Sin duda alguna, según todas las encuestas ciudadanas, Gustavo Petro Urrego, el líder del Pacto Histórico, es el candidato que se perfila como el ganador de las elecciones presidenciales del 29 de mayo (primera vuelta) y 13 de junio (segunda vuelta). Un costeño de clase media, nacido el 19 de abril de 1960 en la población de Ciénaga de Oro (Córdoba) y criado desde temprana edad en Zipaquirá (Cundinamarca), donde cursó sus estudios de bachillerato y se hizo concejal. Años después se graduaría con honores como economista en la Universidad Externado de Colombia.
Justamente, al año siguiente del nacimiento de Petro (1961), el general conservador Gustavo Rojas Pinillas, depuesto en 1957 del cargo de presidente-dictador, fundó la Alianza Nacional Popular –ANAPO, un partido político opositor al Frente Nacional integrado por partidarios de varias corrientes ideológicas: liberales, conservadores progresistas, exmilitares, socialistas, etc. que bajo las banderas de un nacionalismo criollo, participó en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, ganándolas; empero el presidente de entonces, Carlos Lleras Restrepo, manipuló los resultados en favor del candidato conservador Misael Pastrana Borrero, desconociendo así los resultados de las urnas. Petro tenía 10 años de edad.
Por eso, el 19 de abril es una fecha con doble significado para el líder de la Colombia Humana, pues en ella conmemora su natalicio y el día y mes en que le robaron las elecciones a Rojas Pinillas, hecho que dio nacimiento al Movimiento 19 de Abril (M-19) como guerrilla urbana.
Fue en 1974 cuando los militantes del ala más progresista de la ANAPO, Jaime Bateman Cayón, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, mediante la consigna “Con María Eugenia, con el pueblo, con las armas: al poder!”, deciden conformar el Movimiento 19 de Abril o M-19, arropados bajo un pensamiento político, militar y social que amalgama distintos matices del espectro ideológico de la época como el socialismo, la social democracia liberal y el bolivarianismo, y un esquema político-militar esencialmente urbano que pretendía reivindicar la lucha libertaria de Bolívar más allá de sus connotaciones heroicas que describían los libros de historia de Henao y Arrubla.
Entre el 17 de enero de 1974 (robo de la Espada de Bolívar), el 8 de marzo de 1990, fecha de su desmovilización y reintegro a la vida civil, y el 8 de marzo de 1990, cuando se funda la Alianza Democrática M-19 (AD-M-19) por los desmovilizados Carlos Pizarro Leongómez, Gustavo Petro y Antonio Navarro Wolff, el M-19 abanderó las luchas sociales en Colombia, propiciando “golpes de opinión” como el arriba señalado, el secuestro de camiones repartidores de leche (que es repartida en los barrios más pobres de Bogotá), la toma del Palacio de Justicia y su mayoritario triunfo en las urnas en las elecciones de 1990 para elegir los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente.
Empero, independientemente de algunos hechos trágicos como el asesinato en cautiverio del líder sindical José Raquel Mercado y la toma del Palacio de Justicia, que terminó en tragedia por la violenta intervención de las fuerzas militares, puede afirmarse que, ideológicamente, el M-19 nunca se proclamó como un movimiento marxista- leninista pro Soviético ni maoísta pro China, sino como una guerrilla NACIONALISTA, inspirada en el ideario del Libertador Simón Bolívar. Al respecto, en un escrito del 3 de abril de 1994 de la redacción de El Tiempo, este diario capitalino señala: “El M-19 significó el nacimiento de una guerrilla que pretendió ser diferente: más urbana, alejada de la jerga y dogmas marxistas, con sabor criollo, lenguaje populachero y simbología nacionalista. Desde un comienzo el EME quiso diferenciarse. Por eso en sus actos iniciales se propuso combinar la imaginación y la audacia con un mínimo derramamiento de sangre”(ver: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-91420) .
Pues bien, Petro heredó ese pensamiento nacionalista del M-19 influenciado determinantemente por el pensamiento social-demócrata liberal que embebió durante su paso por la Universidad Externado de Colombia, y sus investigaciones de nuestra historia nacional. Ello se deduce de su permanente referencia al pensamiento liberal de López Pumarejo, Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán y de su firme y clarividente apego a las ideas neokeynesianas y neoinstitucionalistas que se imponen en el mundo de hoy, en desmedro del desgastado y fatídico neoliberalismo de los años 90.
En particular, en lo económico, al pensamiento del economista francés, Thomas Piketty, que en su libro «Capital e ideología», propone un “capitalismo con rostro humano” basado en propiciar condiciones para que la riqueza nacional se reparta mediante dos mecanismos: impuestos progresivos sobre el patrimonio cuya recaudación financiaría una dotación básica y universal de bienes para superar pobreza y masificar el capitalismo, y en segundo lugar, la democratización pacífica al acceso a la tierra (más impuesto predial a la tierra improductiva, menos a la productiva); del acceso al crédito (más banca pública, menos intereses, el Estado como fiador del pequeño y mediano empresario; etc.).
Por eso Petro tiene claro que para sacar adelante estas propuestas y otras de su propuestario programático, es necesario un PACTO HISTÓRICO que involucre no solamente a las fuerzas políticas alternativas que hoy lo conforman, sino, también, las tradicionales que se comprometan con ese propósito.
Finalmente, es necesario recalcar que Petro nunca participó en acciones militares del M-19, sino que hizo parte de su ala ideológica. Asi lo manifestó el excomandante del M-19, Everth Bustamante, quien milita en el Centro Democrático, en una entrevista con SEMANA (ver: https://www.infobae.com/…/que-yo-sepa-gustavo-petro…/).