Ante la creciente crisis de la política contemporánea, cada vez se exige una renovación en las costumbres políticas que nos conlleven a depurarla, erradicar la corrupción, clientelismo o nepotismo, para devolverle su esencia como el arte de servir a los demás, desvirtuando la afirmación del escritor suizo Louis Dumur quien manifestaba que “la política es el arte de servirse de los hombres haciendo creer que se les sirve”.
Para ello se hace necesario que los aspirantes cuenten con unas cualidades y calidades humanas definidas, es por ello que creo necesario que los políticos cuenten con una credibilidad que nos permita confiar en sus propuestas y planes de gobierno y no encontrar sorpresas después de elegidos.
De la misma manera se requiere que se tenga firmeza de las decisiones tomadas, que le permita demostrar a sus gobernados determinación en su gobierno, autoridad frente a su equipo de trabajo trasmitiendo unidad de mando, definiendo políticas de gobierno unificadas, además debe ser honesto y responsable con sus electores, los cuales lo apoyaron por unas propuestas y plan de gobierno.
En las elecciones de Estados Unidos y últimamente en Brasil analizamos como se eligió a Donald Trump y Jair Bolsonaro a pesar de ser políticos de ultraderecha, que despiertan revuelo y preocupación con sus ideales, pero que al contrario de muchos políticos las mantienen en sus gobiernos, demostrándole al pueblo que cumplen a cabalidad con lo propuesto en campaña.
En contraposición de estos políticos, hemos encontrado en Colombia que hace carrera todo lo contrario, que los políticos toman una posición, proyectan una imagen y formulan al constituyente primario propuestas como candidatos, las cuales posteriormente son cambiadas e incumplidas al ejercer su mandato, constituyendo con esto una burla al elector.
Nos hemos vuelto ingenuos en la política o cómplices de estos políticos, no existe otra explicación para que los últimos presidentes nos hayan manifestados en los debates que “Le puedo firmar sobre piedra o sobre mármol, si es necesario, que no voy a incrementar las tarifas de los impuestos durante mi Gobierno” o “construir un estado austero, menos impuestos, más remuneración” pero vaya sorpresa al ejercer sus mandatos hicieron totalmente lo contrario a lo ofrecido y el pueblo arrodillado permite esta burla.
Como me gustaría que en Colombia existieran políticos con la credibilidad de Barack Obama quien en su campaña le inculco al pueblo “si se puede” y a través de su mandato permitió que los gringos volverían a creer, o la firmeza de Winston Churchill que, a pesar de la incredulidad de muchos, mantuvo la determinación de luchar contra la barbarie nazi.
Es hora que el pueblo despierte del letargo que nos han sumido, de exigir a nuestros gobernantes el cumplimiento de sus propuestas de campaña y programas de gobierno, no podemos seguir siendo los convidados de piedra de gobernantes indolentes, los cuales no enamoran en campaña, pero en su mandato nos aplican el adagio popular “quedaron como las novias de barranca”; si queremos un futuro para todos, debemos comenzar a construir un país justo todos cumpliendo lo prometido.