La revolución vial de la depresión momposina- Por: Bernardo Ramírez del Valle

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El siglo XXI trajo consigo una verdadera revolución vial para la depresión momposina, una gigantesca hoya hidrográfica de 25 mil kilómetros cuadrados ubicada entre las estribaciones de las cordilleras andinas y la planicie del Caribe colombiano, a donde van a dar las aguas de las más importantes cuencas hidrográficas de Colombia.

Cinco siglos atrás, los habitantes de este inmenso mar de aguas dulces sólo pudieron comunicarse entre sí y el resto del país a través de canoas, bergantines, champanes, barcos a vapor, lanchas, chalupas y motocanoas, porque no existían carreteras que articularan los dos grandes troncales viales del país, la occidental y la oriental. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando comenzaron a construirse las primeras carreteras destapadas que comunicaron las poblaciones ubicadas en los bordes de las cinco cubetas hidrogeográficas con las troncales viales.

Desde la Troncal de Occidente, se construyó en los años cincuenta el ramal El Bongo – Magangué, de 60 kilómetros, que se convirtió en el primer tramo de la Transversal de la Depresión Momposina; luego el ramal La Apartada – Ayapel; más tarde El Viajano – San Marcos, primer tramo de la Transversal de La Mojana; luego el ramal Sampués – San Benito Abab y últimamente la Transversal de los Contenedores entre El Carmen de Bolívar – Zambrano – Plato y Bosconia. De esta vía se desprende una marginal entre La Gloria (Nueva Granada / Magdalena) y Santa Ana, que la articula a la Transversal de la Depresión Momposina a la altura del municipio de Talaigua Nuevo. Más recientemente se adjudicó la vía San Marcos – Las Tablitas, llamada Marginal del Rio San Jorge, que se conecta con la Vía Marginal de La Mojana cuya construcción se inició en el 2020 entre Magangué y el corregimiento de Barrancayuca, la cual continuaría hacia Tacasaluma, Bocas de San Antonio y Sucre y de allí a El Cauchal para conectarse con la Transversal de La Mojana.

Desde la Ruta del Sol, antes Troncal de Oriente, se construyeron los ramales Aguachica – Gamarra; La Mata – La Gloria (Cesar) y Cuatro Vientos – El Banco. De este ramal se desprenden vías sin pavimentar entre Astrea (Cesar) y las poblaciones de Guamal y San Sebastián (Magdalena). También se construyó la segunda parte de la Transversal de La Mojana entre San Marcos – Majagual – Achí y Guaranda.

Con las carreteras llegaron los puentes. El primero fue el de Zambrano – Plato, que fija el límite norte de la Depresión Momposina a la altura de la cubeta hidrogeográfica del complejo de Zárate; luego se construyó el puente de Botón de Leiva (Margarita) – Panpan (Guamal) sobre el brazo de Mompox, en el 2006; después se construyó el nuevo Puente Limón sobre el brazo del Violo (Cicuco); luego el puente Talaigua – Santana (2012) y finalmente los Puentes de la Reconciliación (Santa Lucía y Roncador) puestos en funcionamiento en marzo del 2020.

Todo este enjambre de vías y de puentes ha ido llenando el vacío que antes presentaba el Mapa Vial de Colombia en la zona de la Depresión Momposina. Por supuesto, faltan más vías y más puentes, como la segunda parte de la Transversal de La Mojana entre Achí – Puerto Venecia – Tiquisio – Norosí – Rioviejo; la Transversal del Chicagua; que articularía la Transversal de la Depresión Momposina con la Transversal de La Mojana; el segundo tramo de la Marginal del San Jorge: Las Tablitas – Barrancayuca – Magangué y las Marginales del Bajo Magdalena entre Zambrano – Córdoba y Magangué y Guamal – San Sebastián – San Zenón – Santana.

Para concluir diremos que esta revolución vial de la Depresión Momposina no la ataja nadie porque el país se dio cuenta que esta región es un geoepicentro estratégico para las comunicaciones terrestres del país, que ahorra tiempo y dinero a la industria y el comercio nacional e internacional.


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