Las mil y una formas de fraude electoral-Por: Bernardo Ramírez del Valle

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Nunca habrá un vademécum tan completo como para hallar las mil y unas formas de hacer fraude electoral. En Colombia. Magangué es quizás el municipio del país donde por desgracia han salido buena parte de los casos de referencia de ese libro..

Elecciones como la mía, cuando aspiré a la alcaldía en competencia contra Gonzalo Botero; la de Pablo Lora contra la segunda de Botero y la segunda de Marcelo Torres contra Arcesio Pérez, constituyen solo tres de muchos casos referentes de «chocorazos» electorales en Magangué.

Es que en Magangué, no es suficiente ganar en las urnas. Aquí el que escruta, elige.

La trampa suele montarse mucho antes de los comicios. El «arreglo de jurados» para que cerrada la elección marquen tarjetones sin marcar en favor de un candidato; el viejo truco de urnas «preñadas» de tarjetones desde antes de abrirse oficialmente la jornada electoral; el diligenciamiento fraudulento del E-14 por el jurado de mesa, que anota una cifra distinta a la «cantada» en favor de un candidato, y luego, en la registraduría, la trasmisión de los datos a Bogotá «cantados» por quienes extraen de las bolsas el E-14 y leído en voz alta con alteración de los resultados, son algunas formas de fraude que suelen pasar desapercibidas.

Para las elecciones de este domingo, se vienen armando en el territorio del municipio, trampas por doquier. Se sabe de una campaña que viene contratando adolescentes para que sirvan de «guías» a cieguitos y viejitos de los corregimientos (Barrancayuca, por ejemplo), para que marquen por ellos. Les pagan 50 mil pesos. También se habla de la masiva compra de votos en corregimientos y barrios de la ciudad. Del intento de soborno al registrador y del plan de «comprar» claveros de la urna triclave para, en la noche de las elecciones, alterar los resultados. En fin.

Vale recordar, que a Magangué le cabe el deshonroso mérito de haber sido la ciudad donde se inventó el «carrusel electoral», aún vigente, y de haber estado en el ojo de escándalos electorales de talla nacional.

Detectar y adivinar las viejas trampas, y desarmarlas, y adivinar las nuevas, constituye una labor que toda campaña electoral seria debe realizar para evitar que la voluntad popular sea aupada por los avezados y conocidos «reyes» del fraude electoral en el municipio.

Para lograr neutralizar esas «trampas», debe contarse con un equipo bien entrenado de testigos electorales que no se separen un segundo de las urnas en su labor de vigilar cada mesa de votación. Igual, contar con experimentados testigos en la registraduría, desde el mismo momento en que se cierre la elección (5 PM) y hasta el cierre de la urna triclave.

 


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