Los ídolos del vallenato que adoraba Jorge 40- Por: Redacción Pares

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La influencia de los paramilitares en Valledupar empezó a sentirse con fuerza en 1996. El auge de las AUC en el Cesar tuvo como excusa los continuos secuestros, chantajes y asesinatos que las FARC les perpetraba a los ganaderos del departamento. Pronto la causa antisubversiva se degeneró en otra cosa. Los abusos de comandantes de las AUC, despojo de tierras, masacres, narcotráfico, expuso los dientes del monstruo. Los paras, además, aspiraron al poder político haciendo elegir sus fichas en el congreso durante las elecciones del 2002. El hombre fuerte de los paras en Valledupar era Jorge Tovar Pupo, mejor conocido como Jorge 40.

Hijo de la distinguida señora de la ciudad, Cecilia Pupo, en su primera juventud se caracterizó por su espíritu parrandero. En ningún momento dejó escapar alguna inquietud política. Su personalidad quedó plasmada en la novela de Alfonso Sánchez Baute, Líbranos del mal. En uno de sus capítulos muestra la perplejidad de los amigos de papa -apodo con el que lo conocían desde que era niño al comandante de las AUC- vestido de camuflado y diciendo ante una cámara de televisión un discurso complejo “¿Y desde cuándo a este le gusta la política?” se preguntaban. Niño bien del colegio Nacional Loperena y del Club Social de Valledupar cultivó, entre sus más disímiles amistades, la de Ricardo Palmera, a quien los años lo pondrían al otro lado de la guerra, siendo el comandante de las FARC Simón Trinidad, quien hoy continúa encerrado en una cárcel en los Estados Unidos.

Jorge 40 fue el temible comandante del Bloque Norte de las AUC. A todos sus crímenes, masacres, extorsiones, desapariciones, se suma la de la paraeconomía y la parapolítica. El computador de su mano derecha, Don Antonio, ayudó a quitarle la máscara a fichas claves del uribismo como el ex director del DAS, Jorge Noguera, implicado en asesinatos tan atroces como el del profesor Jorge Correa de Andreis.

Ese festín de sangre y corrupción no le quitó las ganas de la parranda. A Jorge 40 le gustaba el vallenato. Según rumores que circulan en Valledupar llegó a ser cercano de Poncho Zuleta. Declaraciones de un exparamilitar, publicadas en Verdad Abierta, afirmaban que hombres pertenecientes a los gaitanistas, adeptos a Jorge 40, habrían hecho varias reuniones con ganaderos y comerciantes para fortalecer el apoyo a su causa en la finca de este ídolo del vallenato. “Por estas declaraciones, la Fiscalía expidió una orden de captura contra el músico el 9 de enero de 2010, pero que fue suspendida porque Zuleta aseguró que estaba dispuesto a colaborar con la justicia para desvirtuar todos estos señalamientos”. Poncho incluso ha sido asociado con el temible sicario de Kiko Gómez, Marquitos Figueroa.

Zuleta siempre se ha defendido de estas acusaciones. Sin embargo, hay una grabación que podría ser la prueba de su afinidad con los paramilitares. En el año 2003, durante un concierto en Astrea, César, se escuchan tres ráfagas de ametralladora y en seguida la voz de Zuleta que dice «Nojoda, viva la tierra paramilitar, vivan los paracos». Poncho siempre dijo que esa no era su voz, que se trataba de un montaje.

Jorge 40 amaba a Diomedes Díaz. Cuando éste fue condenado a doce años por la muerte de Doris Adriana Niño un juez le dio casa por cárcel por haber sido diagnosticado con la enfermedad de Guillan-Barré. La fiesta le duró a Diomedes sólo dos meses ya que otro juez revocó la decisión. Pero el ídolo quería seguir fuera de la cárcel de Valledupar así que le pidió ayuda al comandante del Bloque Norte de las AUC. Uno de sus hombres de confianza, David Hernández Rojas, alias 39, lo sacó a escondidas de su casa y desde entonces un grupo armado, a las órdenes de Jorge 40, cuidó a Diomedes y lo mantuvo lejos de la cárcel. El comandante paramilitar por esos años le dio una hacienda a su ídolo llamada Las Nubes, 351 hectáreas arrebatadas a sus verdaderos dueños, la familia González Hinojosa, en donde gozó de una inmerecida libertad.

Después de la muerte de Diomedes, en diciembre del 2013, empezó una pelea entre los 18 hijos reconocidos del cantante por el terreno. Cinco años después la Unidad de Restitución de Tierras dejó viendo un chispero a los herederos ya que les devolvió la tierra a sus legítimos dueños.

La relación de los vallenateros con la delincuencia a quedado plasmada en varios saludos en sus canciones. En El gavilán mayor, Diomedes saluda a Santander Lopezsierra, mejor conocido como el Hombre Marlboro. Jean Carlos Centeno y Silvestre Dangond estaban dando un concierto en el matrimonio de alias “Fritanga” cuando éste fue sorprendido por la policía. En la canción Descarga de besos, Jorge Oñate nombra al temible Marquitos Figueroa. A Kiko Gómez, ex gobernador de La Guajira, señalado de ordenar el asesinato de más de cincuenta personas, el cantante Beto Zabaleta le dedica una canción.

Una relación complicada la que tienen criminales como Jorge 40 con el vallenato, a quienes no pueden juzgarse por esto, ya que no está estipulado como delito por la ley colombiana. Foto: Inforbae

 

 


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