La vuelta de un grande- Por: Diógenes Armando Pino S.

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Desde mi pubertad cuando jugaba en la vieja y reconocida cancha de mi pueblo denominada “El Mercadito”, me fascinaba con las grandes atajadas de Julio Cesar Falcioni, me deleitaba con las gambetas endiabladas de Willington Ortiz, me maravillaba con las acrobacias de Roberto Cabañas, los tiros libres de Juan Manuel Battaglia y la eficacia del Pipa de Ávila o el Tigre Gareca, sumado al pentacampeonato obtenido (1982, 1983, 1984, 1985) y las tres finales consecutivas de la Copa Libertadores (1985, 1986 y 1987) me convirtieron en hincha fiel del gran América de Cali.

Fueron muchos años de gloria, triunfos, títulos y alegrías brindado por la Mechita, pero infortunadamente el club fue incluido en la lista Clinton, lo que desato dificultades económicas que llevo al equipo al borde de la desaparición, lo que desencadeno una crisis administrativa y deportiva permitiendo al América a descender a la primera B del fútbol colombiano.

Fueron 5 años de tristezas, sin sabores para su gran hinchada, quienes a pesar del descenso y la burla de los hinchas de otros equipos quienes hasta le cambiaron el nombre, apodándonos Aberica, pero su hinchada devota y demostrando que el club es la pasión de un pueblo no claudico y siguió fiel acompañando a su equipó llenando los estadios y convirtiendo en la oportunidad que los equipos de la B recaudaran grandes sumas de dineros y protagonismos al enfrentar al América.

Pero como no hay mal que dure 100 años y cuerpo que lo resista, la cita con la historia, el reencuentro con sus títulos, tradición y grandeza se cumplió en noviembre de 2016 cuando se retornó donde nunca debió salir, a la primera División del fútbol profesional colombiano, donde con nomina reducida y una economía austera lucho para no padecer nuevamente el descenso.

Gracias a la gestión de Don Tulio Gómez conseguimos conformar un equipo competitivo, sin jugadores de gran renombre, pero con vocación y amor por la camiseta, con sed de triunfo y bajo la dirección técnica de un mundialista Alexandre Guimarães logramos después de 11 años saborear las mieles del triunfo, recuperar su status y su condición de equipo grande e histórico, obteniendo el campeonato del fútbol colombiano y la estrella 14 del club.

Hoy con la alegría del título y después de callar a muchos detractores, quienes nos despreciaban por la crisis padecida por el equipo, con orgullo y satisfacción le gritamos al mundo del futbol, que la pasión de un pueblo está de regreso, que el quinto mejor equipo colombiano del siglo XXI, el segundo equipo colombiano de la Conmebol en torneos internacionales y según la FIFA uno de los clubes clásicos del mundo está de vuelta y reclama su protagonismo.

Pero la euforia del triunfo no puede enfermarnos y endiosarnos, se debe seguir trabajando diligentemente en la organización administrativa del club, en la recuperación económica y la consolidación de una base deportiva (cantera) y un plantel profesional que permitan que el fantasma del pasado (descenso) no regrese, por el contrario, volvamos al olimpo del fútbol y podamos seguir cosechando triunfos y conseguir la tan anhelada y esquiva Copa Libertadores de América.


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