¡Los buenos momentos de Gustavo Petro! – Por: Alfonso Hamburger.

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-Ya arrancó la tercera guerra.

Yo voté por Gustavo Petro. Y sentí ese vibrar de los jóvenes sincelejanos que estaban viendo la transmisión en directo por TV en un centro comercial. Cuando Petro sacó una luz de 800 mil votos sobre el viejito y las mesas informadas pasaban del noventa por ciento, la alegría era desbordante. En la puerta de mi casa había un equipo de sonido con una gaita celebrando y mi hija adolescente bailaba enrollada en la bandera tricolor. En 212 años de vida republicana no habíamos elegido un presidente tan popular, que tocara nuestras fibras.

Pero empezó un golpe de Estado blando por etapas. Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales se exacerbaron en las fake news.  El presidente estaba loco. No le cumplía a nadie. Cada día surgió un escándalo. La oposición iba acelerando el tiempo. Cuando Petro cumplió seis meses en el cargo, decían que ya iba un año. Querían sacarlo a como diera lugar con una narrativa exasperante.

La situación pareció tocar fondo con el caso de la jefe de gabinete Laura Sarabia y el embajador de Venezuela Armando Benedetti, con muerto a bordo y muchas mentiras. Surgieron nuevos influencers que dejaron las noticias culturales para repetir textualmente las “primicias” de la revista Semana.! ¡Hay Chuchi! Buscando tráfico en sus contenidos. Había nacido una nueva forma de facturar, haciendo trizas el periodismo. Ese periodismo descontextualizado y que marcha en un solo canal: acabar con el presidente.

Pero el vendaval no fue eterno. Hay cuatro o cinco cosas que se pueden destacar en el resurgimiento del presidente, que le significó apenas un punto en los sondeos de opinión. Sus viajes al exterior, donde se ha convertido en un líder de la agenda 20- 30. Su viaje a La Guajira. El triunfo en la Haya en el caso de Nicaragua. Su discurso en la instalación del segundo periodo del Congreso, donde habló de la tercera guerra, de la paz total, de la disminución de las muertes entre miembros de la fuerza pública por el acuerdo bilateral de cese al fuego con el ELN, y el control de la exportación de coca.

Amén de la caída del dólar, pero anuncia el inicio de la tercera guerra, la guerra del siglo XXI, de las bandas criminales del microtráfico, por la rentabilidad del negocio, y la desaparición de la guerra subversión -Estado.

Aún persisten las amenazas, porque de la calumnia algo queda. Lo único que se percibe es que Colombia tiene presidente.

Ojalá que no suframos otras decepciones.

 

 

 

 

 


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