¡Mierda, qué vaina! Vamos a ver que María Isabel Urrutia también estaba “facturando” en el Ministerio del Deporte. Dizque en el último día de su ministerio, entre las 10 PM y las 2:00 AM, firmó más de 200 contratos por más de $3,200 millones de pesos.
¡Nojoda, está vaina si me ha cogido por sorpresa! ¿Quién cojones iba a pensar que nuestra flamante medallista olímpica iba a salir semejante bandida?
En Colombia nunca se sabe cómo va a reaccionar la gente al ser nombrada en un cargo de importancia. El tipo (o tipa) puede ser en el papel una estrella rutilante en su campo, que al llegar al ministerio o importante cargo público esa persona se tuerce y empieza a robar.
Mis contactos afro-colombianos por aquí me van a tener que perdonar, pero, ¡qué negra tan bruta! Después de esto, cualquier futuro presidente lo va a pensar dos veces antes de nombrar a otro afro en un cargo público. Petro quiso ser incluyente en la conformación de su ministerio, pero María Isabel Urrutia resultó un petardo y una bandida.
¡Nombe no, así no se puede! El colombiano no piensa sino en robar. Si una medallista olímpica llega a un ministerio a robar, eso quiere decir que esa pobre mujer no entendió nada sobre lo que encierra el espíritu olímpico. Lord Coe ganó medallas de oro para su país (Inglaterra) en las olimpiadas de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984 y hoy en día es el presidente de la Asociación Mundial de Atletismo.
María Isabel Urrutia también ganó medallas olímpicas para su país, y hoy en día es investigada por contratación indebida en su ministerio.
Ahí está la diferencia entre Inglaterra y Colombia. Un colombiano no puede manejar plata porque se vuelve loco enseguida y empieza a robar. ¡Todo el mundo roba, todo el mundo se tuerce tan pronto ve billete!
Somos un país condenado…