaña es una campaña nueva que hago con viejos amigos de mi papá que aún recuerdan el trabajo que hizo en el departamento. Es un nuevo movimiento que estamos reconstruyendo en un nuevo partido”, nos dijo.
Tomado: La Silla Vacia