Del “Pacto Histórico” de la “Revolución en Marcha” al “Pacto Histórico” de la “Colombia Humana”
Alfonso López Pumarejo, empresario, banquero, político, pensador y diplomático liberal colombiano (Honda, Tolima, el 31 de enero de 1886 – Londres, 20 de noviembre de 1959), es el ídolo nacional que inspira el ideario político de Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana y del Pacto Histórico, a quien las encuestas dan como el sucesor del presidente Duque. A nivel internacional, el ídolo inspirador de Petro es la social-demócrata, Ángela Dorothea Merkel, ex Canciller General de Alemania, quien se mantuvo democráticamente en el poder por dieciséis años (2005 – 2021).
Estas reveladoras improntas ideológicas las reafirma Petro en su libro “UNA VIDA MUCHAS VIDAS” publicado por la Editorial Planeta (2021), y las ha expresado en todas sus intervenciones políticas. No es el venezolano Simón Bolívar ni el “negro” Jorge Eliécer Gaitán quienes merecen el culto de Petro, sino, quizás, el más conspicuo dirigente de la oligarquía colombiana que fuera dos veces presidente de Colombia durante la primera mitad del siglo XX.
Y no es una estratagema coyuntural de Petro, sino que su auto definición como LIBERAL SOCIALDEMÓCRATA la hereda desde su militancia en el M-19, el único movimiento insurgente colombiano, que contrario a los demás, se definía ideológicamente como “nacionalista” y “socialdemócrata”, con el objetico primordial de instaurar una verdadera democracia en Colombia.
Y es que el Partido Liberal después del gobierno de José Hilario López (1849 – 1853), que estableció por primera vez en Colombia reformas políticas, económicas y sociales de profundo contenido socialdemócrata, como la manumisión de los esclavos, la ley agraria, la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de prensa y la federalización, no había podido implementar nuevas reformas sino hasta casi un siglo después, durante el gobierno de Enrique Olaya Herrera y los dos gobiernos de López Pumarejo.
Estos gobiernos sucedieron a un régimen de hegemonía conservadora de más de cuarenta años caracterizado por sangrientas guerras civiles, como la de los Mil Días (1899 – 1902), el regalo de Panamá a los Estados Unidos (1903) y la brutal represión al incipiente movimiento obrero (Masacre de las Bananeras, 1928), en contra del cual se rebeló pacíficamente López Pumarejo a través de una plataforma ideológica liberal que denominó la “Revolución en Marcha”, que él mismo definió como “el deber del hombre de Estado de efectuar por medios pacíficos y constitucionales todo lo que haría una revolución”.
En noviembre de 1929, López fue elegido como Director del Partido Liberal y ante la división del conservatismo para las elecciones de 1930, promovió la candidatura del liberal Enrique Olaya Herrera, quien era embajador de Colombia en los Estados Unidos, mediante la conformación de un “pacto” histórico multipartidista, del que hicieron parte facciones disidentes del partido conservador, el naciente partido comunista colombiano y las nacientes organizaciones políticas del movimiento obrero, lo que permitió ganar las elecciones y recuperar el poder para el partido. Cualquier semejanza con la realidad política actual no es mera coincidencia.
Sin duda alguna, ese “pacto histórico” promovido por López, dio inició en Colombia a una época de grandes transformaciones políticas, económicas, laborales, sociales y culturales que comenzaron en el gobierno de Olaya Herrera (1930 – 1934) y se prolongaron durante los dos gobiernos de López Pumarejo (1934 – 1938 y 1942 y 1945).
A Olaya le correspondió mitigar los efectos de la Gran Depresión Mundial de 1929, coyuntura aprovechada por el liberalismo para impulsar el tránsito de un “Estado gendarme” a un “Estado intervencionista”, con el que se inicia un proceso de proteccionismo a la producción nacional, el fomento y el desarrollo de la industria colombiana con capitales nacionales; un desarrollo endógeno, es decir, hacia adentro, basado en el mercado nacional y la expansión de la demanda interna. En estos gobiernos se presentó un descenso en las importaciones y un estímulo a la industria nacional. Algo similar a lo que propone Petro y el Pacto Histórico.
Entre las más importantes conquistas logradas por el liberalismo colombiano en el siglo XX señalamos las siguientes:
-La instauración del “Estado Social de Derecho” (reforma constitucional de 1936) en la que el Estado obliga al ciudadano al cumplimiento de sus deberes sociales, obligación que se traduce en los principios de que la propiedad debe cumplir una función social, el interés general prevalece sobre el interés particular y el derivado de la expropiación por utilidad pública.
-Se implementa la política del “New Deal” (Nuevo Trato), promovida por el presidente Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos y por el economista John Maynard Keynes, que constitucionaliza el intervencionismo de Estado como política pública de Estado que busca no solo racionalizar la economía, sino garantizar al trabajador la protección de sus derechos laborales, introduciendo un equilibrio entre las relaciones obrero-patronales.
-Se reconoce el derecho a la huelga y la promoción estatal de las organizaciones sindicales.
-Se estableció la libertad de cultos y la laicización de la educación.
-Se implementó una revolucionaria reforma educativa en beneficio de la universidad pública: se construyó la Ciudad Universitaria de Bogotá, para albergar en un solo ambiente a todas las facultades y escuelas que formaban la Universidad Nacional de Colombia; se promovió la financiación estatal de las universidades, la democratización de sus autoridades; la consagración de las libertades académicas, la participación de profesores y estudiantes en el manejo del claustro, la vinculación de la mujer, la apertura de nuevas y más diversas carreras, el estímulo a la investigación, los servicios sociales y la función de extensión académica.
Coletilla:
Aunque las épocas son distintas y han transcurrido casi tres cuartos de siglo entre el “Pacto Histórico” republicano y la “Revolución en Marcha” de López Pumarejo y el “Pacto Histórico” y la “Colombia Humana” de Gustavo Petro, las circunstancias históricas y sus semejanzas ideológicas guardan vigencia; sólo que el “Estado gendarme” de ayer es el “Estado neoliberal y autoritario” de hoy; el modelo económico exógeno o de crecimiento hacia afuera de ayer es el “Estado confianza inversionista” y “globalizado” de hoy, que deja al garete a la producción nacional, y la explotación indiscriminada de nuestras riquezas naturales por la inversión extranjera de ayer es la misma de hoy.
Por eso la Colombia de hoy necesita y merece un nuevo PACTO HISTÓRICO (un “nuevo trato)” y un nuevo modelo de desarrollo económico con rostro humano (Colombia Humana), que no dependa de las divisas que generan las contaminantes y destructivas fuentes de energía fósiles (petróleo y carbón) sino de fuentes de energía alternativas y que reivindique el campo y la industria nacional, entre muchos aspectos. Y por eso el Partido Liberal debe co-coliderar este pacto.