Esta es una lista indecente, porque es integrada por los herederos del poder criminal de uno de los departamentos más jóvenes de Colombia. No existe el delito de sangre. Pero, ¿cómo esos pelaos van a financiar sus campañas sin el dinero y la infraestructura de sus padres, abuelos, esposos o esposas condenados por ser criminales? ¿Una conducta decente debe llevarlos a renunciar a la continuidad de un poder dado por herencia a base del crimen y de una estela de muertes de sus aliados? No se trata de condenarlos sino de advertirles que existen límites éticos para la actividad política, que es una acción de beneficio colectivo, y no un negocio. Si la política es un negocio, de suyo es un delito.
El departamento del Cesar —segregado del Magdalena— fue creado mediante la Ley 25 del 21 de junio de 1967. El 21 de diciembre de ese mismo año, se instaló la primera junta de gobierno durante la administración del presidente Carlos Lleras Restrepo, abuelo de Germán Vargas Lleras. Inicialmente Lleras no estaba de acuerdo, pero Alfonso López Michelsen lo hizo cambiar de idea, de acuerdo a los debates que realizó con la bancada costeña en el congreso.
Pedro Muvdi Arangüena, aliado de la familia Gnecco Cerchar∗, dueña del Cesar, era un hombre todopoderoso hasta el día en que cayó preso. Era miembro de la Cámara de Representantes, dueño y codueño de importantes negocios con el Estado (salud, tránsito, concesiones, etc.), heredados de sus viejas andanzas con los clanes criminales de toda esa comarca que, incluso, lo llevó a ser senador de la República (2003—2006) en pleno apogeo de las bandas paramilitares lideradas por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40. Pues bien, Pedro Muvdi es el padre del candidato y seguro representante a la cámara, Fawzi Muvdi Anillo, quien dice en su eslogan de campaña: “Por mi departamento Nuevas Ideas”.
La mamá de Fawzi es Lidia Anillo, de Magangué, que se conoció con Pedro Muvdi en Barranquilla cuando estudiaba arquitectura. Lidia es hermana de Ramón Oscar Anillo Gechem, asesor financiero de la alcaldía de Magangué. Es decir, que Fawzi tiene raíces magangueleñas.
El día de la caída de Pedro Muvdi, 23 de enero de 2014, un grupo especial del CTI lo capturó y se lo llevó a Bogotá por orden de la Corte Suprema de Justicia, tribunal que lo condenó por concierto para delinquir agravado a 13 años y cinco meses, el 5 de mayo de 2017 . La sentencia reza así:
“(Pedro Mary Muvdi Anrangüena) hizo parte de la alianza paramilitar, constituyendo una trascendente pieza en el proyecto económico y político del Frente Mártires del Cacique del Valle de Upar, un grupo armado ilegal integrado al Bloque Norte, liderado por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40“.
La defensa —liderada por el abogado de los «parapolíticos», Ivan Cancino— apeló a los testimonios de una caterva de líderes del paramilitarismo de la Costa Norte: Gabino’, ‘101’, El Paisa’, ‘Centella’ y ‘Pringa’”, pero no sirvieron para sus propósitos de absolución, por el contrario, terminaron de hundirlo. Basta con leer la sentencia de la Corte Suprema de Justicia para entender que el paramilitarismo no solo fue un fenómeno militar sino básicamente de control político y económico en una región muy rica como el departamento del Cesar.
La alianza de Muvdi con Jorge 40 va más allá del año 2000, época en la cual consolidó su poder político y económico que le permitió llegar al senado con una alta votación en el Cesar, su feudo político y económico.
En Valledupar participó en diferentes negocios de la política y de la economía regional. Por ejemplo, manejaron la concesión del Tránsito y del amoblamiento urbano. Se buscó aliados económicos como Alfonso El Turco Hilsaca, según una fuente judicial. Su predecesor en el senado fue Vicente Blel, condenado también por la parapolítica.
Lo que agravó la situación jurídica de Pedro Muvdi fueron las escuchas autorizadas por la Corte Suprema de Justicia. El descaro de Muvdi era tal que estando preso en la sede del batallón de Carabineros de Bogotá se comunicaba con sus hijos y aliados políticos para darle instrucciones de cómo había que torcer a los testigos, guardar las caletas de dinero efectivo, las reservas de dinero en casa, etc. Las conversaciones con su hermano Karim, su esposa Lidia y sus hijos Fadia y Fawzi, y varios de sus colaboradores políticos, fueron documentadas en el proceso penal que se le siguió en el alto tribunal.
Esas grabaciones demuestran cómo se venían robando el departamento del Cesar, robo que llegaba a altas esferas del Estado anidadas en la Presidencia de la República y, por supuesto, en el congreso. Lo que quiere decir, que si Fawzi es elegido, probablemente pierda su investidura, porque se le podría comprobar que no actúo como hijo, sino como sujeto procesal de la parapolítica.
Esta familia con raíces en Magangué (mi amada tierra, madre de lo bueno y de lo malo, pero éste se nota más que aquél), pasó por El Carmen de Bolívar y Barranquilla; sus orígenes son del Cesar. El Muvdi de Pedro nada tiene que ver con el Muvdi de don Elías, destacado filántropo y filólogo que echó raíces en Barranquilla y del cual aprendimos algunas cosas de la escritura cuando comenzábamos en estas lides periodísticas.
Elías Muvdi nació en Beit Jala, Cisjordania, Palestina, y en la Primera Guerra Mundial ya estaba en Barranquilla dedicado al comercio en el mercado público. Los Muvdi como los Hilsaca vienen de Palestina. ¿Puede haber Hilsaca bueno? Sí, “porque de todo hay en la viña del Señor”. Como dijera en los años 1.600 el predicador fray Hortensio de Paravicino al rey Felipe IV:
“De todo tiene la viña,
Sacra y Real majestad,
De todo tiene la viña:
Uvas, pámpanos y agraz”.∗∗
La lista de los Gnecco
La mitad de la Colombia política es corrupta, violenta e indecente dominada por cinco o seis familias. Por esta razón en Cartagena se dice que los más corruptos son los políticos cartageneros, pero en Popayán dicen que son los payaneses, y en Medellín dicen que los paisas.
De la misma manera, cada departamento tiene el sello de la maldad de dos o tres familias que históricamente se distribuyen el poder milimétricamente. Hay familias de bien y familias de mal. Un ejemplo de esto es el Cesar, donde los Castro, los Araújo, los Cuello, los Gnecco, por ejemplo, han dominado el panorama económico y político del departamento y sus tentáculos llegan a Bogotá. Ya no es la vieja clase política clientelista y corrupta, sino unos empresarios del mal que se tomaron la política, la cual es el arte de hacer el bien público, y en manos de ellos pasó a ser un concierto criminal.
Si en una época es el contrabando, la marimba, la política o el paramilitarismo, ellos se meten. Un ejemplo elocuente de esta aseveración es el caso de la familia Genecco Cerchar, cuya prolongación en La Guajira es Kiko Gómez, condenado por paramilitarismo y homicidio agravado, y en el Cesar tienen ahora la vieja fórmula con “ideas nuevas”: Jose Alfredo Gnecco (hijo de Lukita Gnecco, exgobernador condenado por corrupto) y Fawzi Muvdi, y cinco más esperando ser elegidos o reelegidos bajo el amparo de los Gnecco: Didier Lobo (lista senado Cambio radical), Eloy Chichí Quintero (cámara de Cambio Radical), José Eliécer Salazar, cámara partido de la U, y Ape Cuello, actual representante a la Cámara.
En tanto en La Guajira está como candidato el hijo de Kiko Gómez Cerchar, Fernando Gómez Bacci, de los Bacci de Magangué, por el lado de su madre Bibiana Bacci García, quien fuera senadora en reemplazo de José Eduardo PepeGnecco Cerchar, hermano de Lukita y tío de José Alfredo. La matrona de los Gnecco es Cielo, sobre quien escribiré una historia completa. Los Bacci vienen de Magangué, una familia distinguida de la cual hace parte el Almirante Arango Bacci, Pedro Bacci, Eddy Bacci y del padre José Mario Bacci Trespalacios, sumo sacerdote de los eudistas en Colombia, y superior del padre Alberto Lineros Gómez, el Mán está vivo. Otra vez mi tierra querida. (¡Qué maravilla!)
Pero no solamente los Muvdi vienen remasterizados con Fawzi, también los Araujo con Sergio. Para conservar la descendencia política, la familia Araújo tiene a Sergio Araújo Castro, candidato al senado en la lista del Centro Democrático, hermano de Álvaro Araújo Castro, condenado por concierto para delinquir, y de la Canciller del expresidente Álvaro Uribe, María Consuelo Araújo. —La Conchi Araújo—, hijos de Álvaro Araújo Noguera, condenado en 1993 por corrupción. Es primo hermano del que fuera uno de los comandantes del paramilitarismo del Cesar, Hernando Molina Araújo, hijo de Consuelo Araújo, secuestrada y asesinada por las Farc, e hijastro del actual contralor General de la República, Edgardo Maya Villazón.
Fawzi Muvdi Anillo
Fawzi es aspirante a la Cámara de Representantes por el partido de la U. Es hijo y heredero de la estructura política del ex congresista liberal Pedro Muvdi Arangüena, condenado a 13 años por nexos con grupos paramilitares. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia concluyó que Muvdi hizo parte de la alianza paramilitar, constituyendo una pieza trascendental en el proyecto económico y político del Frente Mártires del Cacique del Valle de Upar, un grupo armado ilegal integrado al Bloque Norte, liderado por «Jorge 40».
Pero, ¿por qué este país es tan pendejo para elegir a los “mismos con las mismas”?¿Por qué los cesarenses eligen periódicamente a los dueños del hierro, con el cual los marcan como si fueran de su propiedad en una finca que se llama Cesar? No se puede creer, pero esto es Colombia. No somos capaces de ver una alternativa, algo realmente novedoso y no más de lo mismo. ¿Por qué? Porque nuestra mente está llena de información acumulada por largos años de marginamiento que nos impide asumir un control de nosotros mismos y nos obliga a comportarnos como esclavos que besamos y adoramos a nuestros dueños.
Así funciona el cerebro animal. Y este fenómeno sucede para la derecha como para la izquierda, y entre más se radicalice uno y el otro, terminamos votando más por los mismos, a la manera cómo lo interpretaba el caudillo popular, Jorge Eliécer Gaitán. Por ejemplo, «voto por Iván Duque para que no se monte las Farc, o voto por Petro para que no se monte Uribe», tal es el razonamiento del grueso de las masas políticas colombianas. ¡No hay un razonamiento propio!
Los de la derecha solo ven a los mismos salvadores que los han llevado a la perdición; ¡los de las izquierda, también! ¿Cómo salimos de la dinámica de la confrontación agresiva y violenta que vivimos desde nuestra independencia? ¿Por qué no hay una verdadera renovación y una originalidad en la razón? Estamos atados mentalmente al pasado. Votar por Muvdi, Gnecco o Araújo en el Cesar, es votar por la perpetuación en el poder de esas familias que se han enriquecido a costilla de la pobreza de la mayoría de los cesarenses. Lo mismo que votar a la presidencia por los «mismos con las mismas», parodiando a Gaitán. ¿Quién podrá salvarte? ¡Tú mismo!