Las felicitaciones del FMI al gobierno colombiano- Por: Germán Valencia

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Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia

Por raro que parezca, en especial con un gobierno de “izquierda”, el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) –el organismo de crédito más importante del mundo– elogió este mes al gobierno de Gustavo Petro por el buen manejo macroeconómico que le está dando al país. En su comunicado de presa 23/90, sobre su Artículo IV de Colombia, felicitó a las autoridades económicas del país “por la notable solidez de sus políticas y marcos institucionales”.

En el balance que entregó el organismo multilateral este 22 de marzo –luego de la visita de los funcionarios del Fondo a Bogotá a mediados de febrero y después recoger y contrastar la información que tenían de primera mano sobre las distintas variables de la economía– reconoció que el Gobierno nacional ha sabido asumir los retos que le impuso el periodo de pos-pandemia, caracterizado por una recesión mundial y graves problemas financieros.

Para el Fondo resultan muy acertadas las políticas que han ejecutado los tomadores de decisiones, lo que ha permitido que Colombia se destaque entre las economías emergentes por ser una de las más dinámicas y prósperas, con un crecimiento económico del 7,5% para 2022. Incluso advierten que, a pesar del incremento proyectado del 1% para este año y del 1,9% para el próximo, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) es envidiable, si lo comparamos con otros países.

En breve, para el FMI la economía colombiana se encuentra en una senda de crecimiento sostenible –que estima se eleve en los próximos años a 3,3%–, de allí su admiración y nota de felicitación en este último informe donde respalda “la resiliencia de la economía y su capacidad para responder a las crisis”. Por eso, el informe  concluye y certifica que “la política económica del país continúa siendo sólida y encaminada a corregir los desequilibrios macroeconómicos de la pandemia”.

Estos buenos resultados son fruto de un manejo macroeconómico acertado, al menos, en cuatro tipos de decisiones.

La primera se asocia a la reducción del déficit fiscal. El Gobierno nacional, en lugar de endeudarse y aumentar su gasto en época de pos-pandemia, ha adoptado una conducta de moderar el gasto y cumplir la regla fiscal. El déficit creciente del gobierno central, dejado por la pasada administración que subsidió el consumo de la gasolina, viene reduciéndose durante este nuevo mandato. Según las proyecciones del Fondo, la decisión de ajustar las tarifas de los combustibles hará que el hueco fiscal desaparezca en pocos años y mejoren las finanzas públicas.

La segunda decisión importante ha sido la política monetaria restrictiva que viene aplicando el Banco de la República para controlar la inflación. La decisión del emisor de subir las tasas de interés permitirá controlar el nivel creciente de inflación y hará que en los próximos meses se disminuya gradualmente esta variable. Para el FMI, a finales de 2023 la inflación descenderá a niveles del 8,4% y en los dos siguientes años, al cierre del gobierno Petro, nuevamente el índice de precios al consumidor (IPC) volverá al 3% en promedio.

La tercera decisión acertada del Gobierno es la de plantear una serie de reformas estructurales con las que se busca “mejorar la equidad y la inclusión social” y proteger a la población más vulnerable. Para el Fondo, las reformas a los sectores de la salud, las pensiones y los mercados laborales son necesarias y convenientes para el país en términos de reducir los desequilibrios internos, de allí que “vieron muy positivamente los objetivos de estas reformas”.

En este sentido, según el organismo multilateral, el gobierno Petro está actuando de forma correcta al proponer y defender una serie de reformas económicas y sociales con las que busca promover la transformación productiva con justicia social. Valora el hecho de aprobar una reforma tributaria con la que busca incrementar el gasto social. Aunque reconoce también que este es un tema difícil, en especial con los poderes económicos pues afecta sus bolsillos, de allí que le pide al Gobierno “hacer reformas con cautela”. Estas reformas deben ser consultadas, dialogadas e implementadas con prudencia y cuidado, pues pueden afectar la estabilidad fiscal y financiera del país.

Finalmente, la cuarta decisión importante es la de impulsar la transición energética. Esta es una tarea en la que también debe avanzarse con cuidado, mediante un plan a mediano y largo plazo. Esta es una meta estructural que debe impulsarse de forma gradual, pues transformar la dependencia de la economía en productos minero-energéticos como el petróleo y el carbón es una tarea de largo aliento. Pero debe ser una meta frente a la cual debe iniciarse desde ya, para que el planeta transite a una reducción de la emisión de carbono a una situación con un crecimiento económico más sostenible.

En síntesis, el organismo económico multinacional felicitó al gobierno colombiano por el buen manejo que le está dando a su macroeconomía. Le dieron su bendición por su compromiso con la reducción del déficit fiscal, el control de la inflación, las iniciativas de reformas sociales y la apuesta por la transición energética. Medidas que han permitido al país que se ubique en la senda del crecimiento sostenible.

Una bendición que puede resultar incómoda para algunos sectores, en especial para los críticos del modelo neoliberal y de mercado que impera en Colombia y en el mundo. Pues saben muy bien que el FMI es tal vez el organismo que más defiende y protege las políticas de mercado y al sector financiero internacional. De allí que miren con desconfianza este tipo de honores que le hacen al país.

Sin embargo, hay que ver lo positivo y estratégico que puede resultar esta mención de honor del FMI. Esta puede verse como una oportunidad para el país de acceder a créditos más baratos y con menos trámites para realizar inversiones y salir de posibles apuros financieros. La buena evaluación significa que las calificadoras de riesgo mejorarán la confianza inversionista en el país y los bancos prestamista les ofrecerán créditos a menos costos –Línea de Crédito Flexible (LCF) por aproximadamente 9.800 millones de dólares– debido, precisamente, a la “sólida resiliencia de Colombia”.

Finalmente, un visto bueno externo que sirve para decirle a la sociedad y al mundo que el gobierno colombiano está trabajando decididamente en cumplir su promesa de desarrollar y desplegar el capitalismo. Que viene impulsando un modelo de mercado que apoya las transformaciones productivas, la industrialización y desarrollo económico, pero que está acompañado con unas políticas que buscan también la justicia social. Un modelo que logra impulsar el crecimiento económico y, al mismo tiempo, provoca que este bienestar se derrame en todos los sectores sociales para reducir la pobreza y las desigualdades.

 


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