Le enseñamos a Luis Carlos Vélez, el periodista que pordebajeó a la COP 16, la importancia del evento

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Por: Redacción Pares- El odio es mal consejero para un periodista. La admiración extrema hacia algo también. Luis Carlos Vélez ha demostrado un odio visceral hacia Gustavo Petro y un apego extremo hacia su propia imágen. Eso lo hace cometer equivocaciones. Una de ellas fue clamorosa y ocurrió el pasado 26 de septiembre cuando, llevado por su ignorancia, pordebajeó la COP 16, el evento que se realizará en Cali a finales de octubre y que es considerado el más importante en el mundo sobre biodiversidad y preservación del medio ambiente. En la emisión de su noticiero radial el hijo de Carlos Antonio Vélez le preguntó a Juan Lozano, uno de sus compañeros, sobre qué noticiero cubriría la COP 16, a lo que Lozano respondió que Telepacífico haría un cubrimiento especial. Esto desató una carcajada en Vélez. Una muestra de burla no sólo contra Petro sino contra un medio que tiene más de cuarenta años al aire y que ha sido pionero de la televisión regional.

Telepacífico ante el desplante del director de la F.M respondió de esta manera: “Estamos seguros de que nuestra cobertura reflejará, una vez más, nuestra capacidad para cumplir con los más altos estándares en cualquier medio y mostraremos con orgullo todo lo que nos representa”

Para Cali es un logro ser sede de este evento no sólo por lo que le representará a la ciudad albergar a 12 mil visitantes que reactivarán la economía sino porque este es un evento que blindará a la ciudad en el cuidado del medio ambiente y a los líderes que impulsan iniciativas para preservarlo y cuyas vidas corren peligro permanente. Colombia, talvez no se ha enterado Vélez, es el país en donde más se corre peligro emplear políticas para preservar el ecosistema.

La Cop 16 no es un invento castrochavista como más de un periodista que añora al uribismo nos quiere hacer creer, COP (Conference of the Parties, por sus siglas en inglés) significa Conferencia de las Partes y es el nombre dado a las reuniones de los países que toman decisiones para su respectiva convención y tiene sus propios procedimientos y agendas, aunque todas comparten el objetivo común de proteger el ambiente global.

El número 16, por su parte, indica que es la décima sexta reunión de las partes (o países) que han ratificado el Convenio sobre la Diversidad Biológica.

En la COP16 se buscará avanzar en la implementación del Marco Mundial Kunming-Montreal para la Biodiversidad, un plan global para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el año 2030. La COP16 también servirá como un espacio para promover la cooperación internacional y fortalecer las políticas ambientales a nivel global.

Gracias a la labor del presidente Petro, que se ha convertido en un líder global en la defensa del medio ambiente, y a la ministra Susana Muhamad, Colombia pudo conseguir ser la sede de este evento. Es un reconocimiento a la biodiversidad de la que hace gala Colombia -es segundo en ese rating- y también a Cali quien tiene todo un caleidoscopio de culturas, de ríos, de flora, fauna y costumbres que constituyen una biodiversidad.

A Vélez hay que recordarle los hitos que ha conseguido la COP en sus versiones anteriores y que está intentando mantener con vida un planeta que se quema y se asfixia:

La COP1, realizada en 1994 en Nassau (Bahamas), sentó las bases para la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica.

La COP10 adoptó el Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 y los Objetivos de Aichi, en 2010, en Nagoya (Japón).

En la COP15, desarrollada hace dos años en Canadá, se adoptó el histórico Marco Mundial Kunming-Montreal para la Biodiversidad, un acuerdo que establece metas ambiciosas para la conservación de la biodiversidad en la próxima década.

Como convencidos de que la Cop 16 marcará un antes y un después en la concientización de la preservación del medio ambiente en Colombia, aconsejamos al comunicador Vélez que se documente un poco más a la hora de mostrar públicamente sus preferencias políticas. Desinformar es un pecado que jamás podrá cometer un periodista y menos si lo hace motivado por el odio.


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