Para que vean ustedes la mafia tan inmunda en la que se han convertido las fuerzas militares de Colombia.
Un sargento del Ejército en Neiva, Javier Ricardo Ayala Guarin, denuncia unas irregularidades en su batallón relacionadas con corrupción, y acto seguido desaparece y lo encuentran moribundo atado de pies y manos, con cadenas, metido entre una tula.
Esas son las “gloriosas” Fuerzas Militares de Colombia.
Ahora imagínense lo que le pasaría al que salga y hable sobre los falsos positivos y las tulas con plata que se repartían después de matar inocentes.
La pregunta aquí es, ¿qué hacer con los militares? Colombia tiene medio millón de mafiosos armados hasta los dientes, lo que los convierte en la empresa criminal más grande y terrorífica de las Américas. Yo diría del mundo. No existe en ninguna parte del mundo un aparato mafioso más grande y poderoso que las Fuerzas Armadas de Colombia.
Por eso es que hay que exponer el cuento de los falsos positivos como es, para que la
Comunidad internacional vea el peligro de esta organización mafiosa, si ya no lo vio con el asesinato del presidente de Haití.
Colombia no se ha dado cuenta que es un país mafioso y narco porque su institución más grande y poderosa es una institución mafiosa y narca. Creer que Colombia puede cambiar, mientras ese medio millón de mafiosos sigan ahí, es una utopía.
Doctor Petro: ¿cuál es su plan para acabar con esta mafia “gloriosa”?
Yo a veces pienso en esta vaina, y creería que la única solución sería una guerra con Venezuela, y perderla. Después de una derrota de esas, empezar de cero. No veo otra salida al problema de esta mafia.
Y tampoco sé cómo fue que llegamos a esto.
Y los principales responsables de este estado de las cosas son Uribe y Santos.
Como ambos están untados hasta el cuello con el cuento de los falsos positivos, y como ambos representan las dos principales fuerzas políticas de los últimos años, sacando a Petro, ambos le tienen miedo a los militares y ambos quieren esconder el cuento. Entonces, no existe, ni la voluntad política, ni la voluntad moral dentro de las Fuerzas Armadas, para hacer una purga de criminales.
Y la gente confía en la JEP, pero la JEP no va a sacar adelante el cuento verdadero de los falsos positivos porque la JEP es pro-Santos, su gestor, y Santos es uno de los responsables de dicho crimen. La JEP investiga a medias para proteger a Santos y dañar a los militares y a Uribe, quienes, para defenderse, se vuelven más mafiosos y más asesinos, cerrándose aún más.
Y no salimos de ese círculo vicioso.
A mí ya no me quedan dudas: a las Fuerzas Militares toca desmantelarlas y volverlas a hacer de cero. No hay un hijueputa oficial que sirva, todos son unos criminales, o unos cómplices de criminales, ya no quedan oficiales decentes.
Pero volvemos al principio: ¿cómo se desmantela una organización mafiosa con medio millón de integrantes?
Y lo peor es que no existe la más mínima garantía de que estos mafiosos le van a respetar la vida a Petro.
Y no es porque Petro haya sido guerrillero, es porque con Petro no hay protección “anti-falsos positivos”, y es probable que, con una presidencia suya, el cuento verdadero salga a flote como es, y eso los militares no lo van a permitir.
La única opción con posibilidades es un movimiento al interior de las fuerzas militares de oficiales decentes y con honor que asuman dicha purga y se levanten, pero como ya he dicho, de eso no hay. En las Fuerzas Militates desapareció el honor, lo único que hay es mafiosos y criminales.
Y ya vamos por la masacre número 87. Los militares identificando los blancos, y las BACRIM eliminándolos.
Tenemos que deshacernos de los militares, no hay de otra. Ese debe ser el principal objetivo del próximo gobierno: desmantelar las Fuerzas Militares de hoy y acabar con esa mafia “gloriosa”.
P.D: En recientes semanas he notado que mis posts más controversiales, en especial, esos relacionados con mis críticas a las Fuerzas Armadas, son “aguantados” por aquí por alguien. Desconozco si esto es con la complicidad de Facebook USA o Facebook Colombia, pero ya he decidido tomar cartas en el asunto porque mi libertad de expresión no se discute. Ya he contactado una firma de abogados de Silicon Valley para una asesoría en una posible demanda por restringir los derechos constitucionales a la libre expresion que me cobijan. También he notado que numerosos seguidores míos son sancionados con mucha frecuencia por tonterías, intimidándolos para que no compartan mis posts. Si mis posts siguen siendo aguantados, y ya yo he encontrado la manera de descubrir este “freno” en la propagación de mis ideas por este medio, voy a proceder legalmente contra todos los potenciales implicados.
Vamos a ver qué pasa con este post, ustedes verán a ver si se quieren meter conmigo…
Y yo no hablo por joder…